Las claves de los resultados y el ¿triunfo? de la Revolución Ciudadana en las Elecciones 2023
El reposicionamiento de la Revolución Ciudadana, que capta las dignidades en las provincias más pobladas; la sorpresiva derrota del Gobierno en la consulta popular y la posibilidad de que el ente a cargo de nombrar autoridades de control conserve esta controversial facultad, y que esté dominado por el correísmo hasta 2027, conforman el nuevo escenario político.
“La sociedad del cansancio consolida el hartazgo respecto a fórmulas que, aunque en términos temporales no son tan viejas, parecieran arrastrar una longevidad insufrible”. Quien escribió esto es Manuel Alcántara, un politólogo español que ha investigado las élites políticas latinoamericanas por años. Precisamente, se refiere a las jóvenes democracias latinoamericanas, que con menos de medio siglo de vigencia, ya se muestran anquilosadas ante las poblaciones.
Esa puede ser una de las explicaciones para los altos niveles de indecisión en las elecciones del primer domingo de febrero. Pero es solamente una cara de la moneda. La otra fueron los electores que vieron en el proceso la oportunidad para oponerse al Gobierno y para volver a los tiempos de la Revolución Ciudadana.
Eran dos procesos electorales (autoridades locales y consejeros de Participación Ciudadana y Control Social) más una consulta con ocho preguntas. Todo indica que hubo un claro ganador: el correísmo, con su líder omnipresente, y un perdedor: el oficialismo. Aquí ofrecemos seis claves para analizar los resultados.
1.- Voto castigo: “La economía, estúpido”
El resultado electoral del 5 de febrero de 2023 se incubó 24 meses antes. Las pistas las publicó el Barómetro de las Américas, LAPOP, en 2022. Vistazo las esbozó, a fines de 2021, en una entrevista con el ecuatoriano Daniel Montalvo, director de Operaciones de Investigación por Muestreo de LAPOP.
Uno de los descubrimientos: la confianza de los ecuatorianos en elecciones está a la baja desde 2014. En 2021, menos de la mitad (41 por ciento) manifestaba confianza en el sistema electoral. La combinación de ambos factores explicaría las razones por las cuales, según LAPOP, Ecuador es el país de la región con mayor porcentaje (65 por ciento) de personas dispuestas a aceptar un régimen que les garantice un ingreso básico y servicios, sin importar si eso pudiera implicar sacrificar las elecciones.
La preferencia de los ecuatorianos por un régimen que garantice un ingreso básico y servicios, por encima de la posibilidad de elegir autoridades, ratificaría un principio que en 1992 delineó el asesor político James Carville, asesor de Bill Clinton. “La economía, estúpido”, sentenció, cuando explicaba las razones del éxito de esa campaña.
En un año y medio de gestión, el Gobierno de Lasso no ha presentado alternativas concretas para resolver problemas económicos que agobian a buena parte de la población. Los candidatos de CREO no aparecían en las papeletas con esta identidad política. La organización postuló a sus aspirantes en alianzas. Esto no solo confundió a los electores, invisibilizó a buena parte de las candidaturas.
2.- La consulta se desinfló en Quito
Invocar el tema de la inseguridad como el leitmotiv de la consulta popular no fue suficiente. Todo indica que en las dos últimas semanas de enero el escenario cambió radicalmente. Al menos en Quito.
En un estudio de opinión al que accedió Vistazo, del último sábado de enero, el 48 por ciento estaba de acuerdo en que la consulta ameritaba estudiar cada tema, para contestar cada pregunta por separado. El 43 por ciento decidía, en cambio, votar No a la consulta en paquete, sin importar el contenido de las ocho preguntas, como una forma de rechazo al gobierno. El nueve por ciento aún no se decidía.
Sin embargo, dos semanas antes, esto es a mediados de enero, el cuadro era muy distinto. El 61 por ciento planeaba votar según los temas de cada pregunta, mientras que el 31 por ciento impulsaba el voto negativo como forma de rechazo al gobierno de Lasso. ¿Qué detonó el cambio de tendencia? Fue precisamente a mediados de enero cuando denuncias sobre supuesta corrupción en empresas públicas, y específicamente, relacionadas al sector eléctrico y energético, salpicaron al entorno presidencial. Independiente del avance, el alcance y el desenlace de la investigación fiscal abierta, el calculado timing de la denuncia pudo haber cambiado la opinión entre los votantes, incidiendo en el resultado de la consulta.
3.- El voto emocional: la esperanza
La estrategia discursiva no fue nueva. El giro narrativo que imprimió la Revolución Ciudadana fue sencillo: “Antes estábamos mejor”. Responde a la estrategia de la fuerza política que gobernó entre 2007 y 2017, implosionó en 2018 y se reagrupa en 2023. Se opone sin confrontar; se muestra como la alternativa. Para ello se vale del recurso de que no cualquier tiempo pasado fue mejor, sino el tiempo pasado en el que esa agrupación gobernaba.
