Entre el 50% y el 70% de estudiantes latinos y del Caribe, han sido víctimas de acoso escolar, según el informe de UNICEF, “Violencia contra niños, niñas y adolescentes en América Latina y el Caribe 2015-2021”. Este fenómeno es un reflejo de varios factores: la desigualdad social, la violencia intrafamiliar, la homofobia, e incluso la pandemia.
La ONG Bullying Sin Fronteras, muestra en su mapa mundial realizado entre enero del 2021 y febrero 2022, que seis de cada diez niños sufren de algún tipo de acoso y/o ciberacoso todos los días.
Antonio Marín Manrique, experto de la Universidad Internacional de Valencia (VIU), indica que existen seis tipos de acoso que se pueden presentar en las diferentes instituciones:
1. Físico: requiere de contacto físico entre agresores y víctimas, se puede ver en forma de golpes, empujones o palizas.
2. Verbal: el objetivo del victimario es infringir daño psicológico en la víctima. Para ello se recurre a bromas pesadas o denigrantes, insultos, apodos, burlas.
3. Psicológico: se da de forma más sutil, más encubierta, lo que en ocasiones dificulta la identificación. Se manifiesta en forma de manipulaciones, chantajes, intimidación o seguimientos.
4. Social: el victimario trata de excluir o aislar a la víctima del resto de sus iguales para ello puede usar distintas estrategias como no incluirlo en actividades, excluirlos de grupos de mensajería instantánea, o directamente ignorar a la víctima.
5. Sexual: se fundamenta en verbalizaciones o actos de tipo sexual que pueden ir desde referencias vejatorias a la intimidad de la víctima, rumores específicos de índole sexual o actividades como difundir imágenes de la persona desnuda o en el que haya contenido sexual siempre obviamente sin permiso de esta.
6. Cibernético: se produce a través de las nuevas tecnologías, gracias a la facilidad actual del acceso a internet a través de tablets, computadoras, celulares y con ello vierten estos contenidos en redes sociales, chats, etc.
Además, el experto señala que tras la identificación por parte de las instituciones, será fundamental que se sigan las siguientes recomendaciones:
- Trabajar con toda la comunidad educativa con actividades de concienciación y prevención. Incluyendo al equipo docente, alumnado, familiares y personal auxiliar.
- Tareas en el aula que contemplen el trabajo en equipo, bien sea cooperativo o colaborativo asociado a metodologías innovadoras, donde no se den liderazgos competitivos y todo el alumnado participe.
- Mayor inclusión de las familias en los colegios.
- No usar el castigo como primera opción ante un caso. Los estudios muestran que el castigo es contraproducente ante este tipo de violencia.