Hace muchos años, cuando Grecia empezó con la tradición de los Juegos Olímpicos, los atletas participaban desnudos. De hecho, esta práctica se acompañaba de una unción con aceite de oliva y se consideraba como el máximo tributo a Zeus, el rey de los dioses; y una forma de reconocer la civilidad y costumbres de la antigua Grecia.
Sin embargo, cuando el barón Pierre de Coubertin decidió retomar los Juegos Olímpicos en 1896, ni siquiera se le cruzó por la cabeza volver al nudismo. Las costumbres y la sociedad habían cambiado demasiado y actualmente la ropa tiene un papel esencial en el rendimiento de los deportistas. Pero, ¿qué pasaría si de repente se eliminaría todo eso?
BENEFICIOS DE LA ROPA
Según el director de proyectos especiales del Centro de Protección y Confort Textil de la Universidad Estatal de Carolina del Norte, Shawn Deaton, en primer lugar, los deportistas tendrían problemas para mantener algunas partes de su anatomía en su lugar y que no resulten molestas a la hora de desempeñar sus disciplinas.
También la ropa ajustada ayuda en términos de dirigir la fuerza de los músculos hacia una zona determinada, donde se necesita más potencia para realizar la tarea en cuestión. Por ejemplo, la profesora de materiales funcionales e ingeniería centrada en los humanos de la Universidad RMIT en Melbourne, Olga Troynikov, señaló a El Tiempo que los cinturones y fibras elásticas ayudan a estabilizar los músculos de los pesistas para que dirijan toda su energía a la tarea que están realizando.
Sin embargo, parece ser en natación donde se ha visualizado con mayor precisión la ventaja de la ropa deportiva. En Pekín 2008, los atletas rompieron el récord mundial 25 veces. 23 de ellos usaban un traje de poliuretano llamado LZR Racer, que redujo la fricción un 24% y comprimió el cuerpo de los nadadores para disminuir la resistencia.
En 2010 este tipo de trajes quedaron prohibidos porque la Federación Internacional de Natación (FINA) determinó que conferían una ventaja injusta a algunos nadadores. Por ello, si ahora los atletas de esta disciplina compitieran desnudos, no habría mucha diferencia.
ZAPATOS
Por otro lado, el calzado definitivamente ayuda a correr y saltar mejor, además de que proporciona protección y seguridad. La ingeniera industrial del Wilson College de Textiles de la Universidad Estatal de Carolina del Norte, Pamela McCauley, recordó que “El pie soporta todo el peso del cuerpo”, por lo que es esencial tener un buen calzado. Para los atletas de vela olímpica, por ejemplo, los zapatos reducen el deslizamiento y les ayudan a mejorar su estabilidad cuando se cuelgan del costado del bote.
ÉTICA
Si los deportistas fueran obligados a participar desnudos, definitivamente muchos se retirarían en protesta. De acuerdo con la profesora honoraria asociada de estudios de género en la Universidad de Sidney, Ruth Barcan, “para las culturas en las que la modestia juega un papel importante, esto simplemente no sería contemplable”.
Además de ello, que los menores de 18 años sean obligados a ir desnudos atentaría contra muchísimas leyes que protegen a los niños y adolescentes. Mientras que en la antigüedad cualquier tipo de relación sexual estaba estrictamente prohibida debido al carácter religioso de los Juegos, hoy el caso sería distinto.
“Hoy en día, se volvería inherentemente sexualizado y muy pornográfico, y eso a su vez se volvería muy depredador”, explicó Sarah Bond, profesora asociada de Historia en la Universidad de Iowa. Por su parte, Barcan argumentó que “Por cada persona que piensa que algo es artístico, noble y glorioso, habrá otros que piensen que es repugnante”.
Asimismo, ni siquiera los atletas más desinhibidos tendrían control sobre lo que los medios y la cultura dicen o hacen sobre sus cuerpos, y definitivamente las mujeres serían mucho más criticadas que los hombres. Por ejemplo, en la final de la Copa Mundial Femenina de 1999, Brandi Chastain se sacó la blusa para celebrar un gol ganador. Esto creó una marea de críticas contra la futbolista, mientras que sus compañeros hombres lo hacen todo el tiempo y nadie les dice nada.
Las críticas, al final, también causarían una gran presión mental en los atletas. "Imagina la tarea de tratar de filtrar un millón de voces que comentan las partes más íntimas de tu cuerpo", recordó Barcan.