Industria del cáñamo se desarrolla en Ecuador
La cadena agroindustrial del cannabis no psicoactivo también conocido como cáñamo está empezando a desarrollarse en Ecuador. El potencial que ofrece este joven commodity genera mucha expectativa a largo plazo.
Como una fuente generadora de plazas de trabajo, ingresos, exportaciones y demás beneficios, es vista la novel industria del cáñamo en Ecuador que, pese a que empezó tarde en relación a sus vecinos Colombia y Perú, existen altas expectativas respecto de su desarrollo.
El potencial que tiene el país, principalmente por sus condiciones geográficas privilegiadas, hizo que las autoridades consideraran al cultivo y procesamiento del cannabis no psicoactivo como un negocio formal con muchas posibilidades; cuyo uso se extiende a la industria alimentaria, textil, composites, cosméticos, entre otros.
El 19 de octubre de 2020, el Ministerio de Agricultura y Ganadería (MAG), expidió el Acuerdo Ministerial No.109, el cual regula la siembra, cosecha, procesamiento, comercialización y exportación de cannabis no psicoactivo o cáñamo para uso industrial, cuya concentración de THC (molécula delta 9 Tetrahidrocannabinol) sea menor al 1 por ciento.
Javier Martínez, subsecretario de Producción Agrícola, explica que, para la elaboración de dicho acuerdo se realizó un estudio de derecho comparativo donde se analizó las normativas de otros países, sobre todo de aquellos que contaban con industrias avanzadas como Uruguay, Canadá, Estados Unidos e Inglaterra, para adaptarlas a la realidad nacional.
De esta manera -resalta el funcionario- el marco normativo ecuatoriano es considerado como uno de los mejores de Latinoamérica, donde se incluyen aspectos como que una sola institución esté a cargo de la emisión y control de las licencias respectivas; el establecimiento de varios tipos de licencias según cada línea de negocio; costos bajos de licencias; tiempo de vigencias de las mismas de 10 años, entre otros.
A la fecha, el MAG ha emitido 110 licencias para el cultivo de cannabis no psicoactivo y 25 para el procesamiento del cáñamo y producción de derivados del mismo. “La licencias para cultivo y para el procesamiento permiten la exportación sin tener que obtener otro tipo de licencia”, añade Martínez.
No obstante, existen varios controles y seguimientos que realiza el Ministerio desde la emisión de permisos hasta la autorización para comercializar el producto. Además, se mantienen coordinaciones con entidades como el Ministerio de Gobierno, Policía Nacional, Ministerio de Salud y ARCSA para el desarrollo formal y adecuado de la industria.
Inversión y desarrollo
Desde el Ministerio de Producción, Comercio Exterior, Inversiones y Pesca (MPCEIP), se indica que para el sector hasta el momento se han aprobado contratos de inversión por alrededor de 40 millones de dólares, sin embargo, la cifra sería mayor considerando aquellas que no han optado por la suscripción de este modelo de acuerdos a través de entes estatales.
Esta Cartera de Estado, forma parte del Clúster del Cáñamo, una iniciativa que agrupa a 45 negocios del sector, junto con la Alianza para el Emprendimiento e Innovación (AEI), la cual busca la exportación de productos y subproductos específicos del cáñamo industrial y medicinal de manera formal, legal y transparente.
En un principio, el ente brindó apoyo para la generación de condiciones que permitan un desarrollo ordenado y formal de una industria nueva; hoy en día, mantiene un rol de articulación con sus miembros y distintos organismos del Estado además de capacitaciones en temas normativos, de mercado y otros.
“Adicionalmente, el MPCEIP a través de las distintas subsecretarías, se encuentra apoyando a la industria en el desarrollo de planes de trabajo para fomentar al sector, asesorías con cooperación internacional para identificar mercados potenciales y productos por perspectiva internacional”, resalta la entidad.
Justamente en tema de exportaciones, hasta el momento se han realizado dos envíos de flor seca a Suiza, mientras que de productos derivados se han comercializado dos cargas de chocolate con CBD a Estados Unidos y una a Francia.
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En la actualidad, existen nueve hectáreas de cultivos de cáñamo a nivel nacional y alrededor de 13 empresas con licencia tipo 5 que se dedican al procesamiento de cannabis no psicoactivo y producción de derivados semi-elaborados. Aunque varias de las licenciatarias han estado los dos últimos años en procesos de importación de material genético, pruebas de adaptación de cultivo, búsqueda de mercados, créditos y educándose sobre la cadena productiva.
Una de las que ya inició su fase de pruebas y desarrollo es la empresa internacional Green & Growth que, en alianza estratégica con Nobis Holding de Inversiones y con el apoyo de LAIHA (Latin American Industrial Hemp Association), anunció su proyecto de cultivo y procesamiento de cáñamo industrial con una inversión de 10 millones de dólares proyectada a tres años.
Jaime Gómez, director ejecutivo de Green & Growth, explica que el objetivo es la producción de compuestos celulósicos (fibras técnicas, nanofibras), para la industria de composites y otros sectores, y de granos para alimento.
“Lo estamos desarrollando en Guayas y Tungurahua (producción y fitomejoramiento respectivamente), y ampliaremos a otras localidades con colaboraciones para investigación”, afirma.
En esta primera etapa se trabaja de 100 a 1.000 hectáreas, con la proyección de expandirlo con inversiones superiores a 25 millones de dólares a partir del año 2025, lo que generará cientos de plazas de empleo.
La compañía considera continuar con este tipo de proyectos, pues se trata de un sector que recién comienza. “En materia de inversión se puede decir que es un commodity joven, por ejemplo, se tiene que avanzar tanto en la expansión nacional e internacional, así como con los sistemas de procesamiento locales o la integración industrial, entre otras”, finaliza Gómez.
La iniciativa busca posicionar al país como una de las economías que se suman a la apuesta global para la producción de materiales y recursos sostenibles.
Entre las bondades del cáñamo está la de ser uno de los mayores recuperadores de suelo, su potencial de captación de carbono es superior al de los cultivos tradicionales y es una de las fibras vegetales más resistentes.
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