Por estas razones se puede complicar la venta del avión presidencial Legacy 600
Llegó a Quito el 13 de diciembre de 2008. El hecho de que la Presidencia de la República cuente con un avión “de fábrica” no había sucedido desde que, en 1980, el presidente Jaime Roldós compró un pequeño avión norteamericano Beechcraft cuya vida útil terminó un año después, abruptamente, contra una montaña.
El nuevo, era de la brasileña Embraer que para uso comercial lo denomina EMB-135 pero que configurado de lujo pasa a llamarse Legacy 600. Ecuador compró uno de cada uno. El normal para Petroecuador y el VIP para la Presidencia.
El 2008 fue un año especial para la Fuerza Aérea Ecuatoriana pues salió de compras por el mundo como nunca antes. La mayoría de los cheques se giraron en el Brasil de Lula da Silva y Odebrecht.
Se contrataron 24 aviones de guerra por 280 millones de dólares, 18 jeeps militares por 1,3 millones y un avión presidencial por 30,3 millones. A eso se sumaron, ese mismo año, radares chinos por 70 millones y siete helicópteros Dhruv de la India por 45 millones. Petroecuador pagó aparte por su avión.
COMO PARA SENTIRSE EN LAS NUBES
Cuando Rafael Correa asumió el poder en 2007, los mandatarios tenían a su disposición un viejo Avro que llegó al país en tiempos de Velasco Ibarra y un Sabreliner adquirido por Febres-Cordero en 1986. El primero llegó nuevo, el segundo usado.
Si algo caracterizó a Correa fue el gastar en cualquier parte, menos en Estados Unidos. Y la compra de equipos militares no fue la excepción. Para esos años, Ecuador ya operaba, a través de Tame, aviones de la fábrica Embraer. Esa empresa, cuyo accionista principal era el gobierno de Brasil, además, ya estaba posicionada entre los cinco mayores fabricantes de aviones del mundo.
En 2005, Embraer presentó el Legacy 600 como un jet de lujo. No era otro que uno de sus aviones comerciales más exitosos, convertido en business jet.
La mayor diferencia estructural es un tanque de combustible más grande que le permite volar hasta seis horas.
El gran cambio está en los interiores. Mientras su hermano mayor acomoda a 37 pasajeros, el Legacy solo a 13. Los acabados y lujos incluyen desde madera fina hasta teléfonos satelitales, dos pantallas de alta definición, dos clósets, amplio espacio para maletas, asientos convertibles en cama, conexiones para computadoras y un área de bar.
Un problema técnico es su bajo techo de vuelo, alrededor de 40 mil pies, eso lo limita en el uso de las rutas aéreas. Solo los aviones que superan los 50 mil pies pueden planificar rutas en línea recta y así ganar tiempo. El otro avión presidencial ecuatoriano, el francés Falcon, sí tiene esa capacidad.
Nuestro Legacy tiene también un avanzado sistema de navegación y de alerta temprana de peligros. Esto último se puso a prueba, inesperadamente, el 16 de febrero de 2015 a mediodía sobre el océano Pacífico, al sur de Manabí.
El avión había despegado desde Latacunga con la intención de probar algunos sistemas. Planificó hacer estas pruebas al sur de un área que es restringida solo para aviones militares. A esa misma hora desde Galápagos volaba a Guayaquil un Airbus A320 lleno de pasajeros cuyo piloto pidió permiso para acercarse al límite del área restringida.
“El FAE 051 (Legacy) se acercó al límite máximo de la zona de seguridad. Producto de esto, las dos aeronaves entraron en conflicto y el FAE 051 se vio en la urgencia de invadir un espacio aéreo que en esos momentos estuvo ocupado por otra aeronave”, explica un informe de la Dirección General de Aviación Civil. La tecnología de prevención de colisión salvó a ambos.
MERCADO RESTRINGIDO
Si bien costó 30 millones de dólares, el precio luego de 13 años de vuelo no será el mismo y quizá ni la mitad. Los aviones se deprecian con facilidad. El mercado tendrá la última palabra tras varias consideraciones.
Quien lo compre empezará tomando en cuenta que el modelo Legacy 600 ya fue descontinuado por la Embraer. Hasta 2018 hay registros de que el fabricante entregó 249 aviones. En el mejor año, 2008, se entregaron 36 aviones. Pero en 2018 apenas cuatro. El interés por la aeronave fue en declive. Como avión presidencial se conoce su uso en Ecuador, Panamá y Honduras.
Otro punto para considerar es la demanda de aviones de este tipo en 2021. Durante el primer semestre y como producto de la reactivación del mundo luego de la pandemia, el mercado de aviones jet ejecutivos estuvo movido y con tendencia al alza. La demanda de estos aviones creció porque se multiplicó la necesidad de transportación privada ante el peligro de contagios en los vuelos regulares.
“La primera mitad de 2021 superó cómodamente el mismo período en cualquier año reciente. Desde entonces, ha tomado forma una corrección a la baja que empezó en julio. Esto podría ser el inicio de niveles de transacción más típicos. No es que julio de 2021 fuera malo, solo está más a la par con julio de años anteriores”, escribió para la edición de septiembre de la revista AVBuyer, Brian Foley, experto en el mercado de aviones usados. Si el mercado no se vuelve a agitar, los precios tampoco.
Un buscador de aviones en venta da cuenta que en estos días hay seis Legacy 600 en vitrina. La mayoría no tiene precio etiquetado, pero hay uno en Dubái, de la misma edad del Legacy ecuatoriano, con 3.500 horas de vuelo, que está en 6,5 millones de dólares.
En los últimos nueve meses, nuestro Legacy ha hecho un promedio de 33 vuelos al mes, registrados por FlightRadar24. Si la tendencia se hubiere mantenido desde nuevo, significa que hasta la fecha llevaría cerca de 5.000 aterrizajes.
Es decir que en horas de vuelo estaría casi igual al avión que está en venta en Dubái. Las cifras exactas de horas de vuelo y ciclos no nos fueron suministradas ni en la FAE, ni en el Ministerio de Defensa donde están preparando los informes técnicos, antes de empezar a buscar compradores.
El último vuelo internacional fue con el presidente Lasso a México del 24 al 26 de agosto. Desde allí permaneció en tierra hasta el domingo 19 de septiembre en que fue a Cuenca a recoger al vicepresidente Borrero. ¿Podrá ser vendido?