Despacito

Simón Espinosa Cordero

Mi odiada Corruputiña: No me provoques, Baby. Me dices desde Bruselas que la CNAC hace ahora solamente trac, trac, trac. Que ya pasó nuestro tiempo. Que Isabelita Robalino ya no te hace nada en Puerto Rico. Me dices desde Caracas que Simón ya no quiere ver bailar tu pelo. Que Julio César Trujillo se ha ido pegando poquito a poquito a un tal Moreno. Que Marcelo Merlo a la Judicatura le ha dado pasito a pasito, suave, suavecito. Y que Jorge Rodríguez ya no pone su sello en tu boca.
 
Me dices desde Bielorrusia que el coronel Alberto Molina ya no sobrepasa tus zonas-peligro. Que Fernando Vega salvaje ya no te pega hasta hacerte olvidar tu apellido.
 
Que Paquito Muñoz Jaramillo ha perdido el ritmo, y desde Miami, el Carlitos Pólit firma en las paredes de tu laberinto. Que María Arboleda ya no te dice cosas al oído.
 
Me dices desde Panamá que Germán Rodas ya no puede darte un beso por más que tanto tiempo lo lleva pensando. Que Ramiro Román a tu corazón ya no le hace bom, bom, bom. Que Bayron Celi ya no hace de todo tu cuerpo un manuscrito. Que Ximena Moreno y Verónica Acosta y Darwin Seraquive, diridiri, diridiri, Daddy.
 
Y que en suma o resta, la CNAC ha llegado a su ocaso y que es un fracaso.
 
Te equivocas, te equivocas, fresco y fragante capullo.
 
La CNAC te dará como el minero a la roca, ja, ja, ja.
 
Poderoso es el mar que bate incansable sus olas contra el oscuro roquedal. Conocemos, corrupción, “tus ojos de reptil con escamas de plata, tu ondular de hetaira, tu sabor amargo de metal oxidado” (JCE). Conocemos tu lava oscura, tus cavernas crueles, tu sed de oro, tu siniestra carcajada bajo el manto del poder. 
 
Cuando Rafael Correa metía miedo y el 95 por ciento de los ecuatorianos bajaba las orejas y metía el rabo entre las piernas, recibimos un mandato del Colectivo Nacional Unitario de Organizaciones Sociales.
 
La Comisión Anticorrupción se puso a trabajar y denunciamos, y probamos y fuimos condenados a la cárcel por maliciosos y temerarios y fuimos perdonados como perdona el amo al perro que le muerde.
 
Cuando llegó la hora de la consulta y el plebiscito, ¿de quién fue la iniciativa de proponerlas? ¿Quién formuló las preguntas de la muerte civil para corruptos con sentencia? ¿Quién sugirió la creación de un Consejo de Participación transitorio con plenos poderes? ¿Quién pidió con los yasunidos el respeto a la biodiversidad del Yasuní? ¿Quién pensó cuatro de las siete preguntas aprobadas por el pueblo?
 
Cuando las papas quemaban dimos al Consejo transitorio cuatro de nuestros miembros, entre ellos a Julio César, El de las Manos Firmes; y Alberto Molina, El Estratega. Y decidimos eclipsarnos.
 
Pero hemos seguido investigando, presentado denuncias y, con Jorge Rodríguez, El Temible, se han creado comisiones anticorrupción en 18 provincias.
 
Y no nos moriremos, mi odiada Corruputiña, porque amamos a la Patria, Nuestra Madre. Y a la madre no se empeña en un Monte de Piedad.