Renata Salem: “Yo vivo de las huellas que dejo”
Apenas nos encontramos para tomarnos un café Renata nos cuenta que el día anterior había sido muy importante. Tuvo que despedirse de su personaje, Fiorella, y tras grabar su última escena no pudo contener las lágrimas de despedida. Esta joven, de 27 años, vive sus emociones a flor de piel, quizás eso fue lo que la llevó desde pequeña a escribir sus pensamientos y, en el 2019, publicar su primer libro de poemas y relatos llamado “Hiedra sobre las rosas”.
Escritora, comunicadora, modelo y actriz, Renata nos habla de cómo desde muy pequeña las palabras de su padre, quien le dijo: “la belleza de una mujer puede ser su mejor amiga o su peor enemiga”, siempre la han acompañado, y ante esas palabras ella tomó la decisión de que la belleza sería su mejor amiga.
Y es que la niña bonita, quien se destacó en los estudios, cuando entró en la adolescencia siguió el camino del modelaje, una profesión que le permitió tener cierta independencia económica y le abrió las puertas a vivir en otros países y seguir más de un camino.
Para ella la escritura y la actuación son dos aspectos que le permiten ser menos estricta consigo misma y dejar de autoimponerse una perfección que señala es algo que exige la sociedad. “El arte me permite tocar esta parte de mí que es humana y que permite cometer errores, salí de esta jaula en la que estaba atrapada”, asegura.
El modelaje, su método de escape
Ella aún se dedica al modelaje y nos cuenta que siempre vio esta profesión desde una perspectiva positiva. “Mientras algunas personas lo ven desde el punto de vista del ego, desde el quiero ser bonita, quiero que la gente me vea como una mujer bonita y quiero vivir de eso; yo lo vi como un método de escape desde el principio. Me dio solvencia económica y eso me permitió estudiar, ir a otros países, conocer otras culturas. Entonces cuando le cambias el concepto a algo, lo tomas de una manera totalmente diferente”, explica.
Fue la promesa que le hizo a su mamá, a los 22 años, de que culminaría su carrera lo que la llevó a estudiar Comunicación Social en la Universidad UTEL de México. También realizaría sus estudios de actuación en ese país, en Casazul y de redacción creativa en el Centro de Cultura Casa Lamm.
Fue a los 18 años, en un casting en Ecuavisa en el que dijeron “no”, que nació su mayor aliciente. “Me dijeron ‘muy bonita y todo, pero no sabes actuar, eres pésima’”. Para ella esto fue refrescante. “Qué rico que es que te digan que no, habiendo tenido una vida en la que todo era sí, porque tengo que aceptarlo, soy una mujer que tiene privilegios y se llaman los privilegios de la belleza, y lamentablemente en Latinoamérica es así, te tratan como te ven y no debe ser así, porque le estás dando privilegios a alguien que tal vez no lo merece... Y para mí fue bonito que me dijeran que no porque me entró un hambre colosal de que me dijeran que sí”.
Eso la llevó a hacer todo lo posible hasta que esa persona que un día le había dicho que no, le abriera las puertas. Y fue esa misma persona, Lucho Aguirre, quien la dirigió en su último proyecto, quien le dijo “has crecido flaca, la verdad es que aprendiste, hiciste lo que tenías que hacer, regresaste después del tiempo que tuviste que tomarte y ahora lo lograste”.
“La Triniti” y “Tres familias” fueron proyectos donde dio sus pininos, pero fue en “Sí se puede” donde ella admite que actuó formalmente, pero no sería hasta ahora, con su personaje de Fiorella, que tendría esa sensación de crecimiento profesional en esta carrera.
Un camino de hiedra
Sin embargo, la travesía no fue fácil, pues vivir sola en otro país y en el mundo del modelaje le dejó un gran aprendizaje. “El dinero fácil y el tiempo libre son las peores drogas del mundo”, nos dice Renata quien mantuvo sus valores en alto en una industria que puede verse corrompida.
Esta fuerte mujer quiere dejar un mensaje a las niñas que se dejan deslumbrar por el mundo de la belleza: “No quiero que ellas piensen que es fácil o qué fue de la noche a la mañana, hay muchas cosas que tendrán que sacrificar, y van a tener que llorar... No por tener una cara bonita vas a tener lo que tú quieras siempre, porque así no funciona el mundo... Las tentaciones siempre te van a querer llevar, pero qué va a pasar al final del día, te vas a acostar en tu cama y ¿qué va a estar lleno? ¿tu bolsillo, tu armario, tu closet o va a estar lleno tu corazón? Entonces vivo de las huellas que dejó, vivo de las personas que logró inspirar, eso es lo que a mí me alimenta”.
