“Una niña de 12 años que está poseída por una misteriosa entidad demoníaca, obliga a su madre a buscar la ayuda de dos sacerdotes para salvarla”, esta es la sinopsis de la nueva entrega de ‘El Exorcista’, la cual se promociona como la continuación directa del clásico de 1973 dirigido por William Friedkin.
Usar el nombre de una de las grandes películas de terror de todos los tiempos y atreverse a crear una campaña de marketing en la que se emplean prácticamente todos los elementos icónicos de la original, incluyendo el mítico tema de Mike Oldfield y el regreso de Ellen Burstyn, como Chris MacNeil, la madre de Regan, ponen de manifiesto que, con tal de ganar dinero, no importa que se lastren íconos, lo que más pesa es vender.
No debemos dejarnos llevar por estas farsas, es muy importante reconocer a los malhechores que siguen haciendo todo lo posible por menospreciar importantes legados. No olviden este nombre: David Gordon Green, quien no solo dirige, sino que también está acreditado como guionista de esta herejía. Él se ha vuelto un verdadero experto en explotar tramas de grandes películas y, bajo la fórmula de remakes, “continuaciones” y terribles derivaciones, busca siempre crear un nuevo timo, ya lo hizo con ‘Halloween’; ahora no es la excepción.
En ‘Creyentes’ lo que menos se consigue es justamente creer. La película busca sustos típicos con figuras que salen de la nada, efectos de sonido, oscuridad y tratar de recrear posesiones al estilo de la original. No estamos viendo algo nuevo, rompedor o revolucionario del género, estamos ante un producto de muy baja calidad con una trama que, en lugar de ser un homenaje, cae en fórmulas repetitivas, llegando incluso a aburrir.
Si bien, no son malas las interpretaciones que los nuevos personajes tratan de plasmar, el problema es que no se logran desarrollar de manera apropiada, hay muchos momentos de relleno que no consiguen ningún efecto en el espectador, diálogos planos y muchas secuencias previsibles, todo esto provoca que el visionado de este filme sea algo tedioso, mucho más si caímos en la trampa de que podría tener algo de la original.
Hay otro factor negativo que se ha convertido en una especie de pandemia en muchos géneros, me refiero al efecto Vengadores, esa idea de querer hacer todo más espectacular basándose en reuniones, poderes y similares. Aquí se trata de usar como un condimento muy mal llevado, la frase: "Cada religión, cada cultura, tiene su propio rito de exorcismo. Vamos a necesitarlos todos"; es algo increíble que se pretenda hacernos creer que asistiremos a una reunión de religiones, en el más grande exorcismo de todos los tiempos, para ver cuál es el más efectivo o peor, vendernos que todos son efectivos si somos “creyentes”.
Lo único que puedo rescatar de esta película son las actuaciones de Lidya Jewett y Olivia O'Neill quienes pasan gran parte del tiempo bajo los efectos de la posesión, soportando el maquillaje, posturas incómodas y diversos efectos prácticos, con sus interpretaciones, logran salvar algunos momentos de tensión, a pesar de que varios se pierden por las carencias propias de la trama.
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El regreso de Ellen Burstyn estaba más que claro puesto que en cada avance se la mostraba como elemento fundamental de esta historia; pero, resulta frustrante ver cómo lo que podría haber sido un factor importante, se queda solo en meras intenciones. De igual manera, la “sorpresa” del regreso de Linda Blair como la mítica Regan, estaba más que avisado; sin embargo, el verdadero misterio estaba en conocer el momento en que pasaría y si les cuento la terrible noticia de que esto será igual que las tres partes de Halloween creadas por Mr. Green, nada nos va a salvar de la continuación que está prevista para el 2025. En definitiva, no recomiendo esta herejía de película y, por favor, no olvidemos los nombres de los responsables de este tipo de pésimos productos ya que al igual que las malas secuelas, siempre regresan por más.