Cuyabeno, un tesoro amazónico
"Es una laguna", "queda en el Oriente" o quizás para uno más conocedor “queda cerca de Colombia y es un Parque Nacional con un bosque inundado”, es lo que escucho cada vez que pregunto a alguien, ¿qué sabes de este paraíso escondido? Pero definitivamente Cuyabeno tiene muchísimo más que ofrecer que lagunas con hermosos atardeceres, de hecho, son 14 las que conforman este gigantesco sistema acuífero con más de 600.000 hectáreas.
PUNTO DE PARTIDA
Para llegar a Cuyabeno debes arribar primero a Lago Agrio, que es la ciudad grande más cercana a la reserva, el simple heho de llegar a esta ciudad, cuyo nombre oficial es Nueva Loja, es toda una aventura, no importa desde donde salgas, si de la Costa, la Sierra o desde el mismo Oriente, el recorrido para arribar va a estar siempre acompañado de hermosos paisajes, no hay manera de escapar de la vista de majestuosos volcanes y nevados, como el Chimborazo o Cotopaxi si pasas por la Sierra centro, Tungurahua o Sangay si vienes del sur o del Antisana y Reventador si vienes del norte, siempre habrán un par en la ruta que escojas, y cuando empiezas a descender de los Andes a la selva ecuatoriana, ese paisaje de bosques húmedos en las laderas de las montañas te van a deslumbrar y que luego le darán paso a la planicie de la selva ecuatoriana, donde ya los ríos empiezan a en- sancharse y verse más caudalosos.
Cuando visité Cuyabeno por primera vez, hace 20 años, la información que podías encontrar en esa época en Internet era muy escueta, la única manera de llegar a las lagunas era a la antigua, caminando por la ciudad, buscando alguna agencia que me ofreciera un tour.
De ahí el viaje era en bus de al menos tres a cuatro horas hasta el puente sobre el río Cuyabeno, donde solamente habían un par de cabañas que hacían de restaurantes y una pequeña caseta donde debías registrarte.
Hoy el viaje es más corto, inclusive, si van en carro propio, hay la posibilidad, dependiendo de la ruta que agarres, de cruzar en gabarra el río Aguarico, y así llegar a Tarapoa, ahí sabrás que estarás a menos de 30 minutos del puente.
Ya aquí, las cosas han cambiado en comparación a aquella primera visita, ya hay una estación del Ministerio del Ambiente, donde antes de entrar a la reserva, se recibe una pequeña inducción sobre Cuyabeno. Las cabañas que hacen de restaurantes, siguen ahí, aunque ahora se les unió un pequeño minimarket.
Biodiversidad
Cuyabeno es la segunda área protegida de Ecuador con mayor biodiversidad, después de Yasuní, de hecho, estas dos reservas están ligeramente separadas una de la otra.
Entrar a este lugar es casi como entrar a un cuento, a un lugar que ha permanecido intacto durante miles de años, son dos horas en canoa las que se debe navegar para llegar a uno de los lodges en el cual se alojarán, pero este, no es un simple recorrido en canoa, apenas uno se embarca, no necesita tener mucha suerte para empezar a ver los monos ardilla saltando de un árbol al siguiente que está en la otra orilla, literal vuelan por encima de uno.
Cormoranes, garzas negras, el veloz martín pescador o los ruidosos papagayos, son apenas unas cuantas de las cientos de especies de aves que existen, cerca de 500 para ser un poco más precisos, convirtiendo a Cuyabeno en un paraíso para los birdwatchers.
Entonces el río se va haciendo cada vez más ancho, y luego de navegar por una serie de laberintos en medio de gigantescos árboles, empiezan a aparecer los hoatzines, esta hermosa y colorida ave, nos avisa que nos estamos acercando a las lagunas, sitio donde generalmente habitan, a esta se la conoce localmente también como “pavas hediondas”, deben ese sobrenombre al olor que emanan debido a su alimentación y a su proceso digestivo, pero tranquilos, que solo acercándose demasiado podrían percibirlo y aunque son mansas, se alejan volando torpemente al sentir que uno se acerca en la canoa.
Pero no solo las aves son un atractivo para quien visita Cuyabeno, una considerable cantidad de mamíferos habitan en su territorio: monos, capibaras, nutrias, guantas, son parte de este listado, y si tiene suerte, podrán ver algún tapir cruzando de una orilla a la otra, y no descarten ver de igual manera nadando al escurridizo jaguar.