Esta posición unificada y doctrinaria pudo verse al cierre de campaña de los candidatos para la Prefectura del Guayas, Marcela Aguiñaga, y la Alcaldía de Guayaquil, Aquiles Álvarez, las autoridades electas. El acto proselitista llegó hasta el sector Cristo del Consuelo, donde en agosto de 2022 un atentado atribuido al crimen organizado causó cinco víctimas, 16 heridos y la destrucción de varias viviendas. La zona del abandono, como le conocen algunos de sus habitantes, recibió a la caravana que ofrecía esperanza.
A través de una pantalla gigante, el expresidente Rafael Correa llamó a un relevo, luego de 31 años de hegemonía socialcristiana en Guayaquil. En las elecciones del primer domingo de febrero, pronosticó por teleconferencia, “En Guayaquil, en Guayas, se van porque se van”. Con esta frase se apropiaba del eslogan de la candidata a la Prefectura socialcristiana, Susana González, derrotada en urnas, quien ofrecía que “el dragado va porque va”.
4.- De la implosión a la consolidación
En febrero de 2014, cuando se realizaron las elecciones seccionales, los resultados mostraron por primera vez el sabor amargo de la derrota en las urnas para la Revolución Ciudadana. Perdían los candidatos de esa fuerza en las alcaldías de las tres principales ciudades: Quito (Mauricio Rodas ganó con más del 58 por ciento, frente a casi 38 puntos porcentuales del oficialista Augusto Barrera), Guayaquil (Jaime Nebot era reelecto con más del 57 por ciento, frente a 41 por ciento que obtuvo la oficialista Viviana Bonilla) y Cuenca (Marcelo Cabrera, opositor, quien captó el 44 por ciento de la votación frente al 36 por ciento del oficialista Paúl Granda).
“El peor error que podemos cometer es creer que todo está ganado. Qué bueno que nos dieron este sacudón para que sepan que nada todavía es irreversible y ese es el gran desafío de la Revolución”, señaló a la prensa extranjera.
La agrupación política entendía claramente la importancia de asegurar el control político de los gobiernos autónomos descentralizados. Por eso, tras la derrota en urnas en las presidenciales de 2021, el petit comité con su líder en el exterior se planteó la urgencia de captar las alcaldías y las prefecturas de territorios con mayor número de electores, en febrero de 2023.
5.- El peso simbólico de Quito
En 2014, cuando la Revolución Ciudadana perdió la Alcaldía de Quito, el líder de esa agrupación habló de la importancia política de la Capital, cuyo control garantiza en gran medida la gobernabilidad.
Quito es la sede simbólica del poder. La Plaza Grande mira por el occidente hacia el Pichincha y justamente en esta dirección se encuentra la sede del gobierno, el Palacio de Carondelet. Hacia el lado oriental se encuentra la sede del poder municipal, representada en la Alcaldía.
En 2009, el postulante por la Revolución Ciudadana a la Alcaldía de Quito, Augusto Barrera ganó esa elección con más del 50 por ciento de los votos. En 2014 fracasó su pretendida reelección. Irónicamente, análisis de la época mencionaban que la excesiva intrusión de Correa en esa campaña generó la sensación entre los ciudadanos de que Quito se volvería un bastión imbatible del correísmo.
Para 2023, la Revolución Ciudadana apostó por una figura con una imagen tecnocrática, un discurso moderado y un pasado como secretario de Planificación del correísmo. Pabel Muñoz había sido reelegido asambleísta por esa tienda para el período 2021-2025, sin embargo, renunció a la curul para enfrentar la campaña seccional de 2023. Su discurso de campaña evitó el tono de confrontación. Más bien llamó al diálogo a quien piensa distinto, argumentando que no debe ser un enemigo.
Con la reelección de Paola Pabón en la Prefectura, por la misma organización política, el escenario de hegemonía en la provincia y la Capital se asemeja al ocurrido en 2009, cuando el prefecto electo fue Gustavo Baroja y el alcalde fue Barrera. Ambos, afines a la Revolución Ciudadana.
6.- Descifrando la torre de Babel
Entre el mar de candidatos para el Consejo de Participación Ciudadana y Control Social (Cpccs), el elector debía escoger tres mujeres, tres hombres y un representante de nacionalidades, en tres papeletas distintas.
Aunque este organismo debe ser, en teoría, libre de influencia política, en la práctica, la Revolución Ciudadana entronizó como candidatos a figuras que cumplieron funciones a favor de esa organización política. La disciplina y la organización partidaria se encargaron del resto.
El oficialismo daba por sentado que se impondría, en la consulta popular, la tesis favorable a quitar al Cpccs la facultad de llevar los procesos para designar autoridades de control. Sin embargo, ganó el No. En consecuencia, el Cpccs seguiría siendo responsable de esos concursos.
Como los miembros electos se posesionarán en mayo de 2023, aún no es claro si el nuevo cuerpo será el encargado de los concursos para la renovación del Consejo Nacional Electoral y el Tribunal Contencioso Electoral; contralor; defensores público y del pueblo; además del presidente del Consejo de la Judicatura. Otra posibilidad es que de esa designación se preocupen los actuales consejeros, que están encargados de sus funciones, luego de la destitución de los titulares.