El martes 14 de mayo, una llamada les cambió la vida a Doris Giler y Joselo Aguirre. El menor de sus tres hijos, Steven Aguirre, había fallecido por una bala que atravesó su pulmón cuando un grupo de delincuentes intentaban secuestrarlo mientras iba a su trabajo.
Steven tenía 25 años. En julio cumplió 26. Pocos días antes del asesinato, cumplió un año de graduarse como médico. Estaba haciendo su práctica rural en un centro de salud de El Empalme, el mismo lugar donde creció.
Su sueño era viajar a Brasil para estudiar una especialización en cirugía plástica.
"Eramos felices y nunca nos imaginamos vivir esto. Ahora que se nos fue el más pequeño, mi papá y mi mamá se levantan llorando todos los días a las cinco de la mañana. Antes, cada uno dormía en su propia habitación y ahora todos dormimos. . juntos. Prácticamente vivimos el día a día. Estamos destrozados", comenta José Luis, el hermano mayor de Steven.
Esta historia no está aislada. Con el aumento de la ola de violencia en el país, la población ecuatoriana ha sufrido los impactos de estos episodios en su salud mental en el último lustro.
De hecho, un estudio que analiza la salud mental de la población joven (entre 10 y 24 años) en 12 países, muestra que en el caso de Ecuador, la inseguridad es el mayor desafío para la salud mental.
Y, ¿qué pasa si alguien no se siente seguro? Se desencadenan problemas de estrés crónico, aislamiento y ansiedad. Y, todo esto puede conducir a depresión, uso de drogas y suicidio según el informe "Mapeo de Paisajes de la Salud Mental Juvenil" .
En Ecuador, la situación no es alentadora. A cifras como los más de 3 mil jóvenes asesinados por violencia a mano armada durante el 2022, se suman temas como los casos de abuso sexual en los entornos educativos, que desde el 2014 hasta el 2023 se sitúan en más de 11 mil (identificados por el Ministerio de Educación).
Lea también: "Más de 450 niños fueron asesinados en menos de un año en Ecuador: "es el espejo más crudo del sicariato"
El tercero de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), se enfoca en la salud y el bienestar. Allí se señala la necesidad de garantizar una vida sana y promover el bienestar de todos.
Pero las cifras de un estudio realizado por la iniciativa "Being" muestran que eso no se cumple: solo el 67 por ciento de los niños y adolescentes entre ocho y 17 años se siente seguro caminando fuera de sus barrios en Ecuador.
Además, uno de los sitios menos seguros identificados para los niños de estas edades fueron los servicios de transporte público, que son una de las vías de movilización más comunes para llegar a las escuelas.
Lea también: Frente a la ola de violencia, ¿te sientes sobrepasado por las emociones?
En los últimos cinco años, los trastornos de ansiedad representaron más del cinco por ciento de las consultas ambulatorias realizadas a personas jóvenes en el Instituto de Neurociencias de la Junta de Beneficiencia de Guyaquil.
Esto no está muy alejado de la situación emocional del resto de la población. Con la pandemia, los expertos creen que hubo un impacto psíquico (nivel individual) y psicosocial (nivel colectivo) que aumentó con la llegada de las crisis penitenciarias y la ola de inseguridad.
"En varias investigaciones se ha descubierto que las personas no solo sufren por vivir u observar hechos violentos, si no que algo que aumenta el estrés postraumático son las decisiones institucionales. Es decir, nos traumatiza la violencia directa, pero también cómo se deciden las cosas. políticamente", explica Emilio Salao Sterckx, del Instituto de Salud Pública de la PUCE.
Pero dentro de este ambiente de estrés, hay quienes se llevan la peor parte. El experto cree que cuando se pierde a un ser querido de manera violenta, se rompen las nociones del ciclo de la vida.
Es decir, que como sucede de manera sorpresiva, existe el pensamiento de que esa persona aún no debía fallar y eso genera un estrés postraumático a sus más allegados.
Para esto, es recomendable tener un acompañamiento psicológico. ¿El problema? Para acceder a un servicio de salud mental se necesita entre 25 y 30 dólares para una consulta de manera privada.
"Los servicios de atención psicológica del Ministerio de Salud están tan saturados que apenas pueden realizar primeros auxilios psicológicos", detalla el especialista.
En enero del 2023, el Ministerio de Salud Pública anunció un proyecto de fortalecimiento de la Salud Mental al que se le destinó 27 millones de dólares durante cinco años. Pero, de acuerdo con los especialistas, aún falta invertir en esta área.
De hecho, un informe de la Organización Panamericana de la Salud revela que Ecuador gasta nueve veces menos que el resto de países de América Latina para atender la salud mental.
Si bien, una de las metas de los ODS es promover el bienestar, esto no será posible si no se resuelven ciertas necesidades esenciales, como la seguridad. Esto, al final, es una brecha que contrario a mejorar, cada vez empeora.