El confinamiento, las restricciones de movilidad y la reducción de aforo en los establecimientos, afectaron con mayor impacto al sector de alojamiento y servicios de comida, comparado al resto de actividades económicas.
De acuerdo con el Banco Central del Ecuador, para el segundo trimestre de 2020 esta actividad se contrajo en un 18,3 por ciento respecto al mismo periodo en 2019. Así mismo, el Servicio de Rentas Internas evidenció que el sector estuvo entre los tres segmentos con peor volumen de ventas en el país durante los primeros meses de la pandemia.
Solo en Quito el 40 por ciento de establecimientos cerraron de manera definitiva el año pasado, según estimaciones de la Asociación de Restaurantes de Pichincha. Una situación similar ocurrió en el resto del país.
Los efectos de los cierres definitivos y temporales también lo sintieron el resto de la cadena de valor del sector.
Según SERVEI, unidad de negocio de La Fabril, que atiende al sector HORECA (hoteles, restaurantes y cafeterías), el comportamiento de su cartera de clientes tuvo al menos tres momentos el año pasado.
El primero corresponde al confinamiento total de la población que sofocó al 90 por ciento de sus clientes; el segundo, cuando la medida fue retirada y reactivó al 40 por ciento de los establecimientos; y el tercero, para el cierre de 2020 cuando recuperó al 70 por ciento de su base de clientes.
Guillermo Farfán, jefe de Mercadeo Horeca de SERVEI, indica que ante esta situación se activaron acciones inmediatas para auxiliar a sus clientes.
Para ello se definió una hoja de ruta que partió de la escucha activa para desarrollar un plan completo de capacitaciones en: bioseguridad e higiene, desarrollo de negocio, transformación digital, atención al cliente y gestión de pedidos; también se brindaron brigadas de limpieza con asesorías presenciales.
A ello se sumó, la colaboración de asociaciones gastronómicas, escuelas culinarias, entidades públicas, la empresa privada.
Bajo esta línea de acción, SERVEI pudo incrementar su cobertura de talleres y capacitaciones, llegando al 50 por ciento de negocios de todos los tamaños en el sector, e impactar también a los nuevos emprendedores que vieron en el servicio de comida una oportunidad de generación de ingresos.
Esta estrategia permitió que varios restaurantes y cafeterías se adaptaran al nuevo entorno, y a las necesidades de sus clientes.
La recuperación del sector de alojamiento y comidas es esencial para la economía nacional, pues, en 2019, la actividad aportó con un 2,15 por ciento al PIB, siendo el quinto segmento con mayor participación en el total de empleo del país.