La pandemia del COVID-19 aceleró procesos de cambio en la manera en que vivimos los seres humanos. Cabe recordar a Charles Darwin: “las especies que sobreviven no son las más fuertes, ni las más rápidas, ni las más inteligentes; sino aquellas que se adaptan mejor al cambio”. Aunque en el caso de los seres humanos no se trata de una evolución del tipo darwiniano marcada por la vida o la muerte, la capacidad de adaptación es determinante del nivel de bienestar. El eslabón clave en este proceso es la educación porque crea las herramientas necesarias para probar nuevas maneras de hacer las cosas (innovación).
Recordemos algunos de los cambios de la sociedad pos-COVID. Ya no es necesario ir a una oficina para poder trabajar. Muchas oficinas cierran y son reemplazadas por tecnologías disruptivas. Cada día se utilizan más asistentes digitales. El trabajo se realiza frecuentemente a distancia y se crean espacios para reuniones digitales. La tecnología permite trabajar de manera colaborativa con personas en todo el mundo.
Los trabajos repetitivos se transforman a la modalidad virtual y son, en muchos casos, sustituidos por la tecnología. Esto significa que muchas instalaciones físicas desaparecen y son sustituidas por servicios tecnológicos (plataformas de streaming en vez de cines, entrenadores personales en línea, etc.)
Los cambios también llegan a la educación. Si bien seguirá siendo presencial, deberá adaptarse a las necesidades de los estudiantes. Las universidades ya aplican un sistema híbrido en el que a las clases presenciales se les complementan estudios offline (charlas pregrabadas) e in line (clases en vivo, pero por Internet).
Sin embargo, nuestro sistema educativo sigue rezagado. Insistimos en la instrucción repetitiva y en la memorización de contenidos para un mundo que ya no existe. A esto se suma el bajo acceso a Internet y dispositivos electrónicos en la población más pobre. Para preparar a las nuevas generaciones al nuevo entorno, se requiere un cambio radical en la metodología de enseñanza y en la conectividad. Los métodos del futuro son: creación de experiencias significativas, enseñar por experimentación, computacionales, etc. El objetivo debe ser desarrollar las habilidades para el nuevo mundo laboral: tecnológicas; sociales y emocionales para trabajar de manera interconectada a nivel global; de adaptación, innovación y creatividad; de pensamiento crítico. ¡No hay tiempo que perder!