Un espacio para celebrar a la mujer
La violencia contra la mujer es ubicua en Ecuador. En 2023 hubo 321 femicidios y 2024 va por el mismo camino, con un agravante: las niñas son un blanco más fácil de esa violencia. En los tres primeros meses de 2024, hubo cuatro crímenes atroces. En Riobamba, un policía encargado de investigaciones asfixió a su propia hija y la enterró en una cisterna. En Carchi, un hombre degolló a su pareja y asesinó a dos niñas, que eran hijas de otro compromiso y las sepultó en pozos de agua y en Morona una menor de apenas dos años desapareció y después fue encontrada muerta en una casa, sus padres eran responsables de la muerte. Igualmente, siniestras resultan las denuncias de violaciones cometidas durante un viaje de fin de año, a dos jóvenes estudiantes por parte de sus compañeros de aula, que cometieron su execrable crimen con premeditación, pues pusieron en la bebida de las jóvenes escopolamina. Los agresores huyeron...La impunidad es la madre de la violencia y mientras esto no cambie seguiremos por la misma ruta de destrucción de mujeres, por el simple hecho de su género y la atávica cultura del machismo. Estos hechos tristes que no pueden dejarse en silencio, porque el silencio es olvido.
No obstante, hay también razones para tener esperanza. Por 26 ocasiones, la revista Hogar ha celebrado los logros de las mujeres a través de un evento denominado Mujeres del Año y en 2024, el evento fue especialmente inspirador. Hubo 16 historias de superación, de romper el techo de cristal en áreas exclusivas para hombres, de lograr sueños que parecían imposibles. De ellas me gustaría destacar tres: Geraldina Guerra, una comunicadora que es activista contra el femicidio, creadora de una red de casas de acogida para las víctimas de la violencia. “Ha sido un trabajo doloroso, si, pero luminoso, porque nos inspiran los padres, los hijos y ellos nos dan fuerza”. Igualmente, maravillosa es la actitud y pasión de la presidenta de la Red Nacional de Recicladores de Ecuador, Juan Iza Criollo, quien llevan 53 años, recolectando latas, plásticos, cartones y vidrios. “Me siento orgullosa de mis manos, porque con ellas limpio el mundo” dijo durante la premiación y la de la esmeraldeña Ana Cabezas Bazán, quien no sabe escribir ni leer, pero si hablar y que hoy está a cargo de una casa de acogida para niños de extrema pobreza. La Casa Hogar Campesino fue fundada por la monja Camila Andreatta, ayudó desde hace dos décadas y a quien hace un año en su lecho de muerte prometió continuar con la tarea. “Para hacer el bien, no se necesita ser rico”, dijo.
En una época de guerra interna y externa, de desesperanza, ellas según Rosa Amelia Alvarado, directora de Hogar representan: “El símbolo de la paz que todos anhelamos, son mujeres soñadoras, mujeres sabias, guerreras, decididas y están dejando un legado de fortaleza. Ellas son las que han triunfado luego de ardua y desigual lucha, son mujeres testimonio de perseverancia y fe, las que no admiten lo imposible. Ellas son la paz”. Por ellas, merecemos celebrar este día dedicado a la mujer.