Johana Suárez nominada al Global Teacher Prize, el premio educativo más grande del mundo

Nicole Cáceres Báez
La maestra Lucila Johana en una de las aulas para niños no videntes.

“Invito a los maestros a educar desde los ojos del alma, a aportar con un granito de arena en la educación integral de los estudiantes con discapacidad, desde la vocación, la preparación y sobre todo el poder servir con bondad", Lucila Johana.

La profesora Lucila Johana Suárez, reconocida como la mejor docente del Ecuador por su trabajo “Educando desde los ojos del alma”, ha sido nominada al Global Teacher Prize, el premio educativo más grande del mundo, también conocido como el “Nobel de la Educación”.

Es un galardón internacional otorgado por la Fundación Varkey a un educador innovador y comprometido que haya tenido un impacto inspirador en su alumnado y en su comunidad.​​​ La riobambeña es directora y maestra en Unidad Educativa Especializada Dr. Luis Benavides Benavides para personas no videntes.

Lucila Johana con un alumno leyendo en braille.

El premio es de 1 millón de dólares, que se otorga a un maestro excepcional que haya hecho una contribución destacada a su profesión. El mismo que sirve para subrayar la importancia de los educadores y el hecho de que, en todo el mundo, sus esfuerzos merecen ser reconocidos y celebrados.

Además, busca reconocer los impactos de los mejores maestros, no solo en sus alumnos sino también en las comunidades que los rodean. Cada año, se anuncian 50 finalistas, una preselección adicional de 10 y luego se anunciará un ganador en noviembre de 2023.

Lucila Johana dando terapias físicas a los alumnos de la Unidad Educativa Especializada Dr. Luis Benavides.

CONOCE LA HISTORIA DE LUCILA JOHANA

Es fisioterapista de profesión, pero educadora por vocación. La riobambeña, de 31 años, encontró su labor de vida con los niños, niñas y adolescentes cuando llegó, en el 2014, a la Unidad Educativa Especializada Dr. Luis Benavides para personas con discapacidad visual.

Compartiendo con los pequeños, se dio cuenta que cuando terminaban el séptimo de básica, último nivel que podían cursar en el establecimiento, los niños eran relegados a pasar sus días en las casas, sin continuar educándose o con rehabilitaciones. Desde aquel momento y siguiendo ese don heredado por su madre, se puso a la tarea con el proyecto “Educando desde los ojos del alma”, que consiste en la investigación, desarrollo y adaptación de los niveles de estudio de secundaria y bachillerato para que sus alumnos con discapacidad puedan continuar formándose integralmente y adquiriendo habilidades que los convertirán en adultos autónomos.

Gracias a este proyecto, la docente pudo graduar a su primera promoción de estudiantes en este 2022, y ser reconocida en el concurso de excelencia educativa como “Mejor Docente del Ecuador”, por la Fundación Fidal. “Invito a los maestros a educar desde los ojos del alma, a aportar con un granito de arena en la educación integral de los estudiantes con discapacidad, desde la vocación, la preparación y sobre todo el poder servir con bondad. Los niños deben tener acceso a programas educativos que se adapten a sus realidades, en lugar de ser forzados a adaptarse a un programa estandarizado. Yo seguiré trabajando con constancia, empoderando por que mis escolares sea los más autónomos posibles y entes productivos para la patria”.