En el Ecuador no se puede hablar de populismo sin analizar la figura de Assad Bucaram, un vendedor de telas que logró el control político de Guayaquil entre 1950 y 1970. No lo dejaron candidatizarse a la Presidencia, pero su partido sí la obtuvo en 1979. Murió un 5 de noviembre, hace 40 años. El archivo de Vistazo nos ayuda a revivir la historia.
Poseedor de un estilo de oratoria folklórico, donde el lenguaje común, chabacán y burdo, reemplazó a la tradicional frase lírica de los políticos de antaño. Bucaram se ganó el corazón de las masas populares con promesas de grandes reivindicaciones, que a la postre resultaron fallidas como casi todas las promesas que han esgrimido los caudillos populistas latinoamericanos”. Esto se leyó en el editorial de Vistazo tras el fallecimiento de Assad Bucaram Elmhalin, ocurrido en Guayaquil el 5 de noviembre de 1981, hace exactamente cuatro décadas.
Paradójicamente, “don Buca”, como era conocido popularmente, murió el mismo año en que perdió la vida el presidente Jaime Roldós Aguilera y lo hizo el mismo día en el que Jaime celebraba su cumpleaños. Assad Bucaram fue tío y mentor político del exmandatario. Le faltó un mes para llegar a la tercera edad, había nacido en Ambato el 24 de diciembre de 1916, hijo de padre y madre libaneses. “Infarto masivo de miocardio” fue el dictamen médico.
Fue alcalde de Guayaquil, prefecto provincial del Guayas y legislador. Fue el líder máximo de Concentración de Fuerzas Populares (CFP). “Dueño de una personalidad autoritaria, marcada por profunda y contradictorias pasiones, Bucaram intentó ante todo imponer su verdad, llegando en muchas ocasiones a estar en contra de sus íntimos coidearios”, se dijo en Vistazo. El CFP fue un partido que controló el espacio político y el gobierno local de Guayaquil entre 1950 y 1970.
EL COMPAÑERITO
Había sido un modesto comerciante que recorría el país vendiendo las telas que llevaba en su hombro y quien a sus clientes los llamaba “compañeritos”. El país lo conoció como diputado del Guayas en 1956, durante el gobierno del socialcristiano Camilo Ponce y reelecto en 1960 cuando empezaba el cuarto velasquismo.
Tras un revés político del fundador del CFP, Carlos Guevara Moreno, Bucaram se alzó como director del partido. Su actitud combativa contra el presidente Velasco Ibarra le dio el impulso para su siguiente escala: la Alcaldía de Guayaquil. “Se caracterizó por su vitalidad, honestidad y eficiencia. Guayaquil adquirió un aspecto renovado, de orden e higiene”, editorializó Vistazo.
En la Constituyente de 1967 fue nombrado primer vicepresidente y consiguió una ley de donación de tierras para el suburbio de Guayaquil. “Con ello agrandó su popularidad y también los graves problemas urbanísticos del Puerto Principal”, dijo Vistazo. Dejó su curul y fue electo nuevamente alcalde.
En 1970 en el cenit del quinto velasquismo fue electo prefecto provincial del Guayas. Pero a los pocos días terminó la democracia. Velasco Ibarra disolvió el Congreso, asumió plenos poderes y persiguió a sus opositores. Assad Bucaram terminó exiliado en Panamá.
Contrario a las expectativas, la popularidad de “don Buca” se incrementó. “Su elocuencia es estropajosa y limitada, su proyección sobre la masa, desconcertante por lo mismo y solo explicable por su poder de diatriba demoledor y sarcástico”, escribió Raúl Andrade, una de las plumas más destacadas en la historia de Vistazo.
NACIONALIDAD CUESTIONADA
“La razón principal de la dictadura velasquista fue cerrarle el paso a su vertiginosa carrera hacia el poder, que de haberse producido las elecciones de esa época, lo hubieran favorecido”, escribió Willman Jiménez en su “Análisis crítico del populismo en el Ecuador”.
En esos años del quinto y último velasquismo, las expectativas del país eran muy altas ante la inminencia del inicio de las exportaciones de petróleo previstas para 1972, un año en el que se esperaban elecciones presidenciales. El candidato más opcionado era, sin duda, Assad Bucaram.
En ese tiempo, se hizo pública una supuesta partida de nacimiento donde se decía que no era ecuatoriano. Según el documento, ni su nombre era real. Se argumentó que se llamaba Fortunato Khoury Buraye y que habría nacido en Líbano.
La acusación impulsada desde el Ministerio de Gobierno de la época, no prosperó. Pero tampoco pudo ser candidato porque Velasco fue derrocado por las Fuerzas Armadas seis meses antes de culminar su mandato. A la dictadura militar presidida por el general Guillermo Rodríguez Lara le correspondió abrir la llave del oleoducto, iniciar las exportaciones y empezar a manejar los petrodólares.
La dictadura militar duró siete años, aunque Rodríguez Lara también fue derrocado en 1976 por tres de sus compañeros de armas. Estos últimos autodenominados Consejo Supremo de Gobierno encargaron la redacción de una nueva Ley de elecciones, pero se aseguraron de que allí dijera que el próximo presidente debería ser hijo de padre y madre ecuatorianos. La norma anuló definitivamente las aspiraciones de “don Buca”.
Luego de algunos intentos fallidos con otros personajes, le entregó la posta a su sobrino político Jaime Roldós Aguilera. Durante la campaña y quizá emulando al peronismo argentino, apareció el eslogan “Roldós a la Presidencia, Bucaram al poder”.
PUGNA DE PODERES
Roldós fue la sorpresa de la primera vuelta y ganó ampliamente la segunda. Bucaram, de su lado, se convirtió en el presidente de la Cámara Nacional de Representantes, nombre con el que el Poder Legislativo reinauguró la democracia en 1979. Concentración de Fuerzas Populares se convirtió en el bloque mayoritario.
“La personalidad autoritaria e impulsiva de Bucaram desató la división en las huestes cefepistas al entablarse una pugna de poderes con Roldós. Bucaram aspiraba a gobernar el país y esperaba que Jaime Roldós sea una figura decorativa. Al seguir Roldós sus propias indicaciones, Bucaram montó un caballo de batalla en el Parlamento”, analizó Vistazo. Las escaramuzas políticas perjudicaron más al CFP pues la mitad de los legisladores terminó respaldando al gobernante.
Las elecciones seccionales de 1980 mostraron un desencanto popular hacia el cefepismo. En Guayas compitieron el hijo de Assad, Averroes; y el cuñado de Jaime, Abdalá. “La virulencia de la contienda donde los epítetos grotescos se convirtieron en pan de cada día, determinó que se abra paso para la posición de Cecilia Calderón”. El electorado coincidió con lo que había expresado la hija de Abdón Calderón, el asesinado líder del Frente Radical Alfarista: “Ni el primo ni el cuñado, el pueblo está cansado de los Bucaram”.
El último revés lo sintió tras la trágica muerte del presidente Roldós ocurrida en mayo de 1981. Su candidato a vicepresidente de la República, Rodolfo Baquerizo Nazur perdió en la Legislatura ante León Roldós, hermano del fallecido mandatario.
Finalmente, la tarde del jueves 5 de noviembre de 1981, el corazón de “don Buca” se detuvo abruptamente. A su sepelio acudieron incluso algunos de sus enemigos políticos, reconociendo que despedían a una figura gravitante en la vida del país, a un hombre polémico que se calificó a sí mismo como “El patán de noble corazón”.