Pero dentro del agua la vida animal no deja de ser abundante también, no es raro ver saltando ligeramente fuera del agua a los delfines de río, en sus dos versiones: rosado y gris, cientos de especies de peces, como las pirañas, bagres gigantes, los tucunaris y el exótico paiche, considerado el pez de río más grande del mundo, ya que puede llegar a pesar hasta 550 libras y medir tres metros de longitud.
Pero hay otro habitante bajo el agua que es tan o más escurridizo de ver que el mismo jaguar, y es el manatí amazónico, este pacífico animal fue considerado por los primeros expedicionarios en verlos, como una mezcla de hipopótamo y foca.
Diferencias
En Cuyabeno existen dos temporadas considerablemente distintas, la una inicia en septiembre cuando empiezan a escasear las lluvias, en este momento el cauce de los ríos empieza a bajar y dejan de abastecer a las lagunas, y ya para los meses de enero y febrero, se encuentran totalmente secas, es casi como estar en otro lugar que no sea el Cuyabeno de las fotos, se puede caminar en la mitad de éstas y son apenas pequeños riachuelos los que aún le sobreviven.
Esta época tiene su encanto, y no deja de ser tan hermosa como la temporada inundada, los árboles que habitan en la mitad de la laguna, se ven en su totalidad, al haber menos agua, los gigantescos paiches muestran sus lomos rojinegros, es más fácil de divisar caimanes descansando en las playas que se crean, y hablo de decenas de ellos, negros y blancos, y para mi sorpresa, en la noche al navegar por un pequeño río, ocurrió algo que me sorprendió, decenas de peces comenzaron a saltar a la canoa, atraídos por las luces de las linternas que buscan los ojos rojos de los caimanes y el ruido del motor, hay que estar atentos y esquivar tucunaris y peces perro. Los que caen dentro del bote, serán el desayuno del día siguiente.
La otra temporada es la inundada, es en esta época que se llenan totalmente las lagunas, y comieza a entenderse el por qué se llama Bosque inundado, aquí la vida cambia totalmente, pareciera que todo vuelve a la normalidad, los árboles, a los cuales les ha tomado miles de años adaptarse al agua, muestran ligeramente sus copas, el agua sube varios metros su nivel, y al acercarse a estos, se pueden ver cubiertos de orquídeas y bromelias de todo tipo y color, para los amantes de las plantas es un deleite estar en medio de esta selva, que es una de las más importantes en cantidad de especies de plantas en el mundo.
Ya para el final de la tarde, salen las canoas de los lodges que se ubican en Cuyabeno, todos buscan un mismo destino: la “Laguna Grande”, el atardecer aquí debe ser de los más hermosos de la Amazonia ecuatoriana, no solo porque sus aguas toman un color naranja intenso, sino que las siluetas de sus árboles y palmeras, son perfectas para una buena fotografía.
Hogar de cinco etnias
Dentro de Cuyabeno conviven en armonía cinco grupos étnicos de la selva ecuatoriana: shuar, kichwa, cofán, secoya y siona, pero son estos últimos, quienes más cerca de las lagunas viven, y en una visita serán probablemente los que se encargarán de mostrarle, con la mejor de las hospitalidades, su entorno, su cultura, su gastronomía, su cosmovisión, en fin, todo lo que encierra este mítico grupo, que habita en Ecuador y Colombia.
Los siona tienen una relación muy íntima con los secoya, grupo que también vive dentro de la reserva, de hecho comparten el mismo idioma: el paicoca, y como dato curioso tan solo 450 personas lo hablan entre las dos etnias en Ecuador.
Hay dos cosas que son infaltables de hacer en una visita a este prístino lugar junto a los siona: La preparación del casave y una visita a un chamán, para esta última actividad, seguro será uno de los hermanos Piaguaje el que les hará una limpia, estos pertenecen a un extenso linaje de chamanes, de hecho son cuatro los que se dedican a esta actividad, la cual aprendieron estudiando durante muchos años y fue inculcado por un tío de ellos que fue un prestigioso curandero.
El preparar casave es la segunda, esta es una especie de tortilla muy fina hecha a base de yuca, se la cosecha, raya y exprime en una especie de cedazo hecho con fibras vegetales y la harina que queda se cocina inmediatamente en un tiesto de barro sobre leña, y aunque suena muy básico, no tienen idea lo delicioso que es, sobre todo cuando está recién cocinada, recuerdo que lo probé por primera vez en un viaje por la selva con indígenas secoya, los cuales comparten la misma gastronomía que los siona.
En fin, sin duda, una visita a esta fantástica reserva de la Amazonia estará llena de aventuras y sorpresas; animales, plantas, cultura y más serán parte de su recorrido por Cuyabeno, que en la lengua paicoca tiene un significado muy acertado “Río Bondadoso” y vaya que lo es.