El Mundial de Catar levanta por fin el telón este domingo con el duelo inaugural entre el anfitrión y Ecuador (19h00 locales, 16h00 GMT), aperitivo de una competición que nace marcada por las polémicas.
En el estadio Al Bayt, a unos 50 kilómetros al norte de Doha, comenzará la 22ª edición del Mundial, la primera en un país árabe, poniendo fin a los 4.371 días que han pasado desde que la FIFA eligiera en diciembre de 2010 al emirato como sede del gran torneo.
Más de una década para que el pequeño país se prepare para acoger a 32 selecciones y cientos de miles de aficionados, con ocho estadios de primerísimo nivel, siete de ellos levantados de la nada para la ocasión.
Las personalidades han comenzado a llegar, desde el presidente senegalés Macky Sall al príncipe heredero de Arabia Saudita Mohammed ben Salmane, a una horas de una ceremonia de apertura que mezclará "tradición catarí y cultura universal" y que intentará tener una dimensión propia de los Juegos Olímpicos.
Infantino al contraataque
El Mundial, que en 2018 se repartió por la inmensidad de Rusia y que en 2026 compartirán Estados Unidos, México y Canadá, se jugará en 2022 en un territorio del tamaño de Bélgica, desplazado a noviembre y diciembre después de ser otorgado porque era imposible disputarlo en el verano de la península arábiga (temperaturas de 50 grados, unos 30 este domingo).
Sin importar lo que pase en el césped, Catar-2022 será para siempre una de las Copas del Mundo de la polémica, atacada de frente el sábado por el presidente de la FIFA Gianni Infantino.
Los derechos humanos, el medioambiente, el trato a la comunidad LGBTQ+ y a los trabajadores migrantes han marcado los años de preparación.
"Las críticas por el Mundial son hipócritas. Por lo que los europeos hemos hecho durante los últimos 3.000 años deberíamos estar pidiendo perdón los próximos 3.000 antes de dar lecciones de moral a los otros. Estas lecciones de moral son simplemente hipocresía", dijo Infantino en una durísima alocución de una hora de duración ante 400 periodistas.
Las autoridades del emirato conservador, en el que rige la ley islámica, se han defendido subrayando que mejoraron las condiciones de los trabajadores y se responsabilizaron con el medioambiente, prometiendo "una Copa del Mundo totalmente neutra en carbono".
"Una cortina de humo", señaló Julien Jreissati, director del programa de Greenpeace en el Medio Oriente.
El tratamiento de las personas LGBTQ+ en un país en el que la homosexualidad y las relaciones sexuales fuera del matrimonio están prohibidas también preocupa. Las autoridades aseguran que "todo el mundo será bienvenido".
Será también el Mundial en el que los aficionados no tendrán una cerveza a mano. El viernes se confirmó la prohibición de su venta alrededor de los estadios.
En Catar el alcohol está prohibido salvo algunas excepciones y se podrá conseguir en varios hoteles, restaurantes y en las 'Fan Zones' por no menos de 11 dólares (10,60 euros) la cerveza.
En su discurso Infantino pidió a todos los actores del torneo que "no dividan". "El mundo ya está suficientemente dividido, organizamos una Copa del Mundo, no una guerra, disfruten", añadió.