Brasil: ¿entre la espada y la pared?
El próximo 30 de octubre de 2022, el país más grande de Sudamérica, con más de 212 millones de habitantes, se juega su destino político, las opciones no pueden ser más extrapoladas, literalmente el agua y el aceite con dos contendores que representan los dos polos más extremos de una sociedad que parecería estar cada día más dividida y polarizada.
La extrema derecha con el radicalismo ultraconservador de Jair Bolsonaro. La extrema izquierda del socialismo del siglo XXI con el expresidente Luis Ignacio Lula Da Silva, sentenciado por corrupción -y luego anulada su sentencia por vicios de procedimiento-, por el tristemente y célebre caso de Lava Jato, el escándalo de corruptela más grande en la historia reciente de ese país. La duda nos queda sobre si este escenario es el mejor que pudo ofrecer este paradisiaco país a través de su clase política a sus mandantes, pero en todo caso, la suerte está echada y el destino de quien asumirá las riendas como comandante en jefe hasta el 2026 recaerá sobre uno de estos dos personajes.
“La restauración conservadora” o “el antimperialismo progresista”, epítetos y calificativos no han faltado a la hora encasillar, sin embargo, sí rescato como algo poco prudente la actitud de algunos presidentes de la región (todos de izquierda) que sin ninguna visión de estadistas se apresuraron ya a felicitar a Lula por su triunfo en primera vuelta, siendo este el caso de México, Colombia, Argentina, Bolivia o los regímenes de Cuba o Venezuela, por lo que si gana Bolsonaro, tendrán ya ganados un impasse de política exterior. Pero si gana Lula, toda la región sudamericana, con excepción del Ecuador, Paraguay y el Uruguay estarán gobernados por un presidente de izquierda o izquierda radical, lo que dependiendo del prisma con el que se lo quiera ver con lo radicalizado de las posturas, o queda esperanza o prepárense para un nuevo Armagedón.
En lo personal destaco el miedo en caso de perder Bolsonaro, de que este no reconozca los resultados como ya lo ha vaticinado varias veces, argumentando -sin presentar prueba alguna-, algún posible fraude electoral y que al más puro estilo de Donald Trump quiera pretender perennizarse a la fuerza en el poder.
En juego también está el futuro de la selva amazónica, el principal pulmón de la humanidad, que ha venido siendo arrasada indiscriminadamente a un ritmo de casi un país del tamaño de Portugal en este último mandato. Por último, creo le será mucho más difícil a Lula gobernar, porque el legislativo estará integrado predominantemente por conservadores, muchos de ellos férreos opositores de Lula y del partido de los trabajadores, destaco por ejemplo al ex juez Moro, quien lo condenó a cárcel y que hoy será senador en el próximo hemiciclo.
Sea quien gane, la titánica labor de unir a un país dividido deberá ser la prioridad, estamos hablando de un país que tiene el tamaño de un continente y en donde hasta ahora por lo ajustado del resultado, todo puede suceder.