La edificación, que se aproxima a un siglo de antigüedad, fue una de las pocas que permanecieron en pie dentro de la zona que resultó afectada por los incendios registrados en aquella localidad del archipiélago volcánico.
“Es una casa 100% de madera, así que no es a prueba de fuego ni nada de eso”, dijo Dora Atwater Millikin, propietaria del hogar, al diario Los Angeles Times. Junto a su esposo, Trip Millikin, se sigue preguntando qué la libró de quedar incinerada por el siniestro.
Sin poder barajar otras alternativas, la pareja considera que el hecho de que la casa que adquirieron hace dos años se encontraba en restauración pudo haberla "blindado" ante el fuego, ya que el follaje de sus alrededores había sido retirado y su techo de asfalto original cambiado por uno de metal de gran calibre.
El siniestro, considerado como el peor desastre natural que ha enfrentado Hawaii, no sólo destruyó viviendas y establecimientos, también causó la muerte de al menos 114 personas y dio pie a la desaparición de casi 850.
Expertos han señalado que el incendio pudo haber comenzado por el colapso de cables de electricidad debido a fuertes ráfagas de viento sobre follaje, lo cual, rápidamente, extendió las llamas hasta los poblados afectados.