Trabajador de un hospital crea máscaras de superhéroes para que los niños no teman a las quimoterapias
Las quimioterapias y radioterapias suelen producir una sensación de angustia, tristeza e irritación a quienes, tras recibir un diagnóstico de cáncer, deben someterse a ellas. Cuando se trata de un niño, estas emociones pueden presentarse con más fuerza, puesto que se encuentran en su etapa de desarrollo. Por ello, un hombre en Brasil decidió crear máscaras de personajes infantiles para que los pequeños puedan tener un tratamiento más llevadero.
Se trata de Robson Luiz Souza, un profesional de radioterapia que desde hace 11 años trabaja con pacientes pediátricos oncológicos en el Hospital de Clínicas de la Facultad de Medicina de Sao Paulo. Su experiencia lo condujo a idear un método que les permita a los niños sentirse más tranquilos cuando visitan el centro médico.
Este consiste en la creación de máscaras y trajes de superhéroes, o de dibujos animados como Spider-Man y Paw Patrol, que los menores admiran. Los disfraces son usados por los pequeños para mejorar su estado de ánimo mientras se encuentran hospitalizados, luchando para combatir la enfermedad.
“Nos damos cuenta de que hace toda la diferencia que ellos no usan una máscara cualquiera, sino un personaje que eligieron. A pesar de que las máscaras son ajustadas, hay niños que piden quedarse con ellas para que les tomen fotos“, detalló el profesional.
La idea de Souza fue señalada como un gesto merecedor de admiración, por lo cual, consiguió ser nominado a la segunda edición de los Premios Razones, del portal ‘Razones para acreditar’, en la categoría ‘Profesional de la Salud’.
La iniciativa de Robson no se quedó únicamente entre las paredes del hospital en el que trabaja, sino que ha sido replicada en diferentes centros médicos alrededor del mundo. Uno de ellos está ubicado en Egipto.
Según una publicación de ‘El Comercio Perú’, Souza se ha dedicado desde 2018 a investigar formas que mitiguen los estragos que las sesiones de radioterapia dejan en los niños.
“Combinamos el conocimiento técnico con la mirada al ser humano. Es súper importante conciliar los dos, sobre todo cuando hablamos de pacientes con cáncer. Creamos un vínculo de amistad con el niño y la familia“, dijo el profesional.