Eduardo Bonilla revela cómo nació el proyecto que creó la Ley de Oportunidades
Se vienen afinando desde hace semanas. A fines de agosto, el secretario general de Comunicación de la Presidencia, Eduardo Bonilla, en entrevista con Vistazo anticipó que el código de oportunidades laborales se ajustaba para incluir una reforma tributaria y un nuevo código laboral.
“La idea es generar mayor inversión, a mayor inversión se generan más empresas, y con más empresas se genera más empleo, que es lo que le importa al pueblo ecuatoriano”.
Tiene 41 años. Casado con Natalia Toledo, con tres hijas. Ha dejado su actividad privada en comunicación para asumir este reto en el ámbito público.
Imágenes de la Secretaría General de Comunicación. Esta entrevista fue grabada a fines de agosto de 2021:
“Ver las necesidades enormes, la pobreza que existe en el Ecuador, ciertamente que sensibiliza a cualquiera”. Se interesó por la política desde que estudiaba en el colegio Javier, regentado por los jesuitas. En la universidad participaba en tertulias políticas. De esa época data su amistad con los hoy gobernadores de Guayas (Pablo Arosemena Marriot) y de Manabí (Juan Francisco Núñez).
Por esa relación de amistad, interés por la política y la confluencia de ideas, se acercó al Instituto Ecuatoriano de Economía Política. Entre 2005 y 2006 conoció a Guillermo Lasso.
Ese proyecto impulsaba la formación de jóvenes interesados en ideas, política y el enfoque de erradicar la pobreza. Este germen, llamado proyecto Libertad y que nació en 2009, contaba con el impulso de jóvenes que recorrían el país con Lasso.
Como investigador -es economista y luego se especializó en comunicación y política- él recogía apuntes de las preocupaciones de la gente. “Luego íbamos a la Fundación Ecuador Libre, que era uno de los pilares de este proyecto político y trabajábamos en el plan de Gobierno”.
Los ejes del proyecto, que se fortalecieron desde 2009, son tres: la consolidación de la candidatura de Guillermo Lasso; el programa o plan de gobierno que se basa en los aportes de la fundación Ecuador Libre; y, la creación de la organización política (CREO). Sobre esa base, Lasso se presentó para la elección de 2013. Bonilla fue, en esa ocasión, candidato a la Asamblea.
“Hay muchas anécdotas, una de las cosas que más llamaba la atención era el hacinamiento en el que vivían, y en el que viven actualmente todavía muchas familias ecuatorianas. Ver como 2, 3, 4 familias viven en un espacio muy pequeño”. “Nosotros visitábamos esos hogares y entendíamos la dificultad, no solamente de espacio, y precisamente generada por la falta de empleo y oportunidades. Otra historia que recuerdo era de un señor que nos contaba que no tenía empleo, y que lloraba en la ducha en las noches porque no podía alimentar a su familia, a su esposa, sus niños se morían de hambre y ella hacía sonar las ollas para que ellos pensaran que ella estaba cocinando, que ya les iba a dar de comer y hacía esos ruidos hasta que los niños se quedaran dormidos. Ese tipo de historias nosotros las recogíamos”.
Desde esa época, cuando Lasso aún no era candidato, “todos seguimos esa idea, de salir de nuestros escritorios, de la comunidad, él no quería dedicarse a la política para ser presidente, sino para resolver los problemas”.
En esta apretada génesis, del gobierno del encuentro, “Luchábamos contra corriente, nos decían agoreros del desastre, quizás en política el timing es muy importante”.
“Las ideas colectivistas que se expresaban en el socialismo del siglo XXI ya han tenido los resultados que todos hemos podido comprobar no solo en Ecuador sino en toda la región. Los líderes terminan haciéndose con todos los poderes, terminan infundiendo temor a la población que piensa distinto, se genera corrupción, se genera un estado clientelar donde los ciudadanos se acostumbran a tener que pedirle todo al Estado. Nosotros siempre luchamos contra corriente, la idea fue trabajar en las ideas opuestas para que cuando llegara el momento, como lo es ahora, podamos proponer al país nuevas ideas, ideas de una sociedad abierta, libre y responsable, porque de eso se trata la libertad”.
"Desde el día uno del Gobierno de Guillermo Lasso, la libertad de expresión es respetada. La opinión no puede ser criminalizada": ésta es una de sus prioridades. "Los medios deben tener libertad para contar a los ciudadanos lo que ocurre de bueno o malo en un gobierno; asimismo, los ciudadanos deciden en qué medios confían sin que un Papá Estado les diga cuál es la verdad".