¿Qué pasará con el movimiento indígena luego del paro?
Tres fueron las organizaciones que comandaron el paro, aunque Leonidas Iza, de la Conaie, capitalizó nuevamente todo el rédito. Pese a diferencias que son visibles, el movimiento indígena parece seguir unificándose luego de octubre de 2019 y el paro de este año. ¿Logrará Iza llevar una agenda colectiva o terminará imponiendo sus ideas?
"Aquí las tres organizaciones nos hemos mantenido y no hemos estado mirando quién tiene más gente. Estamos haciendo los esfuerzos, compañeros, para mantener la unidad. Pero que quede claro: si la Fenocin no quiere reconocer este triunfo, entonces que quede en vacío...”. Eran las palabras de Leonidas Iza, presidente de la Conaie, contra Gary Espinoza, presidente de la Federación Nacional de Organizaciones Campesinas, Indígenas y Negras (Fenocin), quien en un principio se negó a firmar el acta de acuerdo con el Gobierno para finalizar el paro.
Más allá de la escena, ensayada o imprevista, que logró posicionar a Iza como el líder indiscutible de la movilización y de las demandas indígenas, campesinas y sociales, el hecho demuestra las divisiones que siempre han existido al interior del movimiento. Las agendas de lucha no siempre son las mismas, aunque siempre están cobijadas por las históricas demandas de inequidad. Por eso, no es casual que, desde 1944, hayan aparecido varias organizaciones: la primera fue la Federación Ecuatoriana de Indios (FEI), que luchó por la reforma agraria hasta conseguirla en la década de 1960 y luego pasó a segundo plano. Hoy solo existe como un recuerdo.
Las diferencias también se mostraron esta vez, pues cada quien tiene que responder a sus bases. Tras la última protesta, Iza estaba aparentemente satisfecho con el acuerdo que, principalmente, reducía en 15 centavos de dólar los precios de combustibles y derogaba los decretos 95 y 151 sobre la ampliación de la explotación petrolera y minera. Mientras Gary Espinoza, visiblemente en desacuerdo, pedía que se incluya la moratoria para los agricultores con la banca pública por montos de hasta 10 mil dólares, y quería que la reducción del precio de la gasolina sea de 25 centavos. Aunque al final firmó, el suceso dejó al país en vilo por casi una hora. Esto se explica por una razón fundamental: mientras la Conaie tiene fuerte presencia en la Sierra centro y provincias amazónicas, la Fenocin tiene mayor importancia en la Sierra norte y provincias costeras como Manabí y Esmeraldas, representando mayormente a agricultores, incluso a pequeños productores de camarón. Eso también explica la intensidad del paro en las distintas provincias, pues se sintió más en la Sierra y Amazonia.
Y hay un actor más para entender la complejidad: la tercera organización que participó de las protestas este 2022 es la Federación Ecuatoriana de Indígenas Evangélicos (Feine), que se concentra en la Sierra centro y se disputa adherentes con la Conaie. Los unos son evangélicos y los otros católicos. La diferencia es que, por su formación evangélica, la Feine es una organización más conservadora y menos beligerante, por eso su presidente, el pastor Eustaquio Tuala, tuvo discursos menos fervientes en comparación a Iza y Espinoza.
¿Unión o fragmentación?
Luego de la firma del acuerdo, Leonidas Iza dio un discurso en la Casa del Cultura, en el que llamó a la construcción de una gran agenda, no solo entre las tres organizaciones que lideraron el paro. Dijo también: “Invito a los blancos, mestizos, negros. Hagamos un trazo, un proyecto político que en la verdad transforme. Falta mucho por hacer”. Aclaró que se respetarán las diferencias y autonomías.
Luego de eso, Gary Espinoza manifestó que, si bien el paro fortaleció la unidad de las tres organizaciones, la Fenocin seguirá con su camino de autonomía. Aclaró que no hay ninguna división o disputa con los otros dirigentes, pero dijo que tienen “su propio camino e independencia y responden a otras acciones para fortalecer el movimiento social”.
De todos modos, si hay algún tipo de división, eso se verá después de los 90 días que se dieron de plazo para revisar los puntos del acuerdo con el Gobierno. Eso podría generar discrepancias por quienes acepten y quienes no, dice un integrante del movimiento indígena que prefiere que no se publique su nombre.
En su opinión, es muy difícil que se rompa esta unidad lograda después de las movilizaciones de octubre de 2019 y 2022, pues la resistencia es hacia políticas de derecha. “Contrario han sido las circunstancias con otros gobiernos que se dicen de izquierda, terminan haciendo otra cosa y dividen al movimiento. Como sucedió con Lucio (Gutiérrez) o (Rafael) Correa. Con gobiernos de derecha la resistencia se unifica; basta ver la historia”, explica el dirigente.
De hecho, la Feine y la Fenocin, durante la época correísta fueron organizaciones que lo apoyaron abiertamente, mientras en la Conaie siempre hubo voces divididas. Por ejemplo, Pedro de la Cruz, el tres veces presidente de la Fenocin, pasó a asambleísta de la Revolución Ciudadana en 2009 y luego ocupó otros cargos. Esto hizo que la organización se convierta en casi un apéndice del gobierno. Situación similar ocurrió con la Feine.
Por eso, cuando Gary Espinoza se negó a firmar el acuerdo, hubo voces que lo tacharon de seguir la agenda correísta. “Pero eso es equivocado”, dice Julio Villacreses, militante socialista, excandidato a la vicepresidencia y cercano a los procesos organizativos de la Fenocin. “No se puede negar que todavía quedan rezagos de cuando la Fenocin apoyaba a Correa, pero ahora ellos ya no son mayoría. Gary está tratando de devolverle su identidad al movimiento; es militante socialista y campesino esmeraldeño. No es correísta”, afirma.
Sobre Eustaquio Tuala, también cayeron las sospechas, pues fue candidato a la junta parroquial de Quisapincha en 2014 y, en 2021, ya como presidente de la Feine, se pronunció a favor de la candidatura de Andrés Arauz. Tuala, oriundo de Cotopaxi, de la misma zona que Iza, ha guardado un perfil más bien bajo y conciliador, lo que puede deberse a su formación evangélica.
¿Nació un líder?
Hay quienes ya ven en Leonidas Iza un presidenciable, pues en dos ocasiones ha alcanzado las demandas de su sector: la derogatoria del decreto de subsidios con Lenín Moreno y la reducción, aunque en un mínimo valor, de precios de los combustibles con Guillermo Lasso. Su ubicación en la izquierda podría disputarle votos al correísmo. Sus contrincantes dentro y fuera del movimiento lo tachan como etnocentrista, autoritario y dogmático.
En su libro “Estallido”, escrito junto a los mariateguistas Andrés Tapia y Andrés Madrid, habla del “comunismo indoamericano” y describe que es una ficción pensar que la “izquierda anticapitalista”, que él dice representar, pueda llegar al poder a través de las urnas. Ante las críticas por su pensamiento antisistema, Iza argumenta que una cosa es la teoría y otra cosa la práctica. Los dos paros nacionales que ha liderado han llegado al borde de romper la institucionalidad. No obstante, en la última protesta dijo abiertamente que el objetivo no fue tumbar al Presidente de la República.
¿Lleva Iza una agenda personal? El movimiento indígena dice que en su cultura política solo hay agendas colectivas, pues las decisiones se toman con las bases. Esa es la aparente garantía para que líderes históricos como Lourdes Tibán o Salvador Quishpe, que han cuestionado a Iza, hayan respaldado la paralización y justificado formas que se tornaron violentas. Su argumento son los supuestos infiltrados del correísmo que generaron el caos, a tal punto que Marlon Santi, coordinador de Pachakutik, pidió en rueda de prensa a Rafael Correa: “Retirar a su gente de nuestras filas”. Pero es trabajo de ellos mismos identificar y sacar a los infiltrados que deslegitiman su protesta.
El movimiento también blinda sus filas para no repetir la fallida carrera de Yaku Pérez, que pudo llevar al poder a los indígenas. Hay quienes señalan a Iza como el culpable por no dar su apoyo frontal a Yaku, ya que solo 30 mil votos lo separaron de Guillermo Lasso para pasar a segunda vuelta en las elecciones pasadas. Esta vez no quieren repetir ese error, aunque el premiado sea el culpable del error anterior.
A diferencia de los líderes de la Fenocin y la Feine, Iza ha pulido su imagen desde al menos tres años. Tiene un gran aparato comunicacional desde la Conaie para amplificar sus mensajes, del que las otras organizaciones carecen.
Para unos un terrorista; para otros, un luchador social. Iza empieza a erigirse como los caudillos a quienes solo se puede amar u odiar; sin puntos medios, y eso es lo más peligroso para las democracias.