Existir

Ser feliz no significa que todo sea perfecto, solo decidir ver más allá de las imperfecciones. Asumir nuestra fragilidad es existir un poco más cada día.

20 diciembre 2022 - Opinión

Desde niño quise conectar con la gente. Escribía, dibujaba, hacía trucos de magia, todo era válido para que alguien me viera. No era el mejor alumno pero sí el buen amigo, el confidente, el alma de la fiesta. Para quererme un poco más necesitaba la aprobación de los demás. Nunca fui autosuficiente, siempre el torpe, el que hace reír o conmueve, el eterno adolescente con fallas y ganas de ser alguien pero a través de los demás.

Soy de la generación que vivió su adolescencia en los 80, los años de la creatividad, de la música que marcaba nuevos caminos, de los escritores que asumían su fragilidad, la era de oro de la televisión con su talk show transgresores. Todo era nuevo y exagerado, existía la libertad hasta de equivocarse. Fui un adolescente que salió de su casa porque quería intentar vivir sin ataduras. Me equivoqué, crecí, aprendí. Cada día dolía pero tenía una enseñanza y terminaba con una sonrisa.

Viví en Francia, en África y llegué a Ecuador. Tengo más años acá que en mi país natal. Ecuador me dio la oportunidad de existir, aprendí el idioma, me enamoré, hice familia. De los latinos aprendí el concepto de la familia que te da todo sin nada a cambio, del amor sin límite. Tuve una hija y me enseñó a ser padre. Nací en un país del primer mundo pero Ecuador me dio el pasaporte para pisar fuerte en vez de correr, ser alguien más que ser el primero.

Son más de 25 años en Ecuador pero el país pacífico y sentimental ha cambiado. La globalización, la era digital y el malestar pospandemia contaminaron a todos. Las pantallas se han achicado y todos opinan de lo mismo en un celular que ya no tiene nacionalidad ni censura. Se hablan más de noticias virales que de bienestar masivo. Los odiadores tienen más audiencia que los optimistas.

Pertenezco a un mundo que conoció la vida sin computadora ni internet. Disfruto la tecnología y las redes sociales pero el ser humano siempre debe prevalecer. Un café, una charla, una película en el cine, un buen libro, un juego de mesa siempre serán más que un debate virtual efímero. No se pierdan las pequeñas alegrías de la vida, mientras esperan la gran felicidad. Hay quienes buscan la felicidad, y hay quienes la crean.

Para Navidad apaguen sus tablets y enciendan sus recuerdos. Intenten estar acompañados y dar la palabra a los que no hablan tanto. Disfruten la compañía, no le teman a los pequeños silencios. Conecten pero con el ser humano. Hagan de este momento un tiempo distinto, fabriquen recuerdos. Abrácense, mírense a los ojos. Pongan música, recuerden, canten, agradezcan, lloren... y díganle a la persona que aman... ¡Gracias por existir!

Conecten pero con el ser humano. Hagan de este momento un tiempo distinto, fabriquen recuerdos.

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