Eliminando los prejuicios sobre la vejez
“Hoy eres más joven de lo que serás el resto de tu vida”. Recuerdo que cuando me dijeron esta frase enseguida mi mente se puso a analizar mi situación y la que rodea a tantos adultos mayores que conozco. Y es cierto, el envejecimiento es una realidad que nos involucra a todos, independientemente de la edad que tengamos, estamos envejeciendo y llegaremos a ser personas mayores.
Susana Tito, médica geriatra, presidenta de la Sociedad de Geriatras y Gerontología del Ecuador, nos explica que “el envejecimiento saludable es un proceso continuo de optimización de oportunidades para mantener y mejorar la salud física y mental, la independencia y la calidad de vida a lo largo de ella”.
CUANDO NO SE TIENE UN ENVEJECIMIENTO SALUDABLE
Pero, cuando el proceso de envejecimiento no se da de una manera saludable, este tristemente se asocia con la enfermedad, la dependencia, la fealdad, la falta de productividad, la pasividad y tristeza, tanto para quien recorre ese tiempo en la vida como para la sociedad desconocedora de los derechos y de la plena vida del adulto mayor.
Incluso, se da el edadismo, un tipo de discriminación como resultado de visiones estereotipadas y negativas de la vejez, y una de las primeras causas de vulneración de derechos de las personas mayores en el ámbito familiar, comunitario y social, según la presidenta de la Sociedad de Geriatras y Gerontología del Ecuador.
"El edadismo conduce a una salud más pobre, al aislamiento social, a muertes tempranas y cuesta a las economías miles de millones de dólares", acota la experta. Según un nuevo informe de las Naciones Unidas sobre el edadismo, se calcula que una de cada dos personas en el mundo tiene actitudes edadistas, lo que empobrece la salud física y mental de las personas mayores, además de reducir su calidad de vida, y cuesta cada año miles de millones de dólares a la sociedad.
Lastimosamente, el edadismo se filtra en muchas instituciones y sectores de la sociedad, incluidos los que brindan atención médica y social, así como en el lugar de trabajo, los medios de comunicación y el ordenamiento jurídico y estatal.
ELIMINEMOS LOS PREJUICIOS DEL EDADISMO
“Las personas mayores sanas e independientes contribuyen al bienestar de la familia y la comunidad, y constituye un mito presentarlas como receptoras pasivas de servicios sociales o de salud”, aclara Tito. En nuestro país existen 1.049.824 personas mayores de 65 años, es decir el 6,5 % de la población total, acorde a la Dirección de Población Adulta Mayor, 2022.
Entre las personas mayores, el edadismo se asocia con una peor salud física y mental, un mayor aislamiento social y soledad, una mayor inseguridad financiera, una menor calidad de vida y una mayor tasa de muertes prematuras. Se calcula que 6,3 millones de casos de depresión en todo el mundo son atribuibles al edadismo.
El problema se entremezcla con otras formas de prejuicios y desventajas, como las relacionadas con el sexo, la raza y la discapacidad, lo que tiene un efecto negativo sobre la salud y el bienestar de la población.
PARTICIPACIÓN ACTIVA DE TODOS
En la actualidad, el número de personas mayores aumenta exponencialmente en coyunturas socioeconómicas complejas e inciertas, como nuestro país, y sólo las intervenciones oportunas permitirán potenciar la contribución de este grupo al desarrollo social y prevenir que se convierta en un factor de crisis para la estructura sanitaria y de la seguridad social de latinoamericana.
La vejez es una época cada vez más larga, en la que los roles van cambiando. Las personas envejecemos de diferentes modos; el respeto, cuidado y reconocimiento de la dignidad de las personas mayores es independiente de su actividad, estado de salud o estado de independencia.
Es deseable una vejez activa, participativa y socialmente participativa, más también se debe reconocer que muchas personas envejecen en entornos adversos que provocan dependencia, fragilidad y limitaciones funcionales. Por ello, es crucial eliminar los prejuicios sobre la vejez y trabajar activamente para contribuir en este proceso social de una manera saludable tanto para lo que ya están en esta etapa, como para los que entraremos en ella.
¿Qué hacemos? Impulsemos política pública sobre el envejecimiento saludable en todos los países. Creemos entornos amigables a todas las personas mayores. Armonicemos los sistemas de salud con las necesidades de las personas mayores. Desarrollemos sistemas de prestación de atención a largo plazo sostenibles y equitativos. Y mejoremos la medición, el seguimiento y la investigación sobre el envejecimiento.