Leonidas Iza: ¿representante de la unión nacional o del radicalismo?
Hay quienes ven en Leonidas Iza a un radical que quiere implantar el “comunismo indoamericano” por vías no democráticas. Y razones no faltan para eso. El líder indígena tomó protagonismo cuando comandó, junto a Jaime Vargas, el paro de octubre de 2019, que pudo desencadenar la caída del presidente Lenín Moreno. Un año después, publicó el libro “Estallido”, en el que hace un repaso al levantamiento y, prácticamente, dice que es una ficción pensar que la “izquierda anticapitalista”, que él representa, pueda llegar al poder a través de las urnas.
Del otro lado, hay quienes ven en Iza a un líder formado desde las bases, que siente y representa las necesidades del pueblo, y no teme enfrentarse al poder. Razones tampoco faltan para eso. Iza proviene de una élite de dirigentes indígenas en Cotopaxi. Se preparó tempranamente en un grupo juvenil para impartir catequesis en las comunidades y fue ascendiendo hasta presidir el Movimiento Indígena y Campesino de Cotopaxi (MICC).
Con su discurso popular y antisistema se ha posicionado como la renovación generacional al interior del movimiento. Incluso hay quienes lo ven como un potencial candidato a la Presidencia de la República en 2025. Para unos, una especie de mesías; para otros, una amenaza a la institucionalidad democrática. Iza acaba de ser electo como nuevo presidente de la Confederación de Organizaciones Indígenas del Ecuador (Conaie), la agrupación con mayor capacidad de movilización, quizá la única, y que podría convertirse en el principal opositor al gobierno de Guillermo Lasso, toda vez que el correísmo y el resto de partidos están ausentes de figuras representativas. Pero, ¿hasta dónde podrá llegar?
CAMINO FÁCIL
El dirigente no ha ocultado sus ambiciones políticas. En agosto de 2020 terció en las primarias de Pachakutik por la candidatura presidencial. Pero declinó a última hora porque era visible que Yaku Pérez ganaría la elección al interior del movimiento. Prefirió no afrontar esa derrota y mantenerse incólume. Yaku, desde el inicio de la pandemia, desplegó un recorrido de campaña por los territorios indígenas con miras a ser candidato, allanando el camino para su victoria.
Pero Iza se puso como objetivo la presidencia de la Conaie. Y no le fue difícil. Los procesos judiciales en su contra, sumada la inacabada discusión del paro de octubre de 2019, le sirvieron para tener cobertura mediática y mantener su nombre posicionado, para bien o para mal.
“Iza ha tenido la habilidad de mover eso a su favor, así como lo hizo Yaku Pérez, que fue perseguido y encarcelado por el gobierno de Rafael Correa. En Quito y Guayaquil pueden hablar mal del paro por la violencia que se desató y la infiltración de los correístas, pero liderar una manifestación de ese calibre tiene un peso tremendo para las comunidades”, dice un miembro del movimiento que prefie re la reserva.
Ningún otro líder indígena gozaba de su popularidad, en parte, gracias a sus detractores.
De los más de 1.300 delegados de los pueblos y nacionalidades que asistieron al séptimo Congreso de la Conaie, organizado a finales de junio, para elegir a sus nuevos líderes, Iza consiguió 821 votos. Su principal contendora fue María Vicenta Andrade, de 54 años: una lideresa del pueblo Saraguro, quien estuvo en los inicios del proceso organizativo de la Conaie. Cuenta con una amplia formación académica y trayectoria en ONU Mujeres y la Cooperación Alemana GIZ. En ella depositaron su confianza quienes ven en Iza a un radical que podría aliarse en cualquier momento con el correísmo, pero apenas obtuvo 287 votos. En tercer lugar quedó Marco Guatemal, de Imbabura, con 153 respaldos.
LOS LÍMITES DE IZA
Iza se ubica en la “izquierda anticapitalista”, que él dibuja como el ala revolucionaria, y marca diferencia de la “izquierda institucional”, a la que tacha de hacerle juego a la derecha. Al menos así lo refleja en su libro y en algunos comentarios. Precisamente, bajo esta lógica no apoyó la campaña por Yaku Pérez. El respaldo del líder de Cotopaxi habría sumado más de 30 mil votos que le hicieron falta para superar a Guillermo Lasso y pasar a segunda vuelta. Algunos no perdonan a Iza por haber quitado la oportunidad de llegar a poder al movimiento indígena.
Aunque muchos dirigentes critican ese hecho y no comulgan con su ideología, ven en Iza un líder nato que ha hecho un trabajo de hormiga en las bases. Pero alertan que una cosa es lo que piensa y otra será el cómo dirija la organización.
“Las decisiones en la Conaie se toman de manera democrática, donde participan todos los pueblos y nacionalidades indígenas. Aquí no funcionan los caudillismos y no muchos piensan como él. Iza tendrá que someterse a las mayorías”, dice Lourdes Tibán.
Los puntos rojos están claros: el expresidente de la Conaie Jaime Vargas, fue separado por apoyar en segunda vuelta al candidato por el correísmo Andrés Arauz. Una decisión sin consulta a las bases que lo pagó caro. Natalia Sierra, socióloga y catedrática, explica que, si bien el movimiento indígena nació como una organización de lucha anticapitalista y vinculada a movimientos marxistas, la Conaie se consolidó por una propuesta de Estado plurinacional en la que se sumaron otras demandas y opiniones.
“Iza debe comprender eso y entender al Ecuador. Estamos en una realidad diferente en la que no calzan teorías foráneas. La historia es historia, el movimiento indígena rebasa la dicotomía izquierda-derecha”.
Pero a Iza le preocupa la ideología. Precisamente una de sus ofertas es recuperar la “unidad orgánica e indisoluble” entre la Conaie y Pachakutik, que es su brazo político-electoral. El movimiento alcanzó una representación histórica en la Asamblea: 27 curules. Sin embargo, apenas la cuarta parte del bloque representa plenamente a la Conaie, mientras los otros son mestizos o indígenas por fuera del movimiento y en alianzas con otros grupos. El bloque llegó a un acuerdo con el oficialismo para que Guadalupe Llori presida la Asamblea y eso a Iza le incomoda.
Es incierto todavía el apoyo que dará este bloque al gobierno de Lasso, si se mantendrá unido o se fraccionará, puesto que aún no llegan a la Asamblea los proyectos económicos. Cecilia Velasque, subcoordinadora de Pachakutik, dice que se buscará la unidad para llegar a acuerdos que beneficien a las mayorías. “Una radicalización de la oposición no es posible, eso será meditado, dialogado”. Al menos eso desde los asambleístas.
Para el diálogo con el gobierno, el nuevo líder de la Conaie ya puso sobre la mesa sus condiciones: el congelamiento de los precios a los combustibles y el eventual derogamiento de los decretos que retiraron los subsidios. “No es que se quiera imponer algo. Leonidas está diciendo: den una muestra de seriedad política para sentarnos a conversar”, dice Apawki Castro, líder de Comunicación de la Conaie. La alternativa sería la focalización para los sectores campesinos y más desprotegidos, a fin de que no asuman los precios internacionales de la gasolina y el diésel.
Propuestas ya se evalúan al interior del gobierno y del movimiento indígena en el tema de subsidios y focalización. En poco tiempo veremos si hay acuerdos o las calles serán la vía. En el largo tiempo se verá si Iza toma un camino personalista acorde con su definición ideológica o se sujeta a la diversidad de la Conaie.