Una paz impuesta jamás perdura en el tiempo
El mundo ha despertado con un nuevo -parece ya eterno- estallido de violencia, la franja de Gaza volverá arder y las fuerzas de seguridad de Israel que en esta ocasión fueron sorprendidas por un ataque de Hamás en su suelo propio, se preparan para lo que seguro será una masiva contraofensiva a lo que el primer ministro Benjamín Netanyahu declaró ya como una guerra, justo al cumplirse y conmemorarse 50 años de la recordada guerra del Yom Kippur.
Las semanas pasadas el mundo, casi de manera inerte, también contemplaba asombro cómo el estrecho de Nagorno Karabaj volvía a ser noticia, no mucho más de 50.000 Armenios han huido despavoridos de sus casas ya que esta zona nuevamente fue tomada por la fuerza por las tropas del gobierno de Azerbaiyán. Armenia ha acusado ante la ONU que se trata de un acto de limpieza étnica, pero el mundo, y tal vez en particular occidente al tener ya un frente muy abierto con la agresión rusa a Ucrania, ha relegado este conflicto a un segundo plano, este último una guerra abierta y todavía sin vicio alguno de paz, que ha cobrado la vida de cerca de 100.000 personas.
En el África, ya van 7 golpes de estado en tan solo 3 años. Níger se acaba de sumar a Gabón y Burkina Faso, todas ex colonias francesas que han sido tomadas por juntas militares, hoy destilan y exponen su odio y rencor en contra de su ex potencia colonial y que ahora, ante la negativa de ser reconocidos sus nuevos gobiernos por una comunidad internacional, han regresado a ver a Rusia como nuevo aliado estratégico. Putin por supuesto mira con agrado el lograr ser nuevamente disruptivo para occidente, esta vez en suelo africano, pero además con la determinación del poder hacerse de todos los minerales que allí se encuentran; muy probablemente para los africanos esto significará nada más que cambiar de potencia colonial, por ende dudo llegue la ansiada paz.
Podría con pena seguir argumentando con más casos bien documentados este comentario, Siria, Libia, Sudán o nuevamente los Balcanes con sus aún latentes tensiones étnicas entre Serbia y Kosovo por ejemplo. Creo, sin embargo, que el panorama debe estar claro, la paz no llega por la imposición sino por el diálogo y la negociación. Ecuador y Perú son buenos ejemplos de aquello, de cuando se nos quiso imponer un acuerdo a cuando se firmó una paz fruto de un esfuerzo serio y trabajo conjunto de negociación.
Estoy convencido de que los seres humanos no cumplimos porque se nos imponga una ley, cumplimos porque lo consideramos justo, de lo contrario haremos todo lo que esté a nuestro alcance por no obedecer. Creo esto es parte inherente a nuestra naturaleza humana. Por ello mi convencimiento de que jamás habrá paz entre Israel y Palestina si no se entiende que el primero tiene todo el derecho a defenderse y el segundo a existir como Estado. Uno no firma la paz con sus amigos y por eso la necesidad de obligarnos a revisar la historia para dejar de seguir cometiendo los mismos errores del pasado.