Terapia de pareja: ¿Es necesaria?
Cómo se trabaja, cuánto tiempo toma y qué mecanismos se usan para trabajar los conflictos entre dos personas que están en una relación formal es lo que hoy conoceremos a detalle.
La terapia de pareja es un tipo de consulta psicológica destinada a analizar y tratar los conflictos, mejorar su comunicación y fortalecer su relación. Trabaja en base a una dinámica entre ambas personas, a través de la cual reconocen los problemas específicos que están afectando su bienestar, para encontrar y comprender cuáles son las pautas erróneas de funcionamiento, que suelen ser repetitivas y tóxicas. Teniendo esta información, se busca establecer el propósito de renovar la relación y modificar actitudes que la estén afectando, a través de una comunicación renovada y sana.
¿Tenemos que hacer terapia?
La pareja puede acudir a esta no solo en grandes crisis, sino también cuando sientan desconexión, distanciamiento, frialdad, rutina, problemas de comunicación, de intimidad, etc., para, con ayuda profesional, reencausar, retomar, refrescar y fortalecer la relación.
En la gran mayoría de casos, una de las partes detecta situaciones de alarma y plantea la alternativa de acudir a terapia. Si es así, la otra parte, aunque no necesariamente esté de acuerdo, debe ir con la disposición de colaborar para que esta sea efectiva.
Y cuáles pueden ser esas alarmas:
Comunicación deficiente.
Conflictos frecuentes.
Distanciamiento emocional.
Infidelidad.
Problemas de intimidad.
Estancamiento en la relación.
Pérdida de confianza y lealtad.
Falta de empatía.
Problemas económicos.
Problemas con familias políticas.
Para adentrarnos en la temática, entrevistamos a Sara Romero de Urquizo, orientadora familiar, y sobre estas situaciones comenta: “Hay matrimonios que están juntos, pero viven vidas paralelas, no tienen una visión en conjunto, no implementan tradiciones familiares que son tan necesarias dentro de la dinámica familiar, no planifican actividades juntos porque están demasiadas horas fuera de casa por su trabajo o porque hacen muchas actividades con los hijos y no tienen tiempo para estar juntos. Todo esto genera un estrés fuerte, que lleva a la separación por cansancio y desmotivación, y hace que dejen de lado la afectividad”.
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Varios tipos de terapia
Son algunas las terapias, te contamos sobre las más comunes:
Terapia sistémica: Enfoque terapéutico que considera que los problemas individuales, matrimoniales y familiares están interconectados, y que la solución requiere de la comprensión de la dinámica y la interacción entre los miembros del sistema matrimonial, familiar o social.
Terapia cognitivo - conductual: Se centra en ayudar a ambos a identificar y cambiar patrones de pensamiento y comportamiento negativos que están afectando su relación, mejorando la comunicación, la resolución de conflictos y la intimidad.
Terapia enfocada en las emociones: Busca identificar, procesar y regular las emociones de ambos de manera saludable, mejorando la autoconciencia emocional y las relaciones interpersonales.
OTRAS HERRAMIENTAS
Nuestra entrevistada trabaja con terapia sistémica, pero continúa buscando otras herramientas para poder elaborar nuevos esquemas de trabajo: “Actualmente me estoy formando para aplicar en mi consulta la terapia de Gottman, basado en la investigación y modelo de los `7 principios para un matrimonio exitoso´ del renombrado psicólogo John Gottman, miembro electo de la Asociación Americana de Psicología (APA)”. Este experto prioriza la identificación de los patrones de interacciones destructivas a lo que denomina `Los cuatro Jinetes del Apocalipsis´ y que son: la crítica, el desprecio, estar a la defensiva y cerrarse emocionalmente (evasión).
Este tipo de terapia incorpora diversas técnicas como diálogos estructurados que permiten una comunicación efectiva; ejercicios de construcción de amor, para fortalecer la conexión emocional y la intimidad y finalmente, el análisis de la historia de la pareja para reflexionar sobre los eventos significativos y su influencia en la relación.
CÓMO LLEGAN
En relación a cómo llegan las personas a terapia, la especialista comenta: “He experimentado diferentes situaciones: a veces es uno de ellos quien acude obligado por su pareja a la consulta, otras veces llegan con desilusión o pocas esperanzas, esperando que ocurra un milagro en la terapia. En este punto es importante decirlo: el terapeuta no tiene la varita mágica para dar la solución al problema; la misión es escuchar, observar, mediar y dar herramientas que puedan fortalecer el matrimonio”, agregando que la perspectiva de la problemática de la relación el profesional la ve desde fuera y trata de darles una retroalimentación para transformar lo negativo en positivo, de modo que puedan hacer uso de sus propios recursos, lo que les permiten modificar una disfunción o corregir una situación de conflicto.
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CÓMO SE TRABAJA
El trabajo se da tanto en la consulta como en la casa, dándose tiempo tanto para las citas como para tener un espacio en la semana para revisar juntos ciertos temas específicos. Adicionalmente, se realizan test personales y en conjunto. La orientadora agrega: “Esto permite utilizar la información que me dan y la retroalimentación de la pareja para tener una visión más amplia de cómo están funcionando y poder así ir direccionando el acompañamiento profesional”.
CUÁNTO TIEMPO
Depende de cada caso y de cada profesional, pero Sara comenta su manejo: “No me gusta eternizar a mis pacientes; en la primera sesión trabajo con los dos, en la segunda y tercera sesión trabajo individualmente y, en la cuarta, volvemos a estar los dos. Esto es para explorar, recabar información y poder ver posibles vías de trabajo en conjunto”.
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Destaca que es fundamental que ambos estén dispuestos y de acuerdo con el trabajo propuesto por el terapeuta; si uno de los dos no quiere, no puede darse la terapia de pareja. “A partir de ahí, el mínimo de sesiones es seis. Se inician cada semana, luego cada 15 días y, por último, una vez al mes. Luego dependerá de sus necesidades”, nos dice Sara.
La especialista reafirma que las terapias no tienen solución inmediata, a veces se avanza, pero también se retrocede. Lo importante es tener claro a dónde se quiere llegar, cuánto se quiere restaurar y estar dispuesto a perdonar. Hay que hablar desde el sentir y saber que juzgar y etiquetar no ayuda a generar una nueva conexión entre ellos.
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POR QUÉ NO VAN
Según el criterio de la orientadora familiar estas son algunas de las razones más habituales:
Uno de los dos piensa que no es necesario porque su relación está bien, como todas. Creen que solo se debe acudir al especialista cuando la pareja esta ya por separarse. Sienten vergüenza de que alguien se entere de que están pidiendo ayuda. Es reconocerse débiles y vulnerables. Considerar que la terapia es costosa y no estar dispuestos a hacer esta inversión.
DERIVAR A OTROS ESPECIALISTAS
Esto se da cuando:
Se detectan adicciones, alcohol o drogas. Se descubre algún tipo de trauma o abuso que pueda estar incluso arrastrándolo desde la infancia, situaciones que afecten la psiquis de una de las personas. Cuando se detecta patologías como depresión, ansiedad o trastornos que impliquen el uso de medicación porque ya implica el uso de medicación.
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