66 días

Roberto Estrada

POR ROBERTO ESTRADA
 
¿Qué se puede hacer durante ese tiempo? Para muchas personas puede resultar un período eterno si están esperando una promoción o un aumento de salario. Mientras para otros, quizás muy corto si es que no desean que llegue un momento insatisfactorio (un examen anual de salud o un nuevo aniversario de la pérdida de un ser querido).
 
Pero más allá de la relatividad del tiempo, que depende del cristal con el que lo miramos, 66 días es el tiempo estimado, que han determinado estudios científicos sobre el comportamiento humano, que toma para una persona desarrollar un nuevo hábito.
 
A simple vista no parece algo muy complicado. Y quizás hasta rompe paradigmas que hemos oído sobre lo complejo que puede resultar construir un nuevo hábito y hacer que sea parte de nuestro comportamiento del día a día. Recordemos por un instante las promesas que hacemos cada fin de año y que abandonamos prontamente mientras transcurre enero.
 
Analicemos las situaciones vividas durante la pandemia, tanto en lo laboral como personal, que de a poco se convirtieron en nuestras nuevas rutinas de manera inconsciente. Algunas personas descubrieron que al no tener que desplazarse a sus oficinas, podían empezar su jornada más temprano y eso los volvía más productivos. Ahora ya es natural para ellos iniciar a las siete de la mañana su trabajo. Otros se acostumbraron a ordenar sus compras revisando una app y haciendo un click desde su hogar. No se ven nunca más visitando un supermercado.
 
Crear nuevas costumbres positivas, que nos ayuden con los cambios que buscamos para ser mejores en cualquier sentido, está al alcance de todos. No volvamos a caer en la falacia de afirmar que las personas no cambian y que cualquier esfuerzo en ese sentido va a ser inútil.
 
El debate entonces no debe centrarse en si el cambio es posible o no, sino en el nivel de constancia y determinación que necesitamos incorporar cuando nos propongamos adquirir un nuevo comportamiento. Después de todo, 66 días no es un tiempo que ninguno no esté en capacidad de invertir.