Sequías, heladas, inundaciones, tornados y huracanes son fenómenos de la naturaleza cada día se vuelven más habituales como consecuencia de las emisiones de dióxido de carbono (CO2) en el planeta, lo cual genera sobre calentamiento de los océanos y aumento de la temperatura.
Justamente para tratar de remediar este impacto se creó el indicador ambiental Huella de Carbono, para que toda organización mida sus emisiones de CO2 y busque acciones para reducirlas o compensarlas.
En Ecuador, las empresas toman mayor conciencia sobre la importancia de este accionar como una visión sostenible de sus operaciones, y vienen trabajando desde años atrás. En el 2014, por ejemplo, Banco Guayaquil implementó su Sistema de Gestión Ambiental y estableció el programa ‘Yo Cuido’ para minimizar las emisiones causadas por sus actividades.
La institución financiera mide su Huella de Carbono tomando como año base el 2013, y hasta el momento ha alcanzado una reducción del 37 por ciento.
“Esta disminución está asociada a los cambios en los sistemas de iluminación, a la introducción de termostatos inteligentes, y a la adquisición de paneles solares, equipos de mayor eficiencia energética, tanto tecnológicos como de climatización”, explica el banco.
Asimismo, ha implementado un software que permite controlar con exactitud el consumo energético de los edificios principales y las agencias remodeladas, con el propósito de monitorear todo e identificar oportunidades de mejora continua.
El programa incluye la sensibilización a sus colaboradores en tema de ahorro de energía y recursos, en manejo de desechos, reciclaje y otros a fin de generar una cultura interna para proteger el medio ambiente.
Gracias a estas medidas, así como a la compensación a través de proyectos de sumideros de carbono en Latinoamérica, Banco Guayaquil obtuvo el año pasado la certificación como Empresa Carbono Neutro a partir de la verificación realizada por INTECO - Instituto de Normas Técnicas de Costa Rica. El objetivo de la institución es seguir estableciendo medidas para reducir los efectos del calentamiento global.
Por el lado industrial, también hay acciones positivas. Un caso es Industria Lojana de Especerías ILE, que cuenta con un programa para identificar y controlar las fuentes de emisiones de CO2 en todas sus operaciones productivas y el consumo de recursos para luego hacer la medición mensual. Por esta razón, la empresa mantiene alrededor de 390 hectáreas de bosques protegidos para realizar la captura de sus emisiones y de esta forma compensar las mismas.
Esta iniciativa se complementa con el plan de reciclaje y el manejo adecuado de los residuos sólidos. “Contamos también con el programa de encadenamiento productivo, con los agricultores asociados a quienes les ofrecemos nuestros residuos orgánicos para la preparación de los abonos y bioles para los cultivos orgánicos especialmente de la línea de aromáticas”, manifiesta Amada Godoy, presidenta de ILE. Así, la empresa da un ejemplo de producción industrial con cuidado ambiental y los objetivos en este ámbito están enfocados a la optimización de recursos y a minimizar las emisiones de CO2.
El Ordeño prioriza el cuidado de las personas y del planeta a través de una economía inclusiva y regenerativa.
El Ordeño también avanza por este camino, priorizando el cuidado de las personas y del planeta a través de una economía inclusiva y regenerativa. La empresa se sumó al Acuerdo Nacional por una Energía Sostenible, iniciativa de Pacto Global de las Naciones Unidas, mediante el cual inició su transición hacia un consumo energético limpio y renovable con la implementación de paneles solares en su planta de producción y la sensibilización sobre el ahorro de energía a sus colaboradores y proveedores.
“Contamos con un generador solar fotovoltaico en la planta industrial en Machachi, en una primera etapa, el sistema de 125kw y más de 350 paneles solares comenzará generando unos 200.000 kwh de energía anuales y evitando la emisión de más de 38.000 kg de CO2 el primer año”, manifiesta Johanna Rosales, jefe de Comunicación Estratégica y Sostenibilidad de El Ordeño.
Además, tiene en marcha un proyecto de Ganadería Climáticamente Inteligente, que permite reducir la emisión de gases en un 30 por ciento y promocionar de buenas prácticas en las zonas de incidencia de la compañía. En esta misma línea de acción, El Ordeño lanzó la marca TRÜ, una nueva generación de alimentos sostenibles que se enfoca en procesos de bajo impacto ambiental, uso de energía renovable, prácticas medioambientales y principios de economía circular.