Samanta Mora, la reportera de la comunidad
Es guayaquileña, barcelonista y definitivamente, muy madrugadora. Se levanta a las 4 de la mañana para ir al canal, luego presenta el noticiero y, a las 9 a.m., sale a la calle a buscar historias. Conocer personas e intentar ayudarlas a través del periodismo es lo que la motiva a diario; así como ser madre, conciliar estos dos roles es un desafío, pero tener ese reto la hace sentirse llena de valentía y fortaleza.
Además del periodismo le gustaría trabajar en un proyecto de empoderamiento femenino, pues le interesa que las mujeres trabajen su amor propio y se sientan bien con ellas mismas.
Cuéntanos de tus inicios en la televisión: Desde mi adolescencia estuve involucrada en el mundo de la TV empecé con programas de entretenimiento y espectáculos en transmisión de señal UHF. Fui presentadora en el programa oficial de BSC, se llamaba El Ídolo; fue una linda experiencia incursionar en el deporte y conocer más al equipo de mi ciudad. Luego llegué a Ecuavisa Internacional para el programa Desde Casa, una revista familiar para nuestros compatriotas que viven afuera.
Después llegó la propuesta de Ecuavisa Nacional para entrar al mundo de las noticias. Entré en el año 2011 como reportera de Gente, segmento de espectáculos de Televistazo. Estaba muy emocionada de ser parte de uno de los canales más prestigiosos del país. Yo acompañaba a mi familia a ver las noticias mientras almorzábamos y ahora ser parte de este era fabuloso.
¿Qué desafíos te trajo la transición de entretenimiento al noticiero? Ya cumplí 11 años fuera de Gente. La transición fue un reto enorme, porque tenía que cambiar de fuentes, hablar de otros temas... Pero lo más lindo ha sido darle espacio a la conexión con la comunidad y construir una relación con los televidentes de todo el país mediante la emisión sabatina de Televistazo. Yo manejo temas judiciales para comunidad. Contar cada una de esas historias es un desafío.
Alguna anécdota que nos puedas compartir de este proceso... En el camino he encontrado todo tipo de historias, una más dolorosa que otra. También hay relatos que inspiran y otros que te motivan a querer aportar tu granito de arena a quienes te dan su confianza y cariño. Aún en Guayaquil hay mujeres que tienen miedo a arreglarse, maquillarse, a verse bien, por el famoso “qué dirán”.
En los barrios encuentro que no lo hacen porque hay quienes las juzgan o las acusan de infieles. Eso lo noté en una cobertura de mujeres que estaban realizando talleres de emprendimiento para generar ingresos y ellas rápidamente se quitaban el maquillaje antes de volver a casa.
¿Qué aprendizajes te da el oficio periodístico, especialmente en la calle? El cariño de la gente se refleja en cada cobertura. Cuando visito un barrio junto con mi camarógrafo, Marcelo Castañeda, la comunidad nos regala un pan, se esmeran por darnos atención, nos abren las puertas para contarnos sus problemas en un ejercicio de confianza, lo hacen porque saben que nos interesa traer una respuesta de las autoridades, una solución.
Eso también aplica a la vida, hay que salir de la burbuja individual para preocuparse por el que está a tu lado, un "¿cómo estás?" real -no de esos de rutina- marca el inicio del camino hacia una solución. Más empatía.
Hablemos de tu vida personal. Cuéntanos de tus hijos, de tu estilo de vida... Tengo a Amelia de 17 años y a Juan Diego de 7. Hace cinco años hice cambios en mis hábitos de salud, como hacer ejercicio y alimentarme mejor, siendo consciente de lo que consumo y lo que ofrezco a mi familia. También he inculcado hábitos deportivos a mis hijos: Juan Diego entrena jiu-jitsu y mi hija y yo hacemos funcional con pesas.
Eres madre soltera. ¿Es algo de lo que te gusta hablar? No es pecado ser madre soltera; ¡lo soy! Es una muestra de valentía y fortaleza. Creo que el valor no depende de un estado civil, sino del amor y la dedicación que brindamos a nuestros hijos. Ellos me inspiran a luchar cada mañana y a salir adelante juntos...
Tengo una hija adolescente y un niño pequeño es el mayor reto ahora, porque debes estar a la altura de los dos, que tienen necesidades distintas.
¿Cómo equilibras tu carrera con el rol de madre? Con ayuda: mi mamá es pieza clave para lograrlo. Es una verdadera bendición contar con ella, y la organización es fundamental.
¿Qué le dirías a nuestras lectoras que tienen los mismos desafíos que tú tienes? No estás sola. Los niños se vuelven un apoyo, van creciendo en responsabilidades también. Al ser madre soltera no dejas de ser una persona con sueños: puedes alcanzarlos.
¿Qué hobbies tienes? Me gusta ser una mujer fuerte. Me encanta levantar pesas en el gym. También disfruto los viajes. ¡Los amo!
¿Cómo cuidas tu mente, tus emociones y tu cuerpo? Una de mis máximas es: “lo que das, recibes”. Me gusta el reiki, mis viajes, los libros... Es importante ir por la vida sumando y todo fluirá. Hay un Dios que nos ama rebeldes... Y la mayor rebeldía en este mundo tan loco es aceptar esto.
Además del periodismo, ¿tienes proyectos en paralelo? Quiero ser asesora de imagen y experta en color para ayudar a otras mujeres soñadoras. Me gustaría trabajar en un proyecto de empoderamiento femenino; es una muestra de amor propio verse y sentirse bien. Las mujeres deben romper con ese tabú, somos libres.