De niño Pablo soñaba con Superman y ser astronauta sin saber que algún día iba a desafiar los elementos.
En el colegio era un niño activo, curioso y algo soñador. Le gustaban los deportes como el Hockey y el Volley y brillaba siendo arquero de la selección de fútbol.
Sin que sea una costumbre familiar siempre le atrajeron las motos de cross y desde pequeño las manejaba sin que nadie le haya enseñado.
A los 23 años empezó en correr en motocross y a los 28 se compró su primera moto de pista coronándose campeón nacional.
Fue el principio de una carrera donde casi no hubo derrotas. En motociclismo de velocidad (superbikes), en la categoría de 600 cm3 fue campeón nacional en el 2012, 2013 y el 2015.
Si no hubiera sido por el cierre de las competencias en Yahuarcocha en el 2015 seguramente Pablo hubiera liderado los podios muchos años más.
En búsqueda de adrenalina el quiteño decidió incursionar en el salto base (caída libre desde edificios, antenas, viaductos y terrenos altos), uno de los deportes más extremos del mundo.
Para poder practicar el deporte que había escogido tenía que primero ser paracaidista profesional y lo logró al completar los 350 saltos en paracaídas reglamentarios.
Luego viajó a Estados unidos y practicó el salto base en una academia especializada. Hoy ya ha completado 600 saltos desde los aviones y 350 saltos bases.
SALTAR PARA VIVIR
El quiteño Pablo Santos trabaja en el sector petrolero y bienes y raíces pero el ingeniero comercial de 37 años siempre sintió que la adrenalina era necesaria para su bienestar.
Desde muy temprana edad estuvo vehiculado con los deportes extremos y encontró en el salto base una verdadera pasión hecha profesión.
“En el salto base solo llevas un paracaídas. Se salta de puentes, montañas, edificios o antenas. Para ser saltador base avalado por la federación internacional tienes que haber completado los cuatro saltos (Base es la abreviación en inglés de Building, Antenna, Span y Earth). Soy pionero de esta disciplina en el Ecuador”, acota el deportista.
“En el salto base no hay punto de retorno y si las condiciones no son las mejores no puedes parar. Es un deporte que requiere de mucha destreza y técnica”, explica Pablo que tuvo que hacer trekking, andinismo y estar en muy buenas condiciones físicas tanto cardiovascular, resistencia en piernas y brazos para poder cumplir con los saltos base.
“Paralelamente sigo con el paracaidismo. Fui invitado a Egipto como uno de los mejores paracaidistas del mundo. Éramos 195 y pude representar a mi país realizando cuatro saltos impecables sobre las pirámides de Guiza. Sentí que estábamos volando 17 millones de ecuatorianos”, recuerda el hombre cuyos mejores recuerdos de salto base fueron en el año 2019.
“Representé el Ecuador por primera vez en Italia (Monte Brento, 1 410 metros sobre el nivel del mar) y luego en Noruega (Monte Kjerag). Fue épico e inolvidable.”
Para Pablo el salto base es un estilo de vida, ya no puede proyectarse en la vida sin imaginar volar para conectarse con la naturaleza.
En Quito se había trazado el desafío del saltar del puente Chiche (130 metros) en la Ruta Viva de Quito. Ya lo hizo y lo volverá a hacer una y otra vez. Muchos hombres sueñan con volar, Pablo ya tiene alas...
TRAYECTORIA DEPORTIVA
Bicampeón nacional Superbike 600cc, 2012-2014-2015.
Vicecampeón nacional Superbike 600cc, 2013.
Primer ecuatoriano en representar el país en la disciplina de motovelocidad en campeonato Superbike Perú, tercer lugar, 2014.
Paracaidista profesional avalado por la USPA (United States Parachute Association).
Saltador base élite avalado por la asociación mundial de Salto Base.
Trackingsuit Pilot (piloto en traja de tracking).
Mentalizador del “Grand Diamond Base Jump” en las playas de Tonsupa en Esmeraldas (primer evento de salto base en Ecuador y Latinoamérica, 2019).
Primer ecuatoriano en conquistar el Monte Kjerag en Noruega, escalándolo por más de tres horas para luego descender volando con traje especial, 2019).
Primer ecuatoriano en conquistar el Monte Brento en Italia.