Retomar la ruta del crecimiento a través de la reactivación es la perspectiva de las compañías aseguradoras que operan en nuestro país para el 2021, un año que aún estará marcado por la incertidumbre del COVID-19.
Según las proyecciones, el sector asegurador cerrará el 2020 con una caída de entre el 5 y 6 por ciento de las primas emitidas como consecuencia del impacto de la pandemia en el comercio y en el presupuesto de los hogares.
Sin duda, un indicador negativo, pero que demuestra el buen desempeño de la actividad con relación al comportamiento general de la economía del país que caerá en más del 9 por ciento.
Otro detalle negativo del presente año será la gran disminución, de casi el 80 por ciento, de los resultados acumulados consolidados de las compañías aseguradoras.
“Esta situación causada por la alta mortalidad atendida por los seguros de vida, producto directo e indirecto de la epidemia”, asegura Patricio Salas, secretario ejecutivo de la Federación Ecuatoriana de Empresas de Seguros (FEDESEG).
De acuerdo con datos del Registro Civil, de enero a noviembre del presente año, Ecuador tuvo una mortalidad excedente de 35.000 casos con relación a la media normal. Muchas de esas personas tenían contratado un seguro.
Sin embargo, este escenario ha generado una oportunidad para el sector, pues las personas han entendido la importancia de tener coberturas para proteger la salud y la vida, a fin de brindar estabilidad a la familia ante eventos como una pandemia.
Esto ha creado una mayor necesidad de protección y no solo en el ámbito personal, sino también en las empresas y emprendimientos.
Por ello, explica Salas,
a nivel mundial se espera un incremento en la demanda de seguros de vida y asistencia médica. “Esto va a generar la actualización de los seguros y sus coberturas, para ajustarlos a las expectativas del cliente, con posibilidades que antes no eran posibles de obtener, que hagan más eficiente la inversión en la protección de sus riesgos”, agrega.
Las compañías aseguradoras también han acelerado sus cambios estratégicos que venían planificando, por ejemplo, la transformación digital para la atención a sus clientes y para la comercialización de sus productos.
Esta nueva interacción se fortalecerá para el siguiente año, con el objetivo de brindar un seguro más ágil y eficiente.
Sin embargo, los efectos del COVID-19 aún no han finalizado y eso mantiene la incertidumbre con respecto a lo que sucederá con los siniestros en 2021.
“Así también, hay una reacción general en el mundo de los seguros y reaseguros respecto del costo de ciertas coberturas catastróficas que pudiera subir los precios de algunas protecciones. Eso se verá más adelante y el mercado local actuará con mucha responsabilidad y respeto a nuestros usuarios”, resalta el Secretario Ejecutivo de la FEDESEG.