Las sanciones a la luz del derecho internacional

Esteban Santos
Los agentes se paran frente a un avión que, según las autoridades, pertenece al presidente venezolano, Nicolás Maduro, en el Aeropuerto Ejecutivo de Fort Lauderdale en Fort Lauderdale, Florida, EE. UU., 02 de septiembre de 2024.

*OPINIÓN

Por Esteban Santos, abogado internacionalista

Que un estado congele unilateralmente bienes soberanos de un segundo país, sin que haya existido un proceso judicial internacional previo o siquiera derecho de contradicción de este último, a todas luces se presenta como un acto antijurídico e ilegal, que debería ser declarado y señalado como tal, pero claro todo esto en un mundo ideal.

Septiembre de 2024 comenzó justamente con una noticia que pone esta definición en entredicho, ya que es lo que literalmente acaba de hacer el gobierno de los Estados Unidos de Norteamérica en contra del dictador venezolano Nicolás Maduro, al confiscarle su avión presidencial, con el agregado y como corolario de la historia, dentro del territorio de un tercer país, en la República Dominicana.

Entonces, si el derecho versa sobre la pureza y respeto de la norma jurídica y más aún en el derecho internacional que tiene como fin último, mantener el equilibrio y paz entre las naciones: ¿por qué entonces se podría hacer una defensa a favor de lo realizado de parte de los norteamericanos con la anuencia de los dominicanos en contra de los venezolanos?.

Desmitifiquemos y aclaremos, primero: esta acción por mucho que Maduro y sus séquitos intentarán presentarla como una agresión directa en contra de Venezuela, en realidad no la es, porque Maduro es un dictador que se encuentra enquistado en el poder y hace cualquier cosa menos representar al pueblo venezolano. Segundo: porque todo estado signatario de la carta de las Naciones Unidas tiene la obligación internacional de actuar cuando existen flagrantes violaciones a los derechos humanos, como es el caso; y tercero: por realpolitik, porque los Estados Unidos siguen siendo la primera potencia económica y militar del mundo y sin más se lo pueden permitir.

En el caso de los dominicanos en lo personal considero que su razonamiento para participar directamente de este hecho no tuvo mayor complicación, siempre será mejor estar en la órbita de cooperación directa con el poder hegemónico del “Tío Sam” por mucho que la cúpula socialista revolucionaria despotrique en contra.

Presento mi apuesta y estoy seguro que si bien saldrán otras dictaduras como la cubana o la nicaragüense a protestar, lo acontecido corresponde a un hecho consumado del cual los aplausos de una gran parte de la comunidad internacional serán los que prevalezcan, ya que si bien reitero desde lo jurídico es un hecho muy cuestionado que de ocurrir a la inversa en contra de los Estados Unidos seguro sería tomado por ellos como un casus belli, al tratarse de una acción realizada en contra de un régimen tiránico, despótico y sin ningún tipo de legitimidad, es una acción afirmativa que termina por cementar las propias palabras de los portavoces que fueron consultados, finalmente: “nadie está por encima de las sanciones norteamericanas”.