La basura se ha vuelto parte del paisaje del cantón Playas. Los desechos se acumulan en las esquinas de las principales calles. Si bien el Municipio ha incrementado operativos de recolección, aún no hay camiones adecuados para esta actividad. Organizaciones alertan sobre una contaminación ambiental nivel tres (máxima escala), que incluso podría afectar a Galápagos.
Fabricio Quispe, un ciudadano de la localidad costera de la provincia del Guayas, comenta que hace unas semanas se observan montañas de residuos en las vías porque el sistema de recolección dejó de funcionar.
“De los barrios venían a dejar la basura en las esquinas de las calles principales”, recuerda el joven, quien recalca que la situación ha mejorado por la implementación de volquetas municipales porque el carro de EmaPlayas EP, la empresa pública encargada, ya no pasa.
La misma percepción tiene Damarys Villamar, también habitante de Playas, quien comenta que todavía se ven escombros amontonados en ciertas zonas. “Sí causa molestia porque todos los días botamos basura y los carros de la Alcaldía no se dan abasto”.
Actualmente no hay ni un solo recolector de la empresa encargada de esta actividad en este cantón que genera aproximadamente 200 toneladas de basura por día. No obstante, el Municipio de Playas ha dispuesto cuatro volquetas que están tratando de solucionar el problema.
Gabriel Balladares, alcalde de Playas, comentó que el sistema de recolección no sirve por varios motivos. Primero porque la administración pasada generó una deuda con una empresa que arrendaba vehículos recolectores, lo cual acumuló una demanda millonaria contra el cabildo.
Otro conflicto es que la Corporación Nacional de Electricidad (CNEL EP), encargada de acopiar los valores que pagan los ciudadanos para la recolección de basura a través de las planillas eléctricas, no ha transferido ese dinero a EmaPlayas desde diciembre. De hecho, el pasado 14 de mayo del 2024, trabajadores de esa empresa municipal hicieron una huelga para exigir el pago de sueldos.
A esto hay que añadir la falta de presupuesto. Balladares dice que “la deuda del Gobierno con el cantón Playas es incalculable” y esto también ha evitado la compra de recolectores. Tampoco puede hacer un préstamo en el Banco de Desarrollo del Ecuador porque los alcaldes anteriores dejaron una deuda de 14 millones de dólares.
Pese a todos estos problemas, el actual burgomaestre indica que ha impulsado mingas e implementado un programa para que jóvenes con problemas de adicción sean rehabilitados y luego trabajen en la recolección de los desechos, mediante las volquetas que ha dispuesto el cabildo en reemplazo de los carros que debería tener EmaPlayas EP.
“Las calles no están llenas de basura. No sé de dónde sale la alerta de que incluso estamos contaminando Galápagos, es algo absurdo y ridículo decir que esa basura se va a ir a Galápagos. Ni siquiera los turistas pueden viajar allá últimamente por lo encarecida que está la vida”, comenta el alcalde Balladares.
Admite que otro factor importante es que “hay ciudadanos sin escrúpulos e indisciplinados que comienzan a botar basura a cualquier hora y donde quieran”.
“Se me complica también a mí como alcalde poner un guardia en cada esquina para evitar que estos malos vecinos saquen la basura a cualquier hora. Sin embargo, estamos trabajando en un proyecto de ordenanza para poder sancionar estas acciones”, asegura.
Vistazo buscó a un representante de EmaPlayas EP para conocer por qué no han adquirido recolectores de basura, su respuesta fue que no darán declaraciones.
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Inty Gronneberg, representante de Fundación Circular y la iniciativa Ichthion, que trabaja en la reducción de desechos en ríos y océanos a través de tecnología, menciona que en el cantón Playas hay un desastre ambiental nivel tres (la máxima escala) debido a las fallas del sistema de recolección y el botadero a cielo abierto colapsado.
Explica que en esta localidad guayasense está ocurriendo un fenómeno grave y es que, como no existe constante recaudación de basura, las personas han empezado a botar los desechos en distintas partes, generándose una suerte de mini botaderos.
“La gente se acostumbra a manejar esos sitios como terrenos para botar basura y luego es muy difícil revertir este hábito. Además, el costo de regenerar estas áreas es sumamente alto y puede tomar años”.
Agrega que el botadero de Playas también está en crisis, pues ha rebasado su capacidad. “Es más, ya no deberían existir botaderos en el país, sino rellenos sanitarios”.
La diferencia es que en un relleno se entierra los desechos con un procedimiento técnico, mientras que en los botaderos son simplemente terrenos con desperdicios, que algún momento empiezan a degradar el suelo y consecuentemente contaminar las fuentes de agua.
Gronneberg recalca que todo lo que se haga en el continente repercute directamente en los océanos y Galápagos. De hecho, Ecuador es la zona que más alberga macroplásticos en la región del Pacífico, según un reciente estudio publicado por la empresa de análisis global Elsevier.
Las corrientes marinas transportan estos desechos, que luego llegan a las islas y terminan siendo consumidos por animales como las tortugas, en cuyas heces se ha encontrado plástico generado localmente, pero también proveniente del océano. Mientras que los microplásticos, por ejemplo de fundas, pueden ser digeridos por los mismos peces que llegan hasta el plato de las personas.
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La Plataforma de Acción para los Plásticos de Ecuador, creada en colaboración entre el Foro Económico Mundial y el Gobierno ecuatoriano, presentó en octubre del año pasado un informe en el que se especifica que el país genera 627 mil toneladas de residuos de plástico al año. Es decir, más de una tonelada por minuto. De las cuales solo 48 mil toneladas (7.7%) se reciclan, resultando en una circularidad del 8%.
“Esta es una muestra de que los sistemas de gestión de residuos en Ecuador no son suficientes, no están respondiendo a la realidad de los desechos que se disponen al ambiente”, comenta María Inés Rivadeneira, Gerente de Políticas y Gobernanza de la WWF Ecuador.
Recuerda que de acuerdo a la normativa, los municipios son los responsables de la gestión de residuos, pero también están implicados los productores de los materiales, que deben cumplir con la Ley Orgánica para la Racionalización, Reutilización y Reducción de Plásticos de un Solo Uso y la Ley de Economía Circular. Sin embargo, aún no se aplican.
Así mismo, la plataforma identificó que en Ecuador hay problemas de capacidades y recursos para evitar escenarios como lo sucedido en el cantón Playas. “Si queremos que los municipios mejoren en su gestión integral de residuos necesitamos una inversión pública importante del Gobierno, pero también necesitamos un proceso nacional que permita cambios de comportamiento ciudadano”, acotó la gerente de WWF Ecuador.
Tanto Inty Gronneberg como María Inés Rivadeneira coinciden en que se debe exigir respuestas a las autoridades locales y nacionales porque una alerta como la de Playas no puede quedar sin resolución.
“El Ministerio de Ambiente tiene que declarar una emergencia ambiental. También debería actuar la Prefectura del Guayas porque vamos a ver un incremento de basura en Galápagos, sin duda, producto de lo que está sucediendo en Playas”, sugiere Gronneberg.
Agrega que es necesario revisar por qué no están llegando los recursos que se recolectan en las planillas de luz y en el futuro analizar si es que el porcentaje establecido es suficiente. “Lo peor que se puede hacer es simplemente dejar que se vuelva algo cotidiano”.
Según la Plataforma de Acción para los Plásticos, si es que Ecuador no toma medidas radicales en la gestión de residuos, se proyecta que para el 2040 los desechos de plásticos alcanzarán los 1,140 millones de toneladas, representando un aumento del 82% en comparación con el año 2022.
Mientras que la circularidad disminuirá al 6%, principalmente debido a la capacidad limitada de reciclaje a nivel local. Además, se anticipa que el 41.2% de los residuos serán gestionados de manera inadecuada.