LA VACA AZUL: cómo los pensamientos generan nuestra actitud
No conozco a nadie que quiera, consciente y voluntariamente, sufrir. El estado de la sociedad es neurótico y de mucho sufrimiento, es un tema que nos preocupa y nos concierne a todos. Esta columna está dedicada a las personas que no necesitan sufrir más.
¿Qué puedes transformar? ¿Qué debes aceptar? Es importante abrir la mente y conocerla. Borja Vilaseca, en su conferencia “El fin del sufrimiento” nos da claves para comprender por qué sufrimos. La causa de tus perturbaciones no tiene nada que ver con lo que te sucede, no tiene que ver con las personas que te rodean, no tiene que ver con lo que piensas acerca de lo que te pasa, de lo que te sucede, la causa de tu sufrimiento tiene que ver con creerte, apegarte, engancharte al pensamiento acerca de lo que pasa. Rompes tu relación, sales de tu trabajo, en sí mismo, eso no genera sufrimiento, lo que genera sufrimiento es el pensamiento que generas sobre él. Solamente sufrimos cuando nos creemos uno de estos pensamientos.
La mayoría de personas no están interesadas en mirarse hacia adentro, en ser conscientes de quienes realmente son, están listas a encontrar culpables permanentemente. Podemos ir más allá de la mente si realmente la observamos.
Vamos a hacer un pequeño ejercicio, cierra los ojos y piensa en una vaca de color azul.
Ahora, piensa en una vaca de cualquier otro color, menos azul. Lo que se te viene a la mente es la vaca de color azul. Es inevitable, hay está la vaca azul. De igual manera si nos concentramos en un pensamiento que nos hace sufrir, se va a aparecer como la vaca azul a pesar de que no la queramos pensar. Nosotros no somos la mente, somos la conciencia que es capaz de observar los pensamientos. Estamos identificados con el pensamiento y lo importante es vernos desde afuera. Esto requiere que te observes desde afuera y veas cuánta importancia y cuánto sufrimiento estás invirtiendo en un asunto.
El sufrimiento se presenta cuando no aceptas lo que es, te rebelas, te molestas, te frustras, no aceptas. Lo único real es el aquí y el ahora, este momento. Si eres capaz de aceptar, de comprender que la realidad es lo que hay, erradicas el sufrimiento.
La mayoría de cosas de las cuales nos angustiamos, no suceden. Por tanto, debemos llegar al punto de observar la mente y darnos cuenta de que todo el sufrimiento está en nuestros pensamientos. Es complejo comprenderlo, pero es sanador. Nadie tiene el poder de hacerte daño sin tu consentimiento.
Debemos entrenar nuestra propia mente y lograr que sea una fábrica de creación de historias, que sean historias que nos hagan bien. Que sean historias que sumen a nuestra vida.