La verdad

Editorial

En 2017, la jueza Karen Matamoros sentenció a los nueve miembros de la Comisión Anticorrupción a dos años de cárcel y al pago de 900 mil dólares por indemnización por haber calumniado al contralor Carlos Pólit Faggioni. Pólit negaba que había cometido omisiones en la auditoría de la central hidroeléctrica Manduriacu, como denunciaba dicha Comisión.

Elegidos por organizaciones de la sociedad civil en 2015, los miembros habían analizado otros casos como las irregularidades en la compra de placas por parte de la Agencia Nacional de Tránsito y la sobre valorización de los terrenos para la construcción de la Refinería del Pacífico en El Aromo.

Todos eran hombres y mujeres con una conducta de vida intachable. Entre ellos destacaban tres venerables ancianos: Julio César Trujillo e Isabel Robalino, ambos fallecidos, y Simón Espinosa. Era su presidente Jorge Rodríguez, fallecido también y otros de sus miembros María Arboleda y Germán Rodas. La reacción contra el atropello de Pólit fue general, lo que probablemente incidió para que con una falsa posición magnánima e imitando lo hecho por Rafael Correa al diario El Universo, Pólit opte por no proceder con la ejecución de la sentencia.

No obstante, el tiempo descubre la verdad. Casi una década más tarde en un juicio en una corte de la ciudad de Miami, contra Carlos Pólit se probaron las acusaciones de la Comisión Anticorrupción y además se revivieron otras acusaciones y se descubrieron nuevos sobornos. Un jurado lo declaró culpable de lavado de activos. Entre los testigos en su contra estuvieron exfuncionarios de Odebrecht, compañía a la cual perdonó glosas a cambio de 14 millones de dólares. Dos empresarios ecuatorianos también lo acusaron a él y a otros altos funcionarios del gobierno de Correa de recibir sobornos en contratos de reaseguros y de empresas chinas. Entre los funcionarios receptores de coimas está el exvicepresidente Jorge Glas, sentenciado por la misma causa, pero presentado como una víctima de la política. Sin embargo, quienes nombraron y condecoraron a Pólit en un grado superlativo de cinismo, han negado su cercanía.

Para los budistas hay tres cosas que no se pueden ocultar: el Sol, la Luna y la verdad. Aunque se esconda la verdad en oscuras sombras con paciencia, perseverancia y precisión eventualmente se llega a ella. La condena a Pólit es un justo homenaje a esos guerreros de la Comisión Anticorrupción, que en la era de la mordaza y sin otra espada que sus conciencias, buscaron que el país conozca la verdad que ellos habían descubierto.