Mamitis: ¿Apego excesivo?
Pasados los 2 años los niños deben extender su interacción fuera del núcleo familiar. Pero, ¿qué pasa si se genera una enorme ansiedad por separación que se los impide?
La crianza con apego se refiere al vínculo emocional saludable que se forma entre un niño y sus cuidadores principales, que son generalmente sus padres. Esta vinculación se va desarrollando durante el tiempo y se basa en la sensación de seguridad, confianza y apoyo que los progenitores brindan a sus hijos.
Los beneficios de la crianza por apego generan en los menores una autoestima positiva, al sentirse amados y valiosos. Los pequeños también aprenden a regular sus emociones y a manifestarlas, cultivan sanas habilidades sociales y un gran interés por explorar y aprender del mundo que los rodea.
Por otra parte, tenemos el conocido término "mamitis", que se usa de manera coloquial para describir a los pequeños que están excesivamente apegados a sus padres y que por consecuencia tienen una dependencia emocional extrema con ellos. Generalmente esta dependencia se da más con la madre, y separarse de ella le produce crisis de ansiedad extrema, con una resistencia a interactuar con otras personas o realizar actividades si su mamá no esté presente. Cuando esto se da es necesario buscar un equilibrio y fomentar la autonomía y la independencia del niño.
Conversamos con Nicole Faggioni Botero, psicóloga clínica y master en orientación educativa familiar, para profundizar en estos aspectos.
Diferencia entre apego y mamitis
La especialista puntualiza que la ansiedad por separación de los niños con sus padres es parte de un desarrollo normal porque ellos son sus referentes de cuidado desde que nacen. Esto puede considerarse usual hasta los 2 años de edad, tiempo en el que el niño aprende a tolerar y entiende mejor las ausencias de los padres y paralelamente desarrolla interés por conocer el mundo que va más allá de sus padre.
Indica la psicóloga que hay circunstancias que pueden generar una ansiedad desmedida por la separación paternal, como una enfermedad, situaciones familiares complejas como un divorcio, la pérdida de un ser querido o problemas que enfrenten al niño a escenarios de llanto y de dolor.
Síntomas de ansiedad extrema por separación
Los síntomas que se suelen presentar y que alertan a los padres de una crisis de ansiedad por separación extrema son que al niño le resulte muy difícil ir y permanecer en la escuela o el jardín, no querer dormir solo y mostrar un sufrimiento excesivo cuando se separa de mamá o de papá. Solo saber que esto sucederá, lo altera. Frente a esto Nicole Faggioni nos dice: “Con estos síntomas, lo mejor es acudir a un psicólogo, un especialista en desarrollo infantil, preferiblemente con experiencia en esta área, que pueda ayudar en la dinámica familiar, tal vez a plantear una rutina para ir creando el desapego y que el niño vaya aceptando las ausencias o faltas de mamá o de papá”.
¿Qué hacer?
Sirve bastante en estas situaciones utilizar juguetes o herramientas de gestión de tiempos, que son un tipo de temporizadores visuales (relojes o semáforos), que con colores o sonidos, ayudan a entender al niño el tiempo que falta para que los padres regresen: “El concepto tiempo es algo muy ambiguo, y todavía les cuesta identificarse en tiempo y espacio, entonces no es lo mismo decirle a un niño, papá viene en una hora, a decirle papá viene cuando esto esté en color rojo o cuando escuches este sonido, eso le vas a generar más calma”, comenta la psicóloga.
