"No hay mal que dure 100 años": El renacimiento de Venezuela

Esteban Santos

Han sido casi 25 años, en donde los libros de historia deberán recordar cómo se pierde y lo mucho que cuesta recuperar a un país. Hablamos de un régimen que inicialmente se debe reconocer contó con un gran apoyo popular, porque se presentó como agente del cambio a través de un militar que venía de realizar un fracasado golpe de estado y pagó una condena de cárcel por aquello, Hugo Chávez Frías, el que logró unir a la Venezuela desigual, la que soñaba con ser también parte de la bonanza del petróleo en un país donde la corrupción y el estatus quo prohibieron que funcionara el ascensor social.

Primero vino el encanto, porque se crearon muchos programas sociales destinados a los más pobres, que fueron financiados gracias al boom petrolero de comienzos de los 2000, el país con las reservas probadas de crudo más grande del planeta contó con los suficientes recursos para el despilfarro, para la compra de conciencias y para que continúe la corrupción ahora en nuevas manos y con un nuevo fin, cambiar los estamentos del estado en aras de peregrinarse en el poder.

Se hicieron de las armas, controlando al ejército y a la policía, luego se acalló a la prensa libre, finalmente se cambiaron a los jueces y se inmovilizó a toda oposición política. Pero las conciencias estaban compradas, los petrodólares sumaban apoyos internacionales y el carismático líder seguía gozando las mieles de su popularidad.

El comienzo de la larga agonía empezó con la muerte de Chávez, su sucesor un ex chofer de bus que fue nombrado Canciller logró a través del miedo, la violencia y el clientelismo populista, enquistarse y coaptar todos los restantes poderes de un estado, que impotente sucumbió en la quiebra, lo que ocasionó miseria y uno de los exilios más grandes de la historia, casi 8 millones de sus connacionales o el 25% de su población, se vio en la obligación de tener que abandonar a su país.

25 años después, los venezolanos y su oposición política aprendieron finalmente la lección. En el 2013 le robaron la presidencia a Enrique Capriles, en 2015 arrestaron a Leopoldo López y en 2018 no se presentó ningún candidato opositor a la elección, incluso Juan Guaidó llegó a ser reconocido como Presidente por más de 60 países, pero jamás gobernó. Hoy, pese a que sigue el mismo libreto para consagrar un fraude, inhabilitar a candidatos, sacar a militares y policías a las calles a perseguir y encarcelar a opositores, cerrar y bloquear a todo medio de comunicación libre y por supuesto, controlar al CNE, la suerte está echada para un dictador y su modelo de socialismo del siglo XXI, que pasará a la historia como el peor cáncer del país.

En memoria de los más de 10.000 ejecutados extraoficialmente, de todos los presos políticos y de todas esas familias destrozadas por estos tiranos y sus séquitos que desesperados no saben cómo más aferrarse al poder, celebraré por todo lo alto que este 28 de julio de 2024, en el natalicio de Chávez sea la fecha en donde finalmente se lo enterrará y los hermanos venezolanos volverán a tener un país. ¡Fuerza Venezuela!