Giuliano Pirone, un fisicoculturista de 33 años que se preparaba para una competencia, fue encontrado en estado crítico después de haber estado inconsciente en la ducha de un gimnasio durante 15 horas el pasado 20 de agosto, en la ciudad de Perth, Australia.
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Pirone llegó al centro de entrenamiento a las 05h00, antes de comenzar su jornada laboral, pero cuando no regresó a casa ni respondió a llamadas durante el día, su familia comenzó a preocuparse.
Su madre, Daniella Pirone, expresó su angustia y desconcierto ante la situación, indicando que era muy inusual que su hijo no diera un aviso sobre donde estaba. Por ello, decidió denunciar la desaparición de su hijo a la policía.
Las autoridades rastrearon el teléfono de Pirone y localizaron su última ubicación en el gimnasio. Al llegar, los oficiales forzaron la entrada y derribaron la puerta del cubículo de la ducha, donde hallaron a Pirone en las baldozas.
“Lo encontraron inclinado en el suelo con el agua fría aún corriendo. Al principio pensaron que estaba muerto,” comentó Daniella a ABC Perth.
Los policías le realizaron maniobras de reanimación cardiopulmonar (RCP) y lo revivieron antes de que una ambulancia lo trasladara de urgencia al Hospital Joondalup, donde permanece en coma inducido.
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Los médicos le dijeron a su familia que pensaban que sus niveles de azúcar en la sangre y de presión arterial se habían vuelto extremadamente bajos. También consideraron sumamente probable que haya tenido algún tipo de convulsión.
Aparte del cerebro, que será examingIULIAado con un escaner, se ha comprobado que "todos sus demás órganos funcionan bien. Puede respirar por sí solo y puede abrir los ojos aquí y allá. Pero los médicos están preocupados", dijo Daniella.
La madre de Pirone se mostró frustrada y sorprendida de que su hijo hubiera estado en una situación tan peligrosa durante quince horas sin ser detectado.
Criticó la falta de personal en el gimnasio, destacando que el automóvil de su hijo estaba estacionado frente al gimnasio y que su entrada fue registrada a primera hora de la mañana, pero nadie notó su ausencia durante todo el día.
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“Debería haber un sistema de verificación que alerte al personal si un miembro no ha salido después de unas pocas horas” sugirió Daniella. “Si alguien hubiera intervenido antes, mi hijo podría no estar en esta situación.”
“Si no hubiera sido por la intervención de la Policía, aún estaría esperando un milagro con las manos cálidas de mi hijo”, concluyó.