Alfredo Pinoargote

Continuismo

jueves, 5 diciembre 2019 - 10:44
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    Está claro después de 30 meses, de los 48 que ha reservado la historia, que el gobierno de Lenín Moreno y  de la clase política, autodenominada  de oposición, divide su acción en dos  hemisferios. El del cambio radical, al  legado de la dictadura más larga de  la historia, y el del continuismo. En  el primero el gatopardo se lleva las  palmas y en el segundo comparte  responsabilidades con la oposición  de aguamanil.
     
    Los cambios radicales son en realidad profundos, la eliminación por  consulta popular de la reelección  de por vida, monumento al poder  del correato, las denuncias de corrupción que empoderó al crimen  organizado de la administración del  Estado, la reauditorìa de contraloría  a los contratos emblemáticos del  saqueo, la restauración de la libertad de expresión, el ‘vade retro’ a  la política exterior ideologizada y  demagógica que convirtió al Ecuador en un Estado dependiente del  castro-chavismo, y terminar con la criminalización de la protesta social,  sin que tampoco signifique luz verde  a la inseguridad pública.
     
    En el otro hemisferio sobresalen  la falta de cirugía mayor a la corrupción, el amago de sancionar a los  corruptos y recuperar lo robado,  como ordenó la consulta popular,  sintetizada en la efímera creación  como dependencia del ejecutivo de  una comisión internacional anti impunidad, con expertos de NNUU,  que refuerce la labor de una justicia  a la que el dictador metió la mano.
     
    El  solemne escape al refugio en Bruselas, a 9 mil kilómetros de distancia.  Los juicios políticos a exfuncionarios de la corrupción institucionalizada, prófugos de la justicia que  aún no llega. La sentencia diminuta  al ‘Robín’ del lleve en los sectores  estratégicos, que le permitirá salir  libre el próximo año cuando cumpla  la mitad de su sentencia en prisión,  sin que se hayan iniciado los 9 juicios que dispuso la Corte Nacional  en la sentencia por asociación para  delinquir con el mayor contratista  del Estado que no ha sido procesado.
     
    Completa este hemisferio oscuro  la mesa que no quedó servida para  que disfruten del poder el nuevo  gobierno y la oposición, empotrada en la asamblea y los gobiernos  autónomos mientras el gatopardo  heredó mayoría en la asamblea y  las otras funciones del Estado como  eunucos guardianes del hiper presidencialismo. Entonces se da paso  a la descorreización para llevar a  esas instituciones a amigos del trato  ubicados en la asamblea que quedó  sin mayoría correísta y nombró un  consejo transitorio que ubicó personas de confianza propuestas por el  gatopardo, quien cedió el frente económico de su gabinete ministerial.
     
    Pero en el área ejecutiva es evidente,  que con el beneplácito de la mayoría  móvil del aguamanil, se continúa  el manejo económico con proyectos trole de urgencia, déficit fiscal,  crecimiento del gasto en personal,  reducción de inversiones estatales,  más endeudamiento, más impuestos, deuda que prenda petróleo sin  renegociar con China.
     
    Todo cambia, pero nada cambia,  la Constitución de Montecristi se ve  pero no se toca. 

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