En la Isla Trinitaria Yecson es “el tío”, “el profe”, el hombre que dedica su vida a los desamparados. Ya no tiene casa, vive y duerme en Trinibox, lugar donde improvisó un cuadrilátero en el 2015. Al pie del puente que une La Perimetral a la Isla Trinitaria, entrena a unos 50 niños desde los 7 hasta los 25 años.
“Si el niño no viene, empieza a faltar, no se concentra, no sigue conmigo. Sé que afuera hay tentaciones pero tienen que ser fuertes. Lo logré, ellos también lo pueden hacer”, explica el hombre cuyo centro de entrenamiento está ubicado en la 'Cooperativa Vencer o Morir' y está en una pugna entre dos pandillas, Los Tiguerones y Los Lobos.
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Yecson Preciado no parece tener 56 años. Es flaco, tiene la mirada luminosa y los brazos musculosos de un boxeador que nunca dejó la práctica. Llegó a la Trinitaria hace más de 30 años y convirtió su casa de caña en un gimnasio para entrenar a los niños de la zona.
“Estaba en segundo grado y dejé la casa porque mi padre me pegaba demasiado. Llegué a Quito, dormía en la calle. Un día me atreví a tocar la puerta de un restaurante por la Santo Domingo: ‘Le ruego darme un plato de comida y si quiere le lavo los platos’, le dije a la dueña del lugar. "Me quedé diez años en su casa", recuerda el hombre que debe su vida a una pareja de quiteños que ya buscaron mejor vida migrando a Alemania.
Mientras Yecson estaba ayudando en el restaurante se dedicaba al boxeo en sus horas libres: “Desde los 12 años boxeé para defenderme. Es un deporte para gente buena. Yo siempre lo hice para no recibir golpes, para protegerme y hacerme respetar”, acota el hombre cuyo primer entrenador fue Luis Chango. “Empecé en la Tola Alta. Fui amateur luego profesional. Mi mejor recuerdo fue cuando peleé con Jauri Mercado en Galápagos. Solo ganábamos 300 dólares por victoria pero lo disfruté mucho”, narra el boxeador que dejó este deporte cuando el boxeo cayó poco a poco en el olvido por falta de seriedad de los organizadores y de la federación.
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Desde inicio del 2024 la Prefectura del Guayas renovó Trinibox y Jecson está agradecido. El “destructor” se siente el guardia de un lugar que genera esperanza en medio del caos de la zona roja de La Trinitaria. Yecson vive en paz, los chicos lo respetan y no le roban. “Mis hijos no me van a hacer daño”, susurra el hombre que entrenó mil de chicos y dio centenares de medallas al país como entrenador.
Su sueño es llegar a ubicar un alumno en los Juegos Olímpicos o que pueda pelear en Las Vegas.
“Tuve muchos alumnos destacados pero una vez que están listos no tenemos para los pasajes, los guantes, la comida (...)”, resalta Yecson quien entrena a dos de las mejores promesas en el pugilismo guayasense: Jampier Hurtado, actual subcampeón sudamericano; y Alan Mina, quien luego de 7 años de ausencia retornó a los cuadriláteros en una competencia internacional, la Copa Navidad de Boxeo en Colombia. A ambos los une la misma historia, vinculada a las malas decisiones y las caídas de sus compañeros, que figuraban como grandes exponentes del boxeo y que ahora están presos, muertos o víctimas de las drogas.
Peleando contra la pobreza y los vicios de la calle, el Profe Yecson está haciendo historia y en el 2018 Valeria Suárez junto con Ernesto Yturral llevaron al cine la película documental que cuenta los inicios y la evolución del proyecto “Trinibox”.
La película “Siguiente Round” –que pueden ver gratuitamente en YouTube- relata el nacimiento de Trinibox a través de su promotor Yecson Preciado y su mayor figura del momento, Anthony ‘La Rata’ Reascos quien entrenó con Yecson desde los 14 años y consiguió logros en Chile y en Estados Unidos. “No sé qué sería de mi vida sin el boxeo, le agradezco a mi familia y al ‘profe’, porque si no estuviera tirando piedras en el Salado, como dicen acá”, confiesa ‘La Rata’ en “Siguiente Round”.
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Pasaron seis años y hoy Anthony Reascos está en la cárcel. Al evocarlo Yecson baja la mirada: “Quisiera que Trinibox pueda tener una planta adicional para que se queden los niños porque cuando se van a su casa no puedo controlar nada”, concluye el profe, héroe anónimo de un Ecuador con un corazón infinito.