Está claro después de 30 meses, de los 48 que ha reservado la historia, que el gobierno de Lenín Moreno y de la clase política, autodenominada de oposición, divide su acción en dos hemisferios. El del cambio radical, al legado de la dictadura más larga de la historia, y el del continuismo. En el primero el gatopardo se lleva las palmas y en el segundo comparte responsabilidades con la oposición de aguamanil.
Los cambios radicales son en realidad profundos, la eliminación por consulta popular de la reelección de por vida, monumento al poder del correato, las denuncias de corrupción que empoderó al crimen organizado de la administración del Estado, la reauditorìa de contraloría a los contratos emblemáticos del saqueo, la restauración de la libertad de expresión, el ‘vade retro’ a la política exterior ideologizada y demagógica que convirtió al Ecuador en un Estado dependiente del castro-chavismo, y terminar con la criminalización de la protesta social, sin que tampoco signifique luz verde a la inseguridad pública.
En el otro hemisferio sobresalen la falta de cirugía mayor a la corrupción, el amago de sancionar a los corruptos y recuperar lo robado, como ordenó la consulta popular, sintetizada en la efímera creación como dependencia del ejecutivo de una comisión internacional anti impunidad, con expertos de NNUU, que refuerce la labor de una justicia a la que el dictador metió la mano.
El solemne escape al refugio en Bruselas, a 9 mil kilómetros de distancia. Los juicios políticos a exfuncionarios de la corrupción institucionalizada, prófugos de la justicia que aún no llega. La sentencia diminuta al ‘Robín’ del lleve en los sectores estratégicos, que le permitirá salir libre el próximo año cuando cumpla la mitad de su sentencia en prisión, sin que se hayan iniciado los 9 juicios que dispuso la Corte Nacional en la sentencia por asociación para delinquir con el mayor contratista del Estado que no ha sido procesado.
Completa este hemisferio oscuro la mesa que no quedó servida para que disfruten del poder el nuevo gobierno y la oposición, empotrada en la asamblea y los gobiernos autónomos mientras el gatopardo heredó mayoría en la asamblea y las otras funciones del Estado como eunucos guardianes del hiper presidencialismo. Entonces se da paso a la descorreización para llevar a esas instituciones a amigos del trato ubicados en la asamblea que quedó sin mayoría correísta y nombró un consejo transitorio que ubicó personas de confianza propuestas por el gatopardo, quien cedió el frente económico de su gabinete ministerial.
Pero en el área ejecutiva es evidente, que con el beneplácito de la mayoría móvil del aguamanil, se continúa el manejo económico con proyectos trole de urgencia, déficit fiscal, crecimiento del gasto en personal, reducción de inversiones estatales, más endeudamiento, más impuestos, deuda que prenda petróleo sin renegociar con China.
Todo cambia, pero nada cambia, la Constitución de Montecristi se ve pero no se toca.