Cultura

"Vincent debe morir" | El caos de la sociedad actual

El director francés Stéphan Castang se inspiró en cómo la violencia, la ofensa fácil y el conflicto son factores que fácilmente dominan a la sociedad.

lunes, 27 mayo 2024 - 21:56
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Un viaje en hora pico en Metrovía o en algún transporte público puede realmente desquiciar a la persona más paciente. Los impulsos de violencia y confrontación se transmiten en el ambiente como un virus; se nota en el rostro, en las palabras y en las actitudes. Estas postales cotidianas, lamentablemente, son normalizadas y lo común es justificar cualquier acto de violencia como algo obvio y simple.

El director francés Stéphan Castang se inspiró en cómo la violencia, la ofensa fácil y el conflicto son factores que fácilmente dominan a la sociedad. Con estos elementos cotidianos como referencia, ideó la trama de su último filme: ‘Vicent debe morir’, película presentada en el festival de Cannes del año pasado.

La trama gira en torno a Vincent, interpretado por Karim Leklou, quien representa a un trabajador común y corriente de mediana edad quien labora como Diseñador Gráfico. Entre la rutina del trabajo y el estrés, de repente empieza a ser atacado por diversas personas que interactúan con él, de forma aleatoria, sin motivo aparente, no solo recibe ataques de adultos, también de niños y descubre que se desencadenan por contacto visual.

El guion de Mathieu Naert presenta la irrupción de esta ola de violencia irracional como una especie de epidemia muy semejante a las películas de zombies; sin embargo, trata de equilibrar la violencia gratuita con toques de humor negro y de crítica social, a pesar de que en ocasiones no logra cerrar bien las subtramas; es gracias a la correcta dirección de Castang que varios de los imprevistos presentados de manera rápida en la historia motivan al espectador para saber cuál será el destino de Vincent.

La actuación de Karim es convincente, logra plasmar la desesperación, incertidumbre y desolación producto de no saber qué hacer ni cómo sobrevivir a esta locura; sin embargo, es gracias a la interacción con los pocos, pero relevantes personajes que intervienen en la trama, que se robustece su caracterización. En este sentido se destaca el excelente trabajo de Vimala Pons, actriz francesa multifacética que incursiona no solo en la actuación sino también en la composición musical y en el mundo del circo. Pons logra transmitir que realmente está sufriendo todas las desdichas que se presentan en su vida y en su interacción con Vincent.

Otro factor a destacar es el manejo de los escenarios, las acciones transcurren en Francia, en grandes urbes y en las periferias. Con una estética de road movie, la velocidad con la que se prolifera la violencia va de la mano con el creciente caos presentado tanto en la ciudad como en el campo, asentando la idea de que sin importar el lugar, mientras el ser humano esté en cualquiera de estos entornos, la violencia y la rabia prevalecerán.

$!Fotografía de Vincent junto a Margaux, interpretada por Vimala Pons.

La fotografía de Manuel Dacosse juega con tonalidades grises y composiciones desordenadas para afianzar la idea de caos y de no saber qué ocurrirá a los personajes en cada escena. De igual manera, el trabajo de John Kaced en el apartado musical, refuerza la atmósfera de peligrosidad creciente, gracias al uso de sintetizadores y el buen manejo de los silencios para dar paso a efectos sonoros fuertes para impactar al espectador, maximizando el sonido de golpes, explosiones y choques.

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Si bien la trama flaquea en varios puntos vinculados a cómo se originan los conflictos y la manera en la que los protagonistas logran salir ilesos de situaciones de máximo caos; es gracias a los elementos complementarios y el buen hacer del director que la película logra mantener en expectación al público, dando a ratos reminiscencias al estilo del maestro John Carpenter.

Recomiendo darle una oportunidad a ‘Vicent debe morir’, no solo para saber si realmente sobrevive o no, más bien para reflexionar acerca del camino que estamos recorriendo cada día, en el cual la violencia, el insulto y las ofensas son sinónimo de algo normal; esperemos que en algún momento podamos salir de esta espiral de inconsciencia porque de lo contrario es muy probable que esta historia no se quede solo en una simple ficción.

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