SARAGURO: LA TIERRA DE LOS ÚLTIMOS DESCENDIENTES DE LOS INCAS
La mejor manera de empezar a hablar de Saraguro y su pueblo, es recordando un poco de su historia, y vaya si es extensa y rica. Según las crónicas españolas y la tradición oral de su gente, los saraguros fueron inicialmente pueblo colla, traídos desde Bolivia -del Lago Titicaca para ser precisos- hace varios siglos.
Los primeros saraguros fueron conviviendo con guerreros elite incas, siendo los actuales descendientes de este linaje, y aunque está en debate si la actual ciudad fue fundada por incas o españoles, las ruinas que la rodean y el hecho de que esté asentado a lo largo del Qhapak Ñam (camino inca), corroboran la primera teoría.
LA IGLESIA DE SAN PEDRO DE SARAGURO Y SUS MUÑIDORAS
Ubicada en el centro de la ciudad, la Iglesia de Saraguro es su principal atractivo. Esta hermosa estructura de piedra tomó más de 20 años en erguirse y guarda una verdadera joya en su interior, ya que el Cristo que descansa sobre su altar fue esculpido por el afamado escultor indígena Caspicara en el siglo XVIII.
Pero algo más hace que una visita a Saraguro y su iglesia, sea magnífico, “Las Muñadoras”, este es el nombre que toman las decenas de mujeres que todos los domingos, desde muy temprano, se reúnen a las afueras del templo a “tejer” grandes y coloridos arreglos florales. Estos adornarán el altar durante la misa, esta tradición no solo ocurre en la iglesia central, sino también en varias pequeñas comunidades a los alrededores de la ciudad.
Recuerdo la primera vez que visité Saraguro, fue casualidad que cayó domingo, y mi sorpresa fue encontrar varias mujeres, ancianas en su mayoría, cargando flores de todos los colores, esto hace más de 20 años. Se podría ver la camaradería entre ellas, la mayoría riendo y conversando. Por curiosidad les pregunté, mientras las fotografiaba, ¿qué y por qué estaban haciendo eso? Obviamente pensé que era una fiesta especial. La respuesta fue un simple “es Domingo” y sin distraerse más, siguieron tejiendo.
CASCADAS SAGRADAS
Una visita a Saraguro viene también acompañada de aventura, y esto se puede confirmar al ir a algunas de las cascadas que la rodean. Hay varias, entre ellas, la de la Virgen de Agua Santa, que se encuentra en la comunidad de Oñacapac, esta se ubica a unos 30 minutos de Saraguro, les recomiendo ir atentos a los paisajes y sobretodo a las ovejas y pastores saraguro que las acompañan, es un deleite al fotografiar. Ya en el parqueadero del lugar, la primera cascada está a pocos metros, y aunque no es muy alta, seguro se quedarán varios minutos observándola desde el rústico puente que está frente a esta.
Para los amantes del hiking, les espera al menos una hora de una relajada caminata hasta visitar las dos siguientes cascadas que se encuentran en la ruta.
Otra de las más majestuosas caídas de agua que circundan Saraguro, es el Baño del Inca. Este salto de agua de más de 60 metros de altura, tiene una historia especial: cuentan que el mismo Atahualpa escogió este lugar para bañarse en una de sus visitas a lo que actualmente es Saraguro, en su andar por el Kapak ñam que atravesaba la ciudad, haciendo que la cascada sea nombrada como sagrada.
Esta se encuentra en la comunidad de Ñamarín, a pocos minutos del centro de Saraguro, y luego de unos 20 minutos de caminata, (y prepárense porque es cuesta arriba), se llega a esta hermosa cascada, créanlo que vale la pena la visita.
SUS COLORIDOS MERCADOS Y MURALES
A poco más de una hora de Loja se encuentra esta pintoresca ciudad, habitada en su gran mayoría por indígenas saraguro, es fácil reconocerlos, siempre vestidos de negro y usando pantalones hasta la pantorrilla los hombres y las mujeres ponchos sostenidos por una agujeta de plata llamada “Tupo”.
El negro de su vestimenta, según algunos, es para guardar luto por la muerte de Atahualpa. Sin embargo, lejos del mito, utilizan negro y blanco porque son los colores que da la lana de las ovejas. Esto no significa, que no haya color en sus calles, y sobre todo en las paredes, se sorprenderán al ver decenas de murales pintados con vivos colores, contando historias sobre su cultura.
Si hay algo que les puedo recomendar, es que el día que vayan a Saraguro sea domingo, para observar a las muñidoras y disfrutar de su feria. Textiles, alimentos, utensilios, animales y hasta las vendedoras de “tupos” harán que su visita en domingo, haya valido la pena.
Para llegar a Saraguro hay algunas rutas, ya sea desde Loja o si vienen desde el norte del país, pueden hacerlo a través de Cuenca, les espera un singular paisaje andino. Si vienen de Guayaquil, les recomiendo ir a través de la vía Pasaje-Oña-Saraguro, así podrán admirar el majestuoso desierto de Jubones y las montañas que en época lluviosa se pintan de todas las tonalidades de verde que se puedan imaginar.
Por su historia, tradición, paisajes y gastronomía, Saraguro es un paraíso escondido digno de conocer en su visita al sur del país, y como bien dicta el refrán... “El que no conoce Loja, no conoce mi país”.