Tras finalizar el paro nacional, ciertos sectores intentan imponer la idea de que el movimiento indígena terminó sometiendo al Gobierno. Lo cierto es que ningún bando ganó. “La gran pedagogía debe ser asumir errores de lado y lado”, reflexionó María Belén Arroyo, editora política de Revista Vistazo.
ERRORES DE LOS PROTESTANTES
Por un lado, la Conaie y otros movimientos sociales que se unieron a las movilizaciones posesionaron el concepto de que por la fuerza se logra el cambio, según evaluó Arroyo en entrevista con Ecuavisa.
“Es entendible de cierta manera, sí, es justificable, no. Queda instalado un discurso de violencia”, dice la periodista, a quien le preocupa lo que pueda ocurrir si no se cumplen los acuerdos en 90 días, como establecieron las partes el pasado jueves, tras la mediación de la iglesia católica.
En los 18 días que duró la paralización se registraron varios actos de vandalismo, como por ejemplo en Ambato, se contaminó el agua potable con aceite quemado, sin que se conozca hasta el momento quienes fueron los responsables. Así mismo, se registraron agresiones a periodistas, cierres de vías y amenazas.
Arroyo indica que es “difícil separar la paja del trigo”, pues se sabe que hubo personas que protestaron legítimamente, pero también hubo infiltrados. “Con otras agendas que buscaban la desestabilización, el caos, la caída del presidente Lasso”.
En este punto coincidió Antonio Ricaurte, quien ayudó en las negociaciones. El exalcalde de Quito reveló que Leonidas Iza se pronunció en contra de la violencia y trató de mantener la distancia con grupos que insistían en provocar conflictos.
“Que entren a la Casa de la Cultura en forma pacífica era importante, los vandálicos querían tomarla por la fuerza, que les lancen bombas lacrimógenas (ojalá un muerto, un herido por ahí) para victimizarse y provocar”, acotó.
ERRORES DEL GOBIERNO
Y mientras el país ardía en llamas, el correísmo intentaba destituir al presidente, Guillermo Lasso, a través de la muerte cruzada. Una propuesta a la que le faltó tan solo 12 votos. “La Asamblea buscó pescar a río revuelto”, dice María Belén Arroyo.
Agrega que, inicialmente, el Gobierno minimizó las protestas y no tuvo una estrategia consolidada. “¿Cuál es la agenda con el movimiento indígena más allá de descalificar a sus dirigentes y más allá de decir que hay una exclusión histórica?”.
El precio de los combustibles sigue siendo un punto neurálgico en los pedidos de los movimientos sociales tras más de 20 años. Lejos de ser un tema opcional, la periodista indica que es fundamental para la sobrevivencia de la ruralidad.
“La verdadera demanda no debió ser bajen 10 o 40 centavos, sino hacer un estudio profundamente técnico sobre cómo repartir el subsidio del diésel, de manera que hoy por hoy deje de privilegiar al 20% más rico de la población”.
Para María Belén Arroyo es indispensable que Guillermo Lasso elabore una estrategia política y social. Segundo, crear una mesa en la que intervenga el ministro de Gobierno y del Interior. “En este tiempo, se evidenció que había dos cabezas que no estaban conectadas, no se veía cuál era la estrategia global”.
Así mismo, cree adecuado que todos los ministros presenten su renuncia, “que hubiera una especie de debate interno con buena dosis de autocrítica para saber cómo se manejaron las relaciones hacia el Legislativo y sector indígena”.
¿Y LA SOCIEDAD?
Pero también es el momento de que la sociedad cierre heridas, cada sector deberá procesar sus errores, dice Arroyo.
“Cada sector de la sociedad debemos hacer una evaluación y autocrítica sobre cómo actué en ese momento: ¿Desde la mirada del otro como enemigo? El indígena es perseguido hoy como un salvaje, hemos escuchado los epítetos más tremendos de descalificación, de racismo”.
Lea también: En Ecuador todos tenemos de Inga y Mandinga