La dominación rusa del mar Negro parecía hasta ahora incontestable, pero la pérdida del crucero Moskva, que se hundió el jueves, va más allá del revés operacional en la guerra de Ucrania, ya que tenía un enorme valor simbólico.
El buque insignia de la marina rusa en el mar Negro, operativo desde principios de los 80, se hundió en pocas horas, llevando consigo al fondo una parte del orgullo de las fuerzas armadas del presidente Vladimir Putin, muy castigadas desde el inicio de la invasión de Ucrania, el 24 de febrero.
Según Moscú, el crucero sufrió un incendio a bordo que hizo explotar la munición. Kiev, por su parte, reivindica un ataque con misiles.
En ambos casos, "es una pérdida simbólica muy fuerte", para el almirante francés ya retirado, Pascal Ausseur, director general del centro de análisis Fundación Mediterránea de Estudios Estratégicos (FMES).
Un navío como este debería poder seguir en combate después de uno o varios impactos, y poder controlar un incendio. "Es un barco de 12.000 toneladas que se hundió en 12 horas (...) No es lo normal", añade Ausseur a la AFP.
El Moskva, de 186 metros de eslora, portaba 16 misiles antinavío Bazalt/Voulkan, misiles Fort (la versión marina de los S-300 de largo alcance) y misiles de corto alcance Osa. Así como lanzacohetes, cañones y torpedos.
- Protección aérea -
El barco podía llevar hasta 680 soldados a bordo, según el ministerio de Defensa rusa, y "aseguraba la protección aérea del resto de navíos durante las operaciones", afirmó en Telegram el vocero de la administración militar regional de Odesa, Serguéi Bratchuk.
Aunque, según los expertos occidentales consultados por la AFP, su pérdida a nivel operacional es, a la vez, enorme pero manejable para Rusia.
Con su armamento protegía íntegramente un diámetro de 150 kilómetros a la redonda, explica a la AFP Nick Brown, experto del Instituto privado británico de Información Janes. "Con Turquía bloqueando a los navíos rusos los estrechos del Bósforo y de los Dardanelos, será difícil que Rusia pueda sustituir su capacidad de defensa aérea", explica.
Pero "el resto de la flota del mar Negro sigue siendo una fuerza importante", resume Brown, sobre todo con las modernas fragatas de tipo Almirante Grigorovich, equipadas con defensas antiaéreas más avanzadas que las del Moskva, aunque de alcance más corto, y con misiles de ataque terrestre Kalibr.
Pero el revés de Moscú es considerable. Tras haber renunciado al control del espacio aéreo ucraniano y mostrar sus debilidades tácticas y estratégicas en las primeras semanas de la operación terrestre, ahora es su marina la que se ve tocada.
- "Verdadera vulnerabilidad" -
"La implicación de la marina rusa en la guerra era bastante limitada", cuenta Maia Otarashvili, del Instituto de Investigación de la Política Extranjera (FPRI) en Washington. Pero Moscú podría tener en cuenta el ataque si piensa "implicar más directamente a la marina en el conflicto".
Ya que, de confirmarse que el Moskva fue atacado con misiles Neptune (posiblemente combinados con el uso de drones), como afirman los ucranianos, surge la pregunta sobre el equipamiento armamentístico de Kiev.
"¿Dispone Ucrania de capacidades de defensa naval que Moscú no evaluó?", se pregunta Otarashvili, quien recuerda que el gobierno del presidente Volodimir Zelenski no paró de pedir misiles costeros para su defensa. "¿Qué tipo de misiles antinavío pudo obtener recientemente Ucrania?, añade.
El Moskva se fue al fondo del mar Negro con su prestigioso currículo operacional, labrado en Georgia en 2008, y en Siria entre 2015 y 2016.
"Era el barco de mando, y tenía a bordo, probablemente, al Estado Mayor naval de la zona", concluye Pascal Ausseur, así como con una tripulación experimentada que juzgó que era indispensable evacuar el navío.
Ahora tendrán que designar otro barco para coordinar las operaciones en el mar Negro.
"Es un mar muy pequeño, todo está al alcance de los misiles antinavíos, y su detección es muy sencilla", añade Ausseur. Por lo que la pérdida del Moskva "muestra una verdadera vulnerabilidad" de la marina rusa.