Cuando militares de Uruguay irrumpieron en la embajada de Venezuela para llevarse a la maestra Elena Quinteros
A finales de junio de 1976, Elena Quinteros, una maestra y militante anarquista detenida y desaparecida durante la dictadura cívico-militar uruguaya, trepó el muro de la embajada de Venezuela en Montevideo, mientras la seguía de cerca un grupo de militares.
Antes de la persecución, Quinteros, quien llevaba aproximadamente dos días capturada por la Fuerza Pública, salió del centro de torturas “300 Carlos” acompañada por varios agentes y, bajo el argumento de que iba a entregar un "contacto", le pidió al conductor que se dirija a las cercanías del edificio diplomático.
Rápidamente, tras apearse, dejó atrás a los uniformados y consiguió ingresar a la embajada venezolana en la capital uruguaya al escalar por un jardín lindero. Al gritar su nombre, profesión y pedir asilo impetuosamente, funcionarios de aquel país corrieron a socorrerla, aún cuando su arribo había sido imprevisto.
No obstante, los militares irrumpieron inmediatamente en el edificio, forcejearon con el cuerpo diplomático y la retuvieron de vuelta. Con una pierna aparentemente rota por resistirse a ser trasladada de vuelta al Volkswagen del que se bajó, Quinteros fue llevada al Batallón de Infantería N.º 13.
Un radiograma de la embajada al Ministerio de Relaciones Exteriores de Venezuela sobre el incidente indicó lo siguiente: "Al oír los gritos espantosos de una mujer pidiendo auxilio, (La Tercera Secretaria Pizani) corrió al balcón y al momento llamó a los compañeros de trabajo".
“Corran que pasa algo, hay una mujer gritando (dijo). De inmediato el personal de la Misión corrió al balcón menos el Consejero Becerra, quien atinó a bajar y vio a un hombre tomando a una mujer por los cabellos la cual gritaba desesperadamente: “Embajador ayúdeme, asíleme, asíleme”.
En el Batallón de Infantería N.º 13, presos políticos aseguraron haber observado a la maestra siendo víctima de torturas. Quinteros nunca volvió a ser vista tras ingresar a aquel recinto militar y su extracción de la embajada fue considerada por Venezuela como un secuestro suscitado en su territorio.
El 5 de julio de 1976, dos días después de que el Consejo de Seguridad Nacional de Uruguay resolvió no entregar a la maestra, quien se presume murió horas después de ser recapturada, en el marco de reclamos por parte del Gobierno de Venezuela por la irrupción en el edificio y la retención de Quinteros, este último dispuso la ruptura de relaciones diplomáticas.
Casi medio siglo después, Latinoamérica se sumió en conmoción por un incidente similar al que involucró a Quinteros y a los funcionarios de la embajada venezolana en Uruguay. En Quito, capital de Ecuador, la Policía de Ecuador asaltó la embajada mexicana para capturar al exvicepresidente Jorge Glas, procesado por presunta malversación de fondos.
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La detención de Glas en la sede diplomática, que fue condenada cinco días después por casi todos los países de la Organización de Estados Americanos (Ecuador votó en contra, El Salvador se abstuvo y México no deliberó), se produjo el pasado viernes cuando sobre él pesaba una orden de prisión preventiva, horas después de que el gobierno de Andrés Manuel López Obrador le concedió asilo político.
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Al igual que en el caso de Quinteros, la extracción del exvicepresidente refugiado en la embajada devino en una ruptura de relaciones diplomáticas entre las naciones involucradas.