Los gremios de pesca industrial de Latinoamérica se fijaron la meta de recuperar y reciclar 1.500 toneladas de redes de pesca, tras la firma del acuerdo ‘Segunda Vida’ suscrito entre la Alianza Latinoamericana para la Pesca Sustentable y la Seguridad Alimentaria (ALPESCAS) y BUREO.
El acuerdo se realizó la semana pasada durante la Sexta Reunión de ALPESCAS, entidad que agrupa a los gremios de pesca industrial de Argentina, Uruguay, Brasil, México, Costa Rica, El Salvador, Colombia, Ecuador, Perú y Chile, y busca recolectar y aprovechar redes y aparejos de pesca en desuso, reciclables para generar nuevos productos, aportando a la descontaminación de los mares.
La iniciativa, pionera en su tipo, pretende proteger los océanos de redes fantasmas, reducir la huella de carbono asociado al uso de esta materia prima, generar nuevos productos con valor agregado y aportar a los cumplimientos de los Objetivos de Desarrollo Sostenible de Naciones Unidas (ODS).
Osciel Velásquez, presidente de ALPESCAS destacó la importancia de seguir los principios de economía circular, a fin de cuidar el medioambiente, los recursos pesqueros y el planeta, además expresó que no existe un precedente a nivel mundial de una iniciativa similar, que agrupe a la industria de todo un continente.
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“Hoy la economía circular permite un aprovechamiento integral de los recursos pesqueros, reciclando y reutilizando diversos desechos del proceso para generar nuevos productos, contribuyendo a más negocios, y a la utilización de residuos biológicos y técnicos”, agregó.
A través del Comité de Economía Circular y la buena experiencia en algunos países miembros, las asociaciones y cámaras de pesca de Argentina, Uruguay, Brasil, México, Costa Rica, El Salvador, Colombia, Ecuador, Perú y Chile se comprometen a recuperar redes y aparejos de pesca para su reciclaje, estableciendo como primera meta la recuperación de 1.500 toneladas de redes y aparejos de pesca.
Julio Berdegué, representante Regional para América Latina y el Caribe de la FAO, dio a conocer que el 40% de la población en América Latina y el Caribe, vive en inseguridad alimentaria, lo que es una inmoralidad que ocurra en el siglo 21, y sin la pesca no podrá alcanzarse el objetivo de Hambre Cero.
“Productividad, con sostenibilidad e inclusión social es la ecuación para la pesca en este siglo; si no se resuelve, el futuro será muy incierto. El año pasado en un solo año, 44 millones de personas adicionales se unieron al grupo de quienes viven en inseguridad alimentaria. Ese es el impacto de la pandemia. Ninguna otra región del mundo tuvo un incremento tan grande”, señaló. Tras manifestar su preocupación por la pesca ilegal, invitó a México, Colombia, El Salvador Guatemala y Honduras, a ratificar el Acuerdo sobre las medidas del Estado rector del Puerto que promueve la FAO.
“El 20% de las capturas en el mundo son de pesca ilegal; equivalen a 23 mil millones de dólares, lo que impacta a millones de pescadores que trabajan de manera formal y respetuosa”, recalcó.
Ray Hilborn, profesor de ciencias acuáticas y pesqueras en la Universidad de Washington biólogo marino y científico pesquero, subrayó que la pesca no es la principal amenaza para los océanos; produce alimentos a un costo ambiental mucho menor que la agricultura; solo es necesario gestionarla de manera sustentable.
Aseguró que la protección de los océanos no necesariamente es la eliminación de la pesca, y no se va a lograr cerrando el 30% de los mares como proponen algunas ONG’s en su proyecto 2030. Las áreas marinas protegidas, por ejemplo, no ofrecen protección por el calentamiento global, la acidificación de los océanos, la contaminación por plásticos, ni ofrecen protección a la pesca ilegal.
Asimismo, manifestó que las pesquerías bien gestionadas no cambian mucho los ecosistemas y que es necesario identificar el problema específico y utilizar soluciones área por área. Sabemos hoy para gestionar la pesca de forma sostenible y lo estamos haciendo en gran parte del mundo.