Ocurrió en Tolhuin, en la provincia de Tierra de Fuego, al sur de Argentina. Una familia decidió hacer una parrillada en el horno. Para ello, compraron un kilo de chorizo artesanal en una carnicería.
Toda la comida lucía apetecible, así que empezaron a degustarla. El sujeto partió un chorizo, la mitad se la dio a su hijo y la otra se la quedó él. Cuando el padre intentó tascar, se dio cuenta que un proyectil estaba dentro del embutido.
“Por suerte no lo tragué y decidimos tirar todo enseguida. Me pegué un gran susto”, reveló el hombre a la radio AireLibreFM.
Detalló que al cortar el chorizo vio un pedazo de bronce y pensó que era el resto de una máquina picadora de carne, “pero miré detalladamente y era un proyectil”.
Tras el sorprendente hecho, la familia puso una denuncia ante la Dirección de Bromatología del municipio. El hombre presentó el recibo de compra para que se investigue la línea de producción de la carnicería.
“Me tocó a mí que mastiqué, y por suerte que no lo tragué, pero casi me parte una muela”, afirmó el comensal.
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