Ella nos comenta que el modelaje fue una catapulta para llegar a actuar en México y cuando ya veía una gran oportunidad, había firmado un contrato y estaba tomando clases de acento neutro en Televisa, sufrió un accidente que rompería su sueño de ese momento. Se cayó de las escaleras y se rompió el brazo, eso la trajo nuevamente a Ecuador para una operación y cuando quiso regresar y retomar desde donde lo había dejado, las puertas de Televisa ya se habían cerrado para ella.
“Yo vivo de las huellas que dejo, vivo de las personas que logro inspirar, eso es lo que a mí me alimenta”.
Del dolor surgirían las rosas
Este instante la sumergió en una gran tristeza, por eso decidió asumir un contrato de varios meses para modelar en la India, allí empezaría su tiempo de sanación y su momento de abrir los ojos ante la realidad de pobreza monetaria, pero riqueza espiritual que se podía ver en otras personas. “Me di cuenta que había sido muy caprichosa... ¿cómo ellos pueden ser tan felices teniendo nada y yo simplemente me estoy quejando porque no se dieron las cosas como quería? Y ahí entendí que tengo que nadar con la corriente, y un amigo que tengo en India llamado Amir, me dijo ‘Renata, tú no puedes cortar el monte que tienes detrás, tienes que cortar el monte que tienes al frente para ir haciendo tu camino’ y es verdad”.
Tras este período ella volvió a Ecuador y para ese momento ya había escrito varios de sus relatos y poemas, y fue su novio, quien ella admite es su gran “porrista” quien le dijo “publica tu libro”, y así lo hizo. “Yo escribí `Hiedra sobre las rosas´ en un momento muy oscuro de mi vida, tengo depresión clínica y no sabía que era depresiva”, nos comenta y nos asegura que fue de ese dolor que salió la nostalgia que se transformó en letras.
Para el 2020 llegaría la oportunidad de desarrollarse en el ámbito de la comunicación con el programa de radio “Tu voz”, que realizaría junto a sus amigas Camila Gamboa y Natalie Quiñonez, quienes también tenían cosas que contar. El programa tuvo gran acogida y eso lo llevó a tener un formato televisivo en Vito TV, allí Renata también podría trabajar en noticias, se prepararía nuevamente en México para aprender técnicas de televisión, pero antes de que se cumpliese este nuevo rol el destino la llevaría una vez más al Canal del Cerro, donde volvería a la actuación.
Nuevos comienzos
Ahora está muy enamorada y totalmente enfocada en cuidar su mente y su cuerpo, pues tuvo que afrontar un nuevo procedimiento médico, esta vez en su pierna, y actualmente se encuentra en la preparación de su segundo libro de historias que dejan un aprendizaje.
Además, admite que la actuación y el personaje que estuvo interpretando fueron su rescate, “Yo estaba muerta de miedo por muchas cosas, tenía muchas inseguridades, no me sentía capaz, pero Fiorella sí era capaz y era una parte que estuvo dentro de mí todo este tiempo”, nos expresa Renata, quien cuenta que esto la salvó, y hoy más que nunca señala que está a la búsqueda de nuevas oportunidades, por lo que no se cierra a tener que volver a migrar para cumplir nuevas metas.
Descubriendo a Renata
- Cómo te defines: Soy como un camaleón, una persona muy versátil, muy leal, a mí me criaron en base al amor y creo que doy eso, soy totalmente amorosa.
- Técnica de actuación: La técnica de Meisner.
- La escritura: Es mi mejor forma de expresarme, hasta para enamorar.
- La persona más importante: Mi mamá, ella fue mi escultora, es como mi manager, es la persona que me está esperando en casa y es el ser más importante.
- Tu corazón: Mi novio es el único hombre que me ha hecho mejor mujer. Él me hizo subir como la espuma, es mi refugio.
- Planes a futuro: Quiero seguir actuando, quiero un protagónico, seguir escribiendo y que me lean niñas, viajar y sentarme con desconocidos y escuchar sus historias...
- Un libro: “Los cuatro acuerdos” un libro de sabiduría tolteca que es una guía.
- La salud mental: Es la habilidad de poder moldear el barro antes que se endurezca.
- El amor de tu vida: Mi abuela, porque ella fue el núcleo de nuestra familia.