¿Por qué pese a que asustan, la gente sigue viendo películas de terror? Las personas se exponen voluntaria y repetidamente al miedo y angustia que causa este género cinematográfico, que año a año estrena decenas de películas en los cines del mundo.
Un grupo de científicos recientemente publicó un estudio en el que se explora el consumo de las emociones negativas y determinaron que la exposición a películas de miedo activa el sistema límbico central, encargado de controlar las emociones y la vida afectiva. Los cambios físicos se notan de inmediato: sube la tensión sanguínea, el ritmo cardiaco y el metabolismo.
Sin embargo, hay otro efeto que podría ser considerado estimulante: se disparan los niveles de adrenalina. Esta hormona hace que el ser humano experimente una intensa sensación de bienestar, ya que a su vez se estimula la producción de dopamina, conocida como la hormona de la felicidad.
“Es por ello que las personas que gustan de las películas de terror suelen disfrutar también de otras actividades adrenalínicas, como las atracciones de los parques –al estilo de las montañas rusas– y los deportes y disciplinas de riesgo: paracaidismo, puentismo, etc.”, reseñó el periodista Cristian Vázquez en una columna de El Diario.es.
Así, las películas de terror permiten alcanzar sensaciones y emociones de bienestar de forma económica y en la comodidad del hogar (o del cine), una atmósfera controlada en la que evidentemente es muy poco probable que pase algo peligroso.
TRAUMAS
Otro estudio publicado en el portal Science Daily concluyó que, si bien uno puede experimentar una subida de adrenalina, hay un sector de la población que debe tener cuidado con las películas de terror: los niños y niñas menores de cinco años, ya que en ellos el miedo sí puede causar traumas psicológicos y emocionales que traen como consecuencias pesadillas, insomnio o conductas agresivas.
Existen otros expertos que dicen que los niños son más resistentes y que el desarrollo de un trauma depende de varios factores como el contexto en el que viven, si la película tiene mucha violencia, así como el propio tipo de personalidad del menor.
De todas maneras, Vásquez reseñó que en general hay dos variables que atenúan el efecto de las películas de terror en los niños: que las vean en compañía de otros niños o de adultos (especialmente si se ven tranquilos) o que conversen con sus padres sobre los miedos que le generó la cinta.
En los adultos a veces las películas de terror causan pesadillas, pero es un fenómeno normal en el que intervienen algunas variables como consumo de drogas, estrés, ansiedad, depresión y más.
“Las películas resultan sobre todo un agravante, pero difícilmente constituyen una causa concreta”, escribió el periodista. Lo extraño, eso sí, es que las pesadillas se produzcan en reiteradas ocasiones.
BENEFICIOS
“Fuera de eso, en general no solo no se registran evidencias de que las películas de terror puedan originar traumas u otros problemas, sino todo lo contrario: existen trabajos científicos que señalan que podrían tener beneficios”, dijo.
Es más, un estudio publicado en la revista ‘Horror Studies’ dice que las películas de miedo pueden ayudar a superar traumas del pasado que estarían en nuestro insconsciente. Además, la observación de filmes de terror puede resultar como una especie de entrenamiento para el cerebro, ya que está en constante “amenaza y vigilancia” y así saber cómo se procede en situaciones de riesgo.
Otros expertos han llegado a considerar que este podría ser un futuro tratamiento para el estrés y ansiedad.