Estefi Espín: “Emilia llegó a poner el freno al acelerador de la locura de mis días”
Cuando empezó la pandemia Estefi estaba fuera del país por temas médicos de la familia de su esposo. Regresó el día del cierre del aeropuerto sin saber que estaba embarazada de su primera hija.
En marzo del 2020 Estefi alcanzó a llegar a Guayaquil el último día antes del cierre del aeropuerto. Le tocó hacer cuarentena lejos de los niños. Sospechaba que podía estar embarazada, pero en plena pandemia decidió no hacer ningún examen. “Cuando pude por fin ir a ver a mi doctor me dijo que tenía tres meses de embarazo”, cuenta la mamá de Felipe y Joaquín.
El 10 de noviembre pasado nació Emilia. “Con la llegada de mi primera hija sigo queriendo controlarlo todo, pero ahora sé que no controlo nada”, asegura la joven mamá de 35 años. A la salida del set del noticiero matutino que presenta desde hace 15 años pudimos conversar con Estefi sobre la maternidad, la nueva normalidad y lo que significa ser periodista en tiempos de pandemia.
Tener una hija después de 2 varones, ¿es una bendición, una sorpresa, un descubrimiento?
Una bendición, tenía ilusión de la niña, había pasado por tres embarazos de hombres. Tomás, el primero que vivió solo en vientre, Felipe ahora de cinco años, y Joaquín de tres. Cuando me dijo el médico que ya podía saber el sexo, mi primera reacción fue decirle que no me lo diga, que quería que esté super seguro, que por favor esperemos más tiempo (risas) me dijo que estaba más claro que el agua, mi esposo pidió que nos diga, y ¡era mujer! Mi respuesta fue pedirle que "vea bien", que si estaba seguro, que me haga otro examen, (me lo hizo) no me lo creía, hasta ahora, no me lo creo (risas) fue una de las noticias más bonitas.
¿Qué tu hija haya nacido en plena pandemia tiene un significado especial para ti?
Será un recuerdo para siempre. Primero porque cuando supe que estaba embarazada no podía ir a ningún chequeo médico, estábamos en marzo-abril 2020, los peores meses de la pandemia. Y cuando nació pudo entrar el papá al momento del parto, pero nadie más en el hospital por esos días, pero decía que será un recuerdo para siempre por lo que significó para el mundo esta pandemia.
¿Ser periodista, mamá, esposa en este momento tan complejo cambió el orden de tus prioridades?
Emilia llegó a poner el freno al acelerador de la locura de nuestros días con mis dos primeros hijos. Con ella todo entra en pausa, a caminar, a pasar lento (risas).
¿En algún momento pensaste dejar tu profesión?
Lo más fácil para la mujer podría ser renunciar, no renunciar al trabajo sino a los sueños... pero a veces renunciamos por nuestras sobrexigencias y la sobrexigencia enferma, la eficiencia no. Una mente sana es una mente de preferencias, no de exigencias.
¿Qué te enseñó el virus?
El virus fue una cachetada a la soberbia del hombre, por creernos CEOs del mundo, de la naturaleza. El hombre que se pensó dueño de su propia vida, que sintió que solo podría trabajar su supervivencia, se encontró con un signo pare, para obligarse a permanecer quieto hasta reconocer que no es dueño de nada, que no controla nada, que todo esto es prestado, y que en lugar de comerse unos con otros, mejor nos agarramos de las manos para salir juntos.
¿La llegada de Emilia reformuló tu manera de ser mamá?
Definitivamente. Comprendí que los niños necesitan roles y los padres hemos dejado de ser modelos. Falta presencia normativa y trabajar en valores, pero sobre todo presencia. ¡Estar! En la era de la hiperinformación y el culto a la velocidad el mundo nos trae tan ocupados que no da tiempo a voltear la mirada a lo básico, lo importante, lo duradero, lo que SOMOS. Emilia llegó en una pandemia que nos recordó eso.
¿Cuéntame cómo es Emilia, qué se disfruta de una niña después de criar a dos niños?
¡La verdad que Emilia llegó con empaque de paz! No llora, no se queja, es de lo más tranquila, comelona, risueña... ¿qué te puedo decir? Nada que haya vivido con mis dos primeros hijos (risas) con ellos tuve que reinventarme, buscar donde no sabía que podía encontrar dosis de paciencia, y aprender en cada caída. Me rodeé de expertas, psicólogas, sobre todo con el primero, necesitaba aprender a gestionar mis emociones para gestionar las de él. Así nació “Crecer”, un programa que publico en mis redes sociales para ayudar a padres en la formación y educación de nuestros hijos; reprogramar nuestro sistema de creencias.
¿Cómo sentirse realizada y feliz con un trabajo exigente y tres hijos que esperan todo de ti?
En un mundo dual creemos que siempre estamos obligados a escoger, ¿soy periodista o soy mamá? ¿trabajo o ama de casa? ¿soy fuerte o soy débil? ¿buena mamá o mala mamá? Pero la realidad es que coexistimos en esa dualidad, soy periodista, mamá de tres, trabajadora, ama de casa, a veces fuerte a veces no me quedan fuerzas, a veces acierto y mil veces me equivoco, creo que las mujeres nos hacemos mucho daño cuando desde la sobre exigencia pensamos que no podemos ser lo uno sin lo otro. Y quizás el haber tenido que vivir esas polaridades desde muy chiquita me obligó a buscar fórmulas para coexistir conmigo misma. Llevo 15 años haciendo periodismo político, conociendo el poder político casa adentro, rodeada de personas mayores a mí, en su mayoría hombres, políticos, gobernantes, líderes de opinión, viendo las películas que se repiten y caminando en puntillas para interpretarlo. Me tomo este oficio muy en serio, soy perfeccionista, estudio sin pausa. Contacto Directo no deja espacio para errores o improvisaciones, aunque pasan pero cuando llego a mi casa soy una mamá, joven (risas), con 3 niños pequeños aprendiendo a jugar “beyblade” e intentando enfocar a solo ese presente.
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