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La abogada que emprendió a los 26 años y hoy es propietaria de BioFemme: “Quería ser escuchada”

Ana Cristina Cordero, fundadora de BioFemme, marca especializada en dermocosmética

jueves, 17 noviembre 2022 - 18:27
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Marcada por el ejemplo de su abuelo y de su padre, empresarios del sector farmacéutico, Ana Cristina Cordero emprendió a los 26 años. “Quería tener una voz palpable”, afirma al recordar la primera motivación para saltar al mundo de los negocios; su marca lleva seis años en el mercado.

“Siento que soy una persona arriesgada, a la que le gusta crear; y esa pasión va de la mano con la vocación de servicio, con la necesidad de contribuir a que las mujeres de mi país tengan a su alcance un producto de calidad”.

Desde hace cuatro años es una de las cuatro mujeres directoras de la Cámara de Industrias de Guayaquil, parte de un grupo que representa menos del 10% de quienes integran el directorio del gremio. Llegaba a los 30 años cuando Caterina Acosta, entonces presidenta de la Asociación Empresarial, la invitó a integrarse a la Cámara tras haberla conocido en un diplomado de liderazgo femenino en el IDE Business School.

“Mi padre y mi abuelo también fueron directores; ha sido una de las cosas más gratificantes: encontrar apoyo para continuar con la labor de emprender y devolverle a la sociedad lo que has recibido”, sostiene Ana Cristina Cordero, fundadora de la marca de dermocosmética BioFemme.

Abogada de profesión, con una maestría en Derecho Empresarial, estudios en finanzas, economía y marketing, la primera nieta del fundador de Laboratorios Rocnarf, heredó como legado familiar –dice- un espíritu emprendedor. “Quería ser empresaria, parte de ese mundo con el que me había sentido relacionada desde muy joven”; de hecho, siempre miró sus estudios en Leyes como una base que la catapultaría a los negocios. Como lo hizo su abuelo.

Fueron su entorno y una estrategia familiar los que aceleraron la decisión de dar el primer paso hacia el emprendimiento. “Alrededor mío, el ambiente empresarial estaba compuesto por muchos hombres y sentía que yo no tenía una voz palpable; quería ser escuchada, y me pregunté: en qué área me especializo, en qué área podía opinar, y eso me lleva a crear una marca dedicada al cuidado de la piel de la mujer”, cuenta Cordero.

No hizo el salto sin paracaídas. La familia había creado una empresa ‘hermana’ de Rocnarf con la intención de “que no todos los miembros de la tercera generación dependiéramos de la misma compañía y donde pudiéramos crear algo nuevo usando la experiencia de la farmacéutica”. La emprendedora tomó la oportunidad, tenía 26 años y desde niña había querido pelear con esa idea que rondaba en su cabeza: “eres la primera persona de esta nueva generación, pero eres mujer”.

La frase, paralizante, se volvió motivación. Con el apoyo de su padre, capitalizando el conocimiento de los expertos de Rocnarf y una experiencia previa de la farmacéutica en la importación de productos para el cuidado de la piel, Cordero empezó a investigar el mercado, a identificar qué productos necesitaban las mujeres y a buscar fórmulas innovadoras con ingredientes bioactivos.

$!“Quería ser empresaria, parte de ese mundo con el que me había sentido relacionada desde muy joven”.

BioFemme empieza a operar en el 2014 y Ana Cristina Cordero recuerda que la primera estrategia comercial fue la presentación del producto a un panel de médicos, con el que trabajó durante un año antes de colocar la marca en el mercado. No fue fácil. “Me daba un poco de temor enfrentarme a los médicos porque era mujer y era joven (...) las miradas, los comentarios; lloré, pero me paré firme, creía en mis productos”.

Los canales de comercialización de BioFemme integran ahora -además de dermatólogos y especialistas- a cadenas de farmacias, centros dermatológicos, supermercados y tiendas por departamentos; 18 productos están en su portafolio y 50 personas trabajan dentro de la compañía.

Convencida de que las crisis se enfrentan con innovación, Cordero empujó con firmeza -durante la pandemia- el Plan de Emprendimiento BioFemme: socias que comercializan los productos de manera independiente y que reciben apoyo a través de charlas, del testimonio directo de la fundadora y de la transferencia de conocimiento. En la red participan ya unas 500 mujeres.

Su liderazgo -dice- se basa en la capacidad de escuchar las ideas de las personas a su alrededor y en la convicción de que “las mujeres podemos ser exitosas en el mundo empresarial”. Tener una voz.